Génova y los barones pactan el «no» al «cupo catalán»
Alberto Núñez Feijóo lleva hablando desde hace varias semanas con sus dirigentes territoriales para solventar su diferencias y «singularidades» en materia de financiación autonómica y poder así presentar esta semana una propuesta única como alternativa al pacto de ERC con Moncloa para sacar adelante la investidura de Salvador Illa como presidente de la Generalitat. El Gobierno pretende dividir a las autonomías del PP con dos instrumentos: la condonación de la deuda, en el caso de la Comunidad Valenciana, y con la financiación, con Andalucía y Murcia. Ésta es la parte más débil del guion que conviene a los populares, pero en el debate interno parece que se impone el criterio de que conviene apostar por la fortaleza política que se deriva de un mensaje de unidad, ya que, en estas condiciones, la inestabilidad parlamentaria y la división dentro de la mayoría de investidura, el Gobierno no va a ser capaz de concretar nada.
Ayer hubo una reunión con consejeros de Hacienda y Presidencia del PP para dar los últimos retoques al documento que todo el poder territorial suscribirá el próximo viernes. Supone una actualización de otras declaraciones territoriales para un marco en el que el debate de la financiación vuelve a primera línea, pero condicionado por el pacto de investidura de Illa y por un documento que ERC ha vendido como el salvoconducto para conseguir un concierto a la catalana, que permita a la Generalitat recaudar todos los impuestos y decidir luego la parte que cede a la caja única. Esto también le facilitaría avanzar hacia una Hacienda propia, una de las «patas» imprescindibles para la Nación catalana.
La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, tiene que comparecer hoy en el Senado para dar explicaciones sobre el último acuerdo con Esquerra. Una cita que llega llena de «bombas» para el Gobierno porque no hay punto intermedio que contente a los republicanos y al mismo tiempo calle la rebelión del conjunto de las federaciones socialistas sobre el contenido del pacto con ETC por romper el principio de igualdad y de solidaridad interterritorial.
Después de un prolongado silencio, Montero compareció a finales de verano para negar la versión que ERC da del acuerdo. Del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, no hay aún explicaciones, aunque sí hay dirigentes socialistas que han contado que en la Ejecutiva de esta semana Sánchez dio a entender que el pacto con ERC no iba a ejecutarse.
Esto es lo que piensa la mayoría del partido, pero el daño político ya está hecho porque, se concrete o no, el pacto implica un nuevo cambio en la posición territorial del PSOE y en lo que recogen sus manifiestos al respecto. Desde todas las comunidades se afronta la comparecencia de hoy de la ministra con una misma exigencia, la de que tendrá que dar muchas explicaciones. También se recuerda que ella dijo en su momento que el «cupo catalán» implicaba una mayor solidaridad para el resto de los territorios, pero las demás comunidades advierten de que es difícil de entender cómo entregar las llaves de la caja al independentismo catalán aumenta la solidaridad al resto.
Parece el juego de quién engaña más a quién, y la dirección popular se ha agarrado a este mantra para armar una unidad entre sus comunidades que, de abrirse de verdad la reforma del sistema de financiación, sí tendrían que lidiar con tensiones entre ellas en la defensa de sus respectivos intereses. «No podemos dejarnos embaucar por la engañifa de Sánchez. El frente común le debilita, y no hay que entrar en temas particulares porque están atados de manos y no podrán hacer nada».
Si se cumple este escenario, que el PSOE se olvida del pacto con los republicanos, falta por ver qué hace ERC en los próximos meses. De hecho, el debate de la financiación coincide con los congresos de los partidos soberanistas y también del PSOE, y con una impresión creciente en las filas socialistas de que el hilo de la cometa está llegando a su final. Sin Presupuestos, con un «no» continuado de Junts a todo lo que haga el Gobierno, el clima de inevitable adelanto electoral se cronifica por más que lo desmientan desde los círculos más cercanos a Sánchez.
La oposición de los dirigentes territoriales a los privilegios a Cataluña será un tema central de esta nueva temporada política porque por más que el PSC y ERC intenten dejarlo morir, tendrán encima, y de manera permanente, a Junts, para acusar a los republicanos de engañar a su militancia y de venderse a cambio de nada. ERC, en ese sentido, se encuentra entre la espada y la pared, y el riesgo de convertirse en una marca blanca asusta a unos dirigentes que están metidos en una guerra por el poder de cara al congreso del partido.
El PP aprovechará la reunión del viernes para abordar la mejora de la financiación de los servicios públicos y el blindaje de la autonomía fiscal de las autonomías «porque nos tememos que el acuerdo con ERC vaya acompañado de reformas que limiten su capacidad impositiva y su posibilidad de bajar impuestos a los ciudadanos».