El curioso origen del símbolo de infinito: no es simplemente un 'ocho de costado'
En el día a día, operamos con miles si no millones de conceptos de los que, si bien conocemos cómo funcionan, somos completamente ignorantes de su origen. Ciertamente, no es necesario saber con exactitud el movimiento de cada átomo de oxígeno y de hidrógeno para poder poner a cocer el agua y hacer con ella una sopa. Lo relevante, en la mayoría de procesos de la vida, es conocer el cómo y no el por qué, forma parte de la inteligencia procesal.
Sin embargo, bien sea porque seamos estudiosos o expertos en una materia, bien porque tenemos simple curiosidad y ansia por el saber, conviene de vez en cuando pararse a mirar más allá y aprender 'el porqué de las cosas'. Solo a través de un entendimiento más profundo, honesto y menos superficial de todo lo que nos rodea podemos construir una sociedad mejor.
Antonio Escohotado, quien ha sido uno de los filósofos y pensadores más importantes de las historia reciente de España, puso en palabras esta sensación de amor por el conocimiento cuando, estando ya muy entrado en años, afirmó en una entrevista con Jesús Quintero que "me queda poco de vida, pero sigo teniendo la llama del saber". El pensador defendió siempre que esta eterna curiosidad es un pilar hacia la autorrealización y un escudo contra la radicalización y el pensamiento dogmático.
Uno de las formas de conocimiento más antiguas y de la que mucha gente reniega por miedo a no desenvolverse bien en ella son las matemáticas. Más allá de las sumas, las divisiones, los logaritmos neperianos o los castillos de fracciones, esta rama de la ciencia tiene mucho más que ver con 'las letras', la filosofía y la historia de lo que se puede observar a simple vista. Sencillamente, en los colegios se opta por la opción más pragmática, pero no debemos ignorar todo el mundo oculto tras las matemáticas en ciencias sociales.
¿De dónde viene la forma de los números?
La forma en la que representamos los números en la actualidad en todo el mundo no proviene de los griegos ni de los romanos, sino de otra cultura que ha sido muy influyente en el desarrollo de la historia y el conocimiento, aunque no tanto en Occidente. Los símbolos matemáticos que utilizamos hoy en día para representar un concepto tan complejo como son las cifras derivan de la forma arábiga, y se cree que datan del siglo V d.C.
Una de las hipótesis que tratan de dar una explicación a esta forma de representar los números, si bien no es la única, tiene que ver con la cantidad de ángulos que se pueden contar en cada cifra. Para ello, se deben escribir con líneas rectas y no curvas. Así, el 1 tendría un ángulo, mientras que el 5 tendría cinco ángulos y así sucesivamente. La matemática indo arábica presentó el concepto de cero ('0'), pero hay otro símbolo muy utilizado que hubo de esperar más de un siglo para ser puesto sobre el papel.
Entonces, ¿cuál es el origen del símbolo 'infinito'?
Aunque pertenecen a formas distintas de notación, quizá tres de los iconos más tatuados en el mundo sean la clave de Sol, el corazón y el símbolo del infinito. Emocionalmente, se suelen relacionar con el amor por la música, el amor por otra persona y el amor por... ¿lo inconmensurable? Éste último es un concepto complejo de entender, aunque suele ser muy querido cuando se toma como sinónimo de fuente inagotable o de promesa irrompible.
Para unos seres 'finitos' como somos los humanos, una idea tan potente como la del 'infinito' nos abruma y sobrepasa. Los árabes y los hindúes, aunque siempre fueron de los mejores matemáticos, no fueron capaces de dar con una representación tan eficiente de esta cifra que nunca se acaba. Su origen data del siglo XVII, cuando en 1655 el británico John Wallis necesito representar una cantidad tan grande que no tenía límite imaginable.
El símbolo del infinito como lo conocemos hoy en día, ' ∞ ', apareció por primera vez en una publicación de Wallis titulada 'De Sectionibus Conicus'. Un aspecto importantísimo a destacas es que el británico no solo era matemático, sino que también fue un experto filólogo y entendido en el mundo de 'las letras'. Aunque en el mundo actual, por la separación que se hace en los planes de estudio de entre ambas disciplinas éstas parezcas desconectadas, lo cierto es que están mucho más próximas de lo que solemos creer.
Para su diseño, Wallis, que era un hombre culto y amante de la mitología clásica, se basó en una increíble historia griega sobre un monstruo que encajaba a la perfección con el concepto del infinito. Se trata ni más ni menos que del 'Uróboro' (o Uróboros), una especie de serpiente o dragón de cuerpo alargado que engulle su propia cola en un bucle sin fin.
En España, que somos más dados a tomarnos las cosas con humor, tenemos un concepto similar, aunque desde la chanza. Aquí decimos que algo es "como la pescadilla que se muerde la cola" cuando queremos referenciar que entrará en un bucle infinito del que no podrá salir, como cuando este pescado se exhibe en las pescaderías de esta forma tan peculiar.