El deseado final del verano de Aston Martin
Hace siete años, la escudería Aston Martin, entonces denominada Force India, empezó su particular descenso a los infiernos. Entró en concurso de acreedores, cambió de nombre (Racing Point) y apareció su salvador definitivo que evitó su desaparición. El multimillonario canadiense Lawrence Stroll pagó la deuda tasada en más de 100 millones de euros y se hizo con la mayor parte del accionariado. También entró a formar parte del consejo de administración de la marca de automóviles Aston Martin y por eso el equipo ahora tiene un nombre tan mítico como el del constructor británico y se está recuperando un mito de la automoción.
Hace ya tres años que Fernando Alonso se unió a la estructura inglesa tras la retirada de Sebastian Vettel y, salvo esta temporada, el rendimiento de Aston Martin siempre ha sido al alza. Destacó sobre todo la pasada campaña cuando un comienzo impactante del asturiano le llevó a visitar el podio con frecuencia.
La familia Stroll está sumida en un enorme esfuerzo empresarial para convertir a Aston Martin en una de las mejores escuderías del Mundial y poder luchar en igualdad de condiciones con Mercedes, Ferrari y Alpine. Todas son escuderías con muchos recursos a pesar del límite presupuestario y ninguna logra materializarlos con títulos. Hay casos, como el de Ferrari, especialmente sangrantes. Las preguntas pendientes son si Aston Martin podrá convertirse en una escudería grande en las próximas temporadas y si llegará a tiempo para un hipotético tercer título de Alonso.
El equipo ya tiene la mejor y más moderna fábrica de toda la F-1 y en breve empezará a afinar su nuevo túnel de viento, el mejor entre los que existe en la actualidad. Es nuevo e incorpora toda la tecnología más actual. Hasta ahora el equipo empleaba el túnel de Mercedes, pero siempre como segunda o tercera opción sin disponer de las horas necesarias ni la confianza total tanto en el personal como en el funcionamiento y la correlación del túnel.
La otra gran novedad para Aston Martin es la más que posible llegada del director técnico de Red Bull, Adrian Newey, que ha elegido el equipo británico por razones diversas como su preferencia por la marca inglesa, lo avanzado de sus nuevas instalaciones y, cómo no, la enorme oferta económica. Newey empezará a trabajar con total libertad ya avanzado el año 2025 (así lo establecerá el contrato) y eso significa que hasta 2026 el coche no llevaría su firma. Ese año empezará una nueva normativa, sobre todo, en lo referente a motores. Ahí está el gran objetivo de Aston Martin, que además ese año se asociará con Honda. El problema para Fernando Alonso es que todos los cambios en la Fórmula Uno requieren su tiempo y de eso no está precisamente sobrado Alonso.