Respuesta ante la pornografía en niños y adolescentes
Carlos es un chico de 9 años, a todas luces, normal. Deportista, amigo de sus amigos, buen estudiante… Después de mucho debate, y sin tenerlas todas consigo, sus padres han decidido darle un teléfono móvil para que pueda estar en contacto con sus compañeros de clase, preguntar por alguna tarea que se le ha olvidado y, en definitiva, tener la tranquilidad de estar localizable.
Además, los padres han pactado con Carlos un horario concreto de uso del teléfono móvil y la creación conjunta de un perfil en redes sociales para el chico, todo ello acompañado de un control parental. Al fin y al cabo, piensan, es de los pocos de su clase que aún no tenía teléfono móvil.
El chaval está encantado. Además de todo lo anterior, por fin podrá jugar al videojuego del que hablan todos sus compañeros.
Cuando descarga la aplicación y entra en ella, al poco tiempo de estar jugando aparece un anuncio que llama su atención. Aunque no está muy seguro, finalmente y por curiosidad decide pulsarlo, entrando casi al instante en una web de contenido para adultos, una página porno.
Esta situación, ficticia, es la que viven en realidad millones de padres y menores en nuestro país y en el mundo entero.
Cada vez más jóvenes
El consumo de pornografía es una realidad a la que se enfrentan los niños y adolescentes de una manera nunca vista hasta ahora. El uso temprano de dispositivos móviles y pantallas por parte de los niños ha hecho que los primeros contactos con el porno desciendan, de media, hasta los 9 años, y aunque se trata de contactos accidentales, la inmadurez de estos niños y niñas les hace más vulnerables, y estos contactos conllevan unos riesgos y consecuencias determinantes en su desarrollo psicosocial.
Esta exposición a contenidos pornográficos, incluso siendo accidental, puede pasar sin apenas percepción de un contacto esporádico a ser una adicción.
Ayuda y acompañamiento
Conscientes de esta realidad y basándose en evidencias científicas, el área de colegios del CEU, encabezada por su director Raül Adames García y su subdirectora Sonsoles Gallo Martínez, ha publicado en colaboración con el psicólogo y sexólogo clínico Alejandro Villena un protocolo de actuación en los colegios y, paralelamente, una guía para padres para afrontar de la mejor manera para los niños y niñas esta compleja situación.
Según Villena, en España, "cerca del 80% de las chicas menores de 18 años han visto alguna vez contenido pornográfico, un porcentaje que aumenta hasta el 98% en el caso de los varones, situándose en el 75% de los chicos que consumen este contenido semanalmente".
Un papel importante en esta particular batalla la juegan las familias, que deben ser conscientes de las consecuencias que conlleva dar un dispositivo con acceso a internet a los niños sin antes enseñarles a utilizarlos responsablemente.
El documento publicado quiere ayudar y acompañar a padres y madres para enseñarles la mejor manera de enfocar el asunto. No se puede perder de vista el objetivo, que en todo momento es el bienestar del menor. Cuando los adultos afrontan esta situación deben ver a quien consume pornografía como la víctima, no como el problema. Que los adolescentes vean porno no es el problema, como tampoco lo es la sexualidad (algo bueno en sí mismo, si se utiliza de manera correcta en tiempo y forma), lo es la pornografía en sí.
En nuestras manos, como padres y como sociedad, está la responsabilidad de hacer que nuestros niños crezcan sanos e informados para que, llegado el momento, puedan hacer un uso correcto de la sexualidad.
La guía forma parte del programa MENTIS del área de Colegios del CEU, centrado en atender y asesorar a alumnos y familias en situaciones diversas que afectan a su desarrollo personal, mental y académico, y también está abierta al público a través de la página web del CEU.