Un peligroso hongo «hipervirulento» amenaza con convertirse en una nueva crisis sanitaria mundial
Un equipo de expertos en microbiología chinos ha identificado una novedosa especie de levadura fúngica que podría representar una grave amenaza para la salud pública mundial, en medio de la constante evolución del panorama de enfermedades infecciosas. El hallazgo, publicado en la revista científica «Nature Microbiology», se centra en el Rhodosporidiobolus fluvialis, un hongo patógeno detectado en muestras clínicas de pacientes hospitalizados. Según los expertos, este descubrimiento ha abierto una «caja de Pandora» de preocupantes posibilidades.
En el vasto y diverso reino de los hongos, la mayoría desempeñan funciones fundamentales en los ecosistemas. Sin embargo, algunas especies oportunistas acechan, aprovechando los puntos débiles de sus huéspedes. En los ajetreados hospitales de China, dos pacientes desconectados en diferentes ciudades, sin saberlo, albergaban en sus cuerpos a uno de estos enemigos silenciosos: un hongo hasta ahora poco conocido, el Rhodosporidiobolus fluvialis, se había infiltrado en ellos.
Este descubrimiento se produjo tras analizar 27.100 muestras fúngicas recolectadas de pacientes en 96 hospitales chinos entre 2009 y 2019. De ellas, R. fluvialis fue la única especie que no se había asociado previamente a infecciones humanas. Un descubrimiento que pone de manifiesto la necesidad de reforzar la vigilancia y preparación ante la posible aparición de amenazas microbianas desconocidas, a medida que el cambio climático altera los equilibrios ecológicos.
Este hongo, perteneciente a un grupo conocido por su notoria resistencia a los tratamientos antifúngicos habituales, como el fluconazol y la caspofungina, atrajo la atención de los científicos por su potencial de mutación rápida y desarrollo de resistencias. Investigaciones en profundidad revelaron que puede sufrir una transformación de su forma habitual de levadura a una más agresiva, especialmente en ambientes cálidos o cuando infecta a mamíferos como ratones de laboratorio. Esta adaptación a una forma más invasiva amplifica su capacidad de invadir y proliferar en los tejidos biológicos, aumentando la gravedad y complejidad de las infecciones observadas. Y lo que es aún más alarmante, la exposición a temperaturas similares a las del cuerpo humano o la infección en mamíferos se ha asociado a mutaciones específicas en R. fluvialis. que no sólo promueven una mayor virulencia, sino que también contribuyen al desarrollo de cepas resistentes a varios antifúngicos de primera línea.
Sin embargo, entre los prometedores resultados de este estudio, la polimixina B, un bactericida aprobado por la agencia estadounidense FDA (Food and Drug Administration, por sus siglas en inglés), demostró una eficacia significativa contra cepas de Rhodosporidiobolus resistentes a los antifúngicos convencionales. A pesar de que la polimixina B acarrea posibles efectos secundarios, entre ellos la toxicidad para ciertos tejidos humanos como las neuronas y las células renales, este descubrimiento ofrece un rayo de esperanza para el tratamiento de las infecciones fúngicas resistentes, que surgen con una frecuencia cada vez mayor.
Los hongos, antes confinados en ambientes más frescos y menos invasivos para los mamíferos, se enfrentan ahora a condiciones cada vez más cálidas. Su adaptación a temperaturas más elevadas no sólo les permite sobrevivir en hábitats más templados, sino que también los hace más virulentos y resistentes a los tratamientos médicos convencionales. Esta capacidad para evolucionar rápidamente ante los cambios ambientales supone un gran reto para la medicina moderna, lo que acentúa la urgente necesidad de comprender y controlar estas nuevas amenazas emergentes.
Con el calentamiento global, los entornos más cálidos podrían ser cada vez más propicios para la propagación y el establecimiento de estos hongos oportunistas, lo que aumentaría el riesgo de infecciones graves y potencialmente mortales, sobre todo en personas inmunodeprimidas o con enfermedades subyacentes.
El desarrollo de nuevos medicamentos eficaces contra estas amenazas se ha estancado. Y con estimaciones de entre 2,2 y 3,8 millones de especies de hongos en el planeta, los científicos advierten que la verdadera magnitud de esta pandemia oculta.