El PSOE ve a Sánchez en modo electoral en un año
La maquinaria de Moncloa ha arrancado la nueva temporada política con la activación de la campaña de promoción de la idea de que por mucho que algunos se empeñen en señalar que el proyecto político del presidente del Gobierno está acabado, en realidad hay Pedro Sánchez para toda la legislatura. Ayer esta fue una de las ideas eje del discurso de inauguración de la vuelta al trabajo del presidente, a pesar de que los expertos en comunicación política coinciden en que cuanto más se insiste en negar una debilidad, más se hace que los ojos se pongan encima de ella. Aquello de resaltar el bonito traje del emperador, cuando el emperador está desnudo. Este no es el criterio de los asesores áulicos de Moncloa, que están empeñados en seguir el camino contrario y en insistir, cada vez que tienen oportunidad, que quedan otros tres años de legislatura por delante.
Pero estos primeros movimientos de Moncloa tras el verano no están resultando muy convincentes dentro del partido, donde creen que lo que se les viene encima es otra de estas «jugadas» de Sánchez fruto de su debilidad, y que en algunos casos le han salido bien, como ocurrió con la convocatoria de las elecciones generales después del batacazo socialista en las elecciones autonómicas y municipales.
Ahora, por debajo del discurso oficial, lo que intuyen en el horizonte desde dentro del partido es la posible convocatoria de las elecciones generales para antes del próximo verano, «entre primavera y verano».
La convocatoria del congreso del PSOE la colocan dentro de este esquema por el que el secretario general socialista trata de blindarse para el caso de que el peor de los escenarios acabe cumpliéndose, es decir, el de una soledad parlamentaria demoledora por más que en Moncloa intenten estirar los plazos y negar importancia a la acción legislativa. Y no solo por el abandono de Junts, sino por sus diferencias crecientes con Sumar, el «no» de Podemos, y el posible desmarque de ERC, en función de cómo evolucione el tema de la negociación singular para Cataluña.
El PSOE se mueve a ciegas, como le ocurre al Consejo de Ministros e incluso al gabinete presidencial, salvo contadas excepciones. Es un estilo de ejercicio del poder cada vez «más absoluto», por la soledad en su ejercicio, y por la importancia que tienen los golpes de autoridad, como el más reciente del nombramiento como nuevo gobernador del Banco de España del ministro José Luis Escrivá.
«Está recolocando las piezas y el congreso de finales de noviembre en un congreso de supermartes (en referencia al día clave en EE UU para decidir quién competirá por la Presidencia del país», comentan desde la federación andaluza.
La solución de Moncloa para tapar el agujero que les ha hecho la última negociación con ERC pasa por reorientar el debate político con el mensaje de que no hay una financiación privilegiada para Cataluña, sino más recursos para todos las comunidades, y que el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, «lo está torpedeando por su ansia por llegar a Moncloa».
El riesgo de esta maniobra lo anticipan desde ERC. «Singular es que es solo para Cataluña. Todo lo que suponga generalizar las singularidades nos dejará sin espacio para seguir sosteniendo al Gobierno». Y la respuesta del entorno de Sánchez a estas advertencias también es contundente: están convencidos de que la debilidad de ERC no les deja más camino que seguir jugando el balón por donde lo lleve Sánchez. Y lo mismo piensa, aunque por distintas razones, del PNV. Traducir esto al debate de la financiación quiere decir, según el análisis que hacen en Moncloa, que pueden seguir «aprentando» a los republicanos porque al final agacharán la cabeza, y «les valdrá con lo que se les dé», a pesar de que Junts aumente la presión sobre ellos.
La idea del blindaje por si se cumple el peor de los escenarios, ante una convocatoria electoral, enlaza con el reajuste de «aliados» que ha hecho el presidente para salvar el hueco que deja Escrivá en el Consejo de Ministros.
Con tantas piezas bailando en el tablero político, el PP tiene por delante el reto de no fallar en los movimientos que ejecuta: el debate sobre la reforma de la financiación autonómica puede acabar enredándoles aunque salgan con una posición de partida ventajosa. Y hay dirigentes autonómicos que ya lo vienen advirtiendo: en la medida en que el pulso con Sánchez se sostiene más en la puesta en escena que en realidades concretas, y el presidente del Gobierno se maneja con habilidad en este terreno.
Los populares celebran este viernes su cumbre autonómica para ratificar su compromiso con la igualdad y rechazar los privilegios a Cataluña. Con diferencias internas camufladas en el frente común y que se derivan de los intereses distintos que tienen los barones. Por ejemplo, el «no» oficial a la condonación de deuda autonómica, porque es premiar la mala gestión, hay que explicárselo al presidente de la Comunidad Valenciana, quien se beneficiaría de esta decisión, y al que en las urnas le medirán por el estado de salud de sus servicios públicos y de sus infraestructuras.