En estas ciudades españolas podría tener lugar un tsunami como el que ocurrió hace 20 años en el océano Índico
Un día como hoy, hace 20 años, el 26 de diciembre de 2004 un terremoto de magnitud 9,1 en la isla de Sumatra arrasó el sudeste asiático. 15 países se vieron afectados por el mayor tsunami del siglo XXI: olas que llegaron a los 30 metros que golpearon la costa indonesia ocasionando casi 228.000 fallecidos.
Indonesia fue el país más afectado con 167.000 víctimas mortales. En Sri Lanka las autoridades calcularon alrededor de 35.000 personas entre fallecidos y desaparecidos; por su parte, en India se registraron más de 16.000 muertes ocasionadas por las consecuencias del tsunami.
Han pasado ya más de dos décadas y, pese a que la sismicidad submarina no suele tener lugar en Europa, nuestro continente también tiene cierto riesgo, no demasiado significativo, de sufrir un tsunami. Los países mediterráneos, en concreto, tienen antecedentes de haber sufrido estos desastres naturales.
En 2022, la Comisión Intergubernamental de los Océanos advertía que la probabilidad de que un tsunami que supere un metro de altura se produzca en el mar Mediterráneo durante los próximos 30 años es cercana al 100%. Las olas a partir de 1 metro de altura son clasificadas dentro del nivel más alto de gravedad declarando una situación de alerta roja. En 2021, el CSIC concluyó en un estudio que la falla marina de Averroes, ubicada en el mar de Alborán, tiene potencial para generar un tsunami de magnitud 7, con olas de seis metros que tardarían en llegar a la costa treinta minutos.
Aunque esto no suponga una amenaza comparable al maremoto de 2004 en el océano Índico, la investigación demuestra que los maremotos son una realidad no tan remota a nuestro país. Dadas las circunstancias, ¿qué ciudades en España tienen más posibilidades de sufrir un hipotético tsunami?
La falla Averroes, principal amenaza
La mencionada falla marina de Averroes es una grieta en el fondo del lecho marino. Esta se desplaza unos 4 milímetros hacia al norte cada año y empuja al mar de Alborán. Tras haber analizado su actividad sísmica de los últimos 124.000 años, de entre las múltiples fallas que hay en la zona, la de Averroes es la que supone un peligro real que pueda generar un fatídico tsunami.
"Son episodios demasiado rápidos para que los sistemas de alerta temprana actuales funcionen con éxito. Cuando ocurre un terremoto en el Pacífico o en el Atlántico, aunque sean olas de hasta veinte o treinta metros, desde que los sistemas de detección avisan hasta que el tsunami llega a la costa hay tiempo de evacuación. En el mar de Alborán, al ser una zona pequeña y estrecha no lo habría", explica Ferran Estrada, el principal investigador del mencionado estudio anteriormente citado elaborado por el CSIC.
Por tanto, la costa de Andalucía, Melilla y la zona del Rif en el norte de Marruecos serían las principales damnificadas en caso de un tsunami ocasionado por esta falla marina.
Según Emilio Carreño, director de la Red Sísmica Nacional, la región del Levante, desde Torrevieja hasta el Estrecho de Gibraltar, es la que presenta mayor actividad sísmica y, por ende, mayor riesgo de tsunamis.
Por otra parte, el riesgo en el lado del océano Atlántico es menor. Según establece la Comisión Intergubernamental de los Océanos, la probabilidad de sufrir un tsunami en la costa de Huelva y Cádiz es de un 10% durante los próximos 50 años.
Otros tsunamis en la historia de España
España ya ha sufrido algunos tsunamis, a pesar de que nunca fue el país más afectado en estos sismos. En 1755, un terremoto con epicentro en la costa de Lisboa generó un tsunami con olas de quince metros que terminó por afectar a ciudades como Cádiz y Huelva e, incluso, llegando a Canarias. Según los registros y estudios posteriores, más de 2.000 españoles perdieron la vida debido al maremoto.
Aún a día de hoy, se siguen encontrando depósitos marinos a kilómetros de la costa gaditana demostrando las consecuencias devastadoras de aquel tsunami. Pese a que en aquella época no existía la escala sismológica de Richter por la que se miden la energía que libera un terremoto, diversas investigaciones establecen que el gran terremoto de Lisboa pudo alcanzar una magnitud de hasta 8,5 grados.