Perricard, el nuevo terror del circuito ATP
La temporada de tenis acaba de comenzar. Falta una semana para el primer Grand Slam del curso, el Open de Australia y, en las quinielas previas de posibles cuadros, hay un elemento nuevo que no estaba en 2024. Es Giovanni Mpetshi Perricard, un joven francés de 21 años que al final de la pasada campaña recibió el premio ATP al tenista más mejorado. Empezó el curso el 205 del mundo y lo terminó el 30.
La clave de su juego está en el primer golpe, en el saque. «He jugado contra Karlovic, Isner o Raonic, todos grandes sacadores, y él tiene el mejor con diferencia. Fue interesante», ha confesado esta semana en Brisbane Nick Kyrgios, que tampoco va nada mal con el servicio. El australiano reapareció tras dos años en los que solo pudo jugar un partido por las lesiones, y en primera ronda se enfrentó con Perricard, que lo derrotó en un duelo decidido en tres tie-breaks. Kyrgios nombra a los dos jugadores que más servicios directos han logrado en la historia del tenis: Isner (14.470) y Karlovic (13.728), por tanto no es una comparación cualquiera. La particularidad de Perricard es que apenas hay diferencia entre el primer saque y el segundo. Juega con ese riesgo y normalmente no comete muchas dobles faltas, aunque a veces sí se le disparan.
En Basilea, el pasado octubre, el torneo en el que saltó a la primera línea de actualidad, derrotó a tenistas como Rune, Aliassime y Shelton, a éste en la final, para levantar el título sin ceder su saque en toda la semana. En ese último encuentro contra el estadounidense, hizo un segundo servicio a 235 por hora. Ver primeros a 240 (su récord es 244,6) se convirtió en habitual e incluso se hizo viral una imagen de Shelton intentando restar y haciéndose daño en la muñeca, que casi se le dobló. Shelton es otro de los jugadores que pueden sacar a 220 como si nada.
En Brisbane, Perricard se quedó en semifinales ante Opelka, otro de los tenistas que basa su juego en ese primer golpe. El francés se despidió del torneo habiendo cedido solo una vez el servicio y con solo seis bolas de break concedidas en total. Juega con revés a una mano, el golpe más añorado por los clásicos del tenis, aunque en su caso no tiene la elegancia de Dimitrov o Federer. En realidad, no lo utiliza tanto, sobre todo cuando saca, porque o es punto directo o puede ponerse con la derecha para cerrar. Seguramente no llegue a ser número uno, pero el que se lo encuentre sabe que tendrá una jornada dura. La mayoría de los juegos al resto son paseos de un lado a otro de la pista viendo cómo la bola les supera.