¿Tienes la letra fea y desordenada? Esto es lo que la grafología sobre estas personas
El ser humano ha desarrollado múltiples perspectivas desde las que intentar conocer la psique de las personas: ciencia, adivinación, psicoanálisis... No son incompatibles ni contradictorias, sino que la forma tener una visión más rica del mundo es conocerlas todas a la vez.
Una de las artes (no es una ciencia real) que se encarga de dar explicaciones a la personalidad particular a través de objetos y sucesos cotidianos es la grafología: "Dime cómo escribes y te diré quién eres".
¿Qué es la grafología?
El Diccionario de la Real Academia Española da como primera acepción de este término de grafología el "estudio de las particularidades de la letra de una persona, con el fin de identificarla o tratar de averiguar sus características psicológicas", así como la letra o el modo particular de una persona de escribir.
Con el desarrollo y la extensión de las nuevas tecnologías, muchas personas prácticamente han dejado de escribir a mano para hacerlo pulsando teclas o una pantalla táctil. A pesar de ello, toda la información sobre ellos sigue presente en los pocos momentos en que toman papel y boli para tomar algún apunte rápido, y de ello la grafología puede sacer información muy útil sobre ellos y su forma de relacionarse.
Tal y como escribía Friedrich Hayek en "Camino de servidumbre" (premio Nobel de Economía en 1974): "Quien todavía dispone de tiempo para la tarea de escribir, apenas puede tener derecho a reservar para sí los temores que las tendencias actuales tienen que despertar en el pensamiento […]". Es decir, que a través de la caligrafía de una persona podemos conocer mucha información sobre ella. Y no solo acerca de su personalidad, sino sobre el estado de ánimo que tenía cuando escribió esas palabras.
No por nada la policía científica durante muchos años investigaba en profundidad cómo estaban escritas las notas dejadas en escenarios de crimen o supuesto suicidio: podían decir si el acusado estaba nervioso o si lo hizo completamente tranquilo, o si la letra corresponde a la misma persona. De la misma forma, la grafología puede tratar de dilucidar a partir de sus escritos diarios de una persona algunos rasgos de su carácter o inteligencia.
¿Qué significa tener la letra fea y desordenada según la grafología?
Ni todos los genios están locos, ni todos los locos son en el fondo unos genios. Aunque es cierto que la grafología encuentra una relación directa entre inteligencia superior y mala caligrafía, esto no siempre tiene por qué ser así. Todos queremos sentirnos especiales, pero algunas veces simplemente es que escribimos mal y punto.
No existe una única forma de 'escribir mal', ni una sola manera de hacerlo 'bien', la grafología tiene en cuenta muchos factores de caligrafía y legibilidad, como la presión, la inclinación de las letras, la separación entre ellas, etcétera. Juan del Val fue muy criticado (incluso, denunciado) cuando dijo en 'prime time' que quizá no todos los niños que suspenden eran "altas capacidades", sino solo "vagos". Y es que no todas las personas que escriben mal manifiestan una gran inteligencia, de hecho, no suele ser el caso.
Existen una serie de factores que, combinados, dan muchas pistas sobre la posible gran capacidad mental de quien escribe. Cuando hablamos de una persona inteligente nos referimos a aquella que es capaz de generar ideas con su cerebro a un gran ritmo, tanto, que a veces su mente va más rápido que su cuerpo y su mano no es capaz de seguirle sobre el papel. Los conceptos borbotean en su psique a tal punto que se solapan unos sobre otros.
Así, las personas inteligentes suelen acabar escribiendo muy rápido y de manera poco inteligible, normalmente de forma desordenada sobre el papel, sin seguir mucho las líneas rectas. Esto se asocia además a la capacidad de pensamiento crítico y la creatividad convulsa. Esta clase de gente le da más importancia al fondo y no a la forma, porque lo fundamental es que no se les olviden grandes ideas, y no que se puedan leer sin esfuerzo.
Su letra en muchas ocasiones está inclinada hacia el lado contrario de su mano dominante, es decir, los zurdos hacia la derecha y los diestros hacia la izquierda. En cuanto a la fuerza, tienden a apretar de manera poco constante, con algunas partes muy marcadas y otras meros trazos. Por otra parte, además de no respetar las líneas, tampoco siguen un orden lógico de los espacios, y tienden a invadir todos los huecos, ya sean laterales o entre líneas.