Leonor, en el "Elcano": 161 días de clases, maniobras y guardias para la futura Capitán General

Llegó el día. A partir de las 12:00 horas de este sábado, la guardiamarina de primero Borbón Ortiz comienza una aventura que su padre definió el lunes, durante su discurso con motivo de la Pascua Militar, como «una experiencia que quedará entre tus mejores recuerdos de formación militar» y «un viaje que te seguirá valiendo para toda la vida». Porque la Princesa de Asturias se enfrenta al que será uno de los grandes retos de su particular «mili» en el que es su segundo año de carrera castrense: el Crucero de Instrucción a bordo del buque escuela de la Armada, el «Juan Sebastián de Elcano».

Durante poco más de cinco meses (uno menos que el resto de sus compañeros), Doña Leonor y los otros 75 guardiamarinas navegarán por el Océano Atlántico, el Pacífico o el Mar Caribe. Una dura y exigente travesía tanto en lo académico como en lo que a la navegación se refiere, ya que de los 161 días que la Princesa estará embarcada en este bergantín-goleta, 112 serán de mar. «La mar es un aprendizaje y desafío permanente, en ocasiones intransigente y crudo, sin margen para excusas», le trasladó también su padre, quien estará mañana en Cádiz junto a la Reina Letizia para despedir a su hija.

Y a bordo, Doña Leonor será una más, sin distinciones: «Como todos los guardiamarinas, seguirá el mismo régimen de vida, académico y de guardias a bordo», tal y como explica a la RAZÓN el comandante del «Elcano», capitán de navío Luis Carreras-Presas do Campo, quien en sus respuestas se mantiene firme en esa idea y no hace distinciones pese a llevar a bordo a la futura Reina. En todo momento habla de «los guardiamarinas». Ella recibirá la misma formación, participará en todas las maniobras que le toquen y sufrirá, de día y de noche, como el resto de los futuros oficiales de la Armada en este XCVII crucero de Instrucción, controlados y tutelados por los 170 efectivos de la dotación del buque y por dos maestros civiles.

Una "vida exigente"

«La vida a bordo de cualquier barco es exigente para toda la dotación», avisa el comandante, haciendo hincapié en que para los guardiamarinas esta es «su primera gran navegación», en la que, «además de aprender los fundamentos marineros de la profesión, practicarán el liderazgo para interiorizar la importancia de las personas y de la convivencia durante el desempeño de su trabajo en la mar». Por ello, insiste en el «esfuerzo y afán de superación que requiere la vida a bordo», algo que «refuerza la conciencia de compromiso y vocación de servicio que tienen los guardiamarinas».

Porque el buque escuela de la Armada no es solo una academia flotante en la que se enseñan conocimientos y técnicas marineras. A bordo de este velero «nos forjamos en valores conviviendo con otras 250 personas que han trabajado, estudiado y vivido con nosotros», enfatiza el «jefe» de la guardiamarina Borbón Ortiz a bordo.

Todo esto durante un viaje que arranca en Cádiz y que llevará a los guardiamarinas a 14 puertos diferentes repartidos por nueve países, incluidos varios españoles. El plan establece que navegarán alrededor de 17.000 millas, aunque podrán ser más si las condiciones meteorológicas les permiten ciertas licencias y cambios de rumbo.

Las primeras dos paradas serán en Santa Cruz de Tenerife (17 de enero) y Las Palmas de Gran Canaria (21 de enero) para, desde allí, comenzar la travesía más larga a la que se enfrentará la Princesa: 22 días hasta Salvador de Bahía (Brasil). El objetivo es cruzar el Atlántico a vela, aunque dependerá de los vientos, sobre todo cuando se acerquen al Ecuador, zona marcada por las «calmas ecuatoriales».

Será durante esta larga navegación donde vivirán realmente cómo es la vida a bordo de un gran velero, con esa «dependencia de las condiciones meteorológicas para navegar», apunta el comandante. Y es que también estarán a merced de las lluvias, como cuando pasen por la zona de convergencia intertropical. Inclemencias que «también forjan a los guardiamarinas».

Y desde Brasil pondrán rumbo a Montevideo (Uruguay) en otra larga travesía de 14 días. Allí estarán cuatro días y al igual que en el resto de puertos americanos en los que harán escala, cuando pisen tierra también seguirán aprendiendo, pues el «Juan Sebastián de Elcano» también es una embajada flotante. «Los guardiamarinas se forman en la diplomacia naval. Representamos a España y a la Armada en apoyo a la Acción Exterior del Estado», explica el comandante. Porque «durante las visitas a puertos participan en actividades culturales, militares y sociales organizadas a bordo y en tierra en coordinación con la Embajada», como juras de bandera o recepciones institucionales. Eso sí, la futura Capitán General de las Fuerzas Armadas y sus compañeros tendrán tiempo para el ocio y para conocer las ciudades. «El continente americano, sus países, sus costas y sus culturas, con tanta huella española, te enseñará mucho de lo que fuimos y también somos», le avisó Felipe VI.

"Lo más al sur posible"

Será desde Uruguay donde arranque otro de los grandes retos del crucero, en el que el buque podría cambiar su recorrido. La idea inicial establece que el siguiente puerto será el de Punta Arenas, en Chile, a donde está previsto que lleguen el 20 de marzo. Sin embargo, como apuntó el responsable del buque el día que se presentó el programa, el objetivo es «intentar llegar lo más al sur posible», lo que incluye, si las condiciones de la mar lo permiten, bajar aún más para tratar de cruzar el Cabo de Hornos y adentrarse en el Pacífico.

De una forma u otra, su siguiente parada será el puerto chileno de Valparaíso tras otros 12 días de navegación, ya con rumbo norte. Y de ahí, a Panamá, Cartagena de Indias (Colombia), Santo Domingo (República Dominicana) y Nueva York (EE UU), donde llegarán el 5 de julio.

Será allí cuando la Princesa se despedirá –temporalmente– de sus compañeros y volará a España, pues antes de finalizar su formación en la Armada también se adiestrará en una fragata.

Mientras, sus compañeros vivirán la que será la navegación más larga de todo el crucero: 23 días hasta Gijón, donde se reincorporará Doña Leonor para completar el último tramo del viaje: Ferrol (La Coruña) y Marín (Pontevedra), donde el buque atracará el 14 de julio.

18 asignaturas diferentes

Durante todos esos días que tanto la Heredera como sus compañeros estén a bordo del «Elcano» (112 para ella y 135 para el resto) recibirán una intensa formación, tanto teórica como práctica. «Continúan con sus clases académicas con un régimen de entre 5 y 8 periodos lectivos al día mediante el que impartimos hasta un total de 18 asignaturas diferentes», detalla el comandante, que enumera algunas de esas asignaturas: «Maniobra y navegación, meteorología, liderazgo, formación militar, logística operativa, Derecho marítimo, táctica y sistemas de armas o historia naval». Además, los guardiamarinas «preparan y exponen conferencias profesionales en las que profundizan sobre las características físicas y legales de la mar, los espacios marítimos de interés, la construcción naval o las operaciones navales a lo largo de la historia, en la actualidad y en el futuro», entre otros. «Esto refuerza el trabajo en equipo y su capacidad de comunicación», puntualiza.

Mientras, en la parte práctica entra el día a día del buque y «participan en el régimen de guardias de mar. Divididos en grupos, se unen a la dotación para atender la navegación y la maniobra las 24 horas».

Todo ello, en intensas jornadas que arrancan a las 7:00 horas con el toque de diana para, desde las 8:00, comenzar ese duro plan de estudios que también incluye deporte. Sobre las 13:00 horas comen y por la tarde continúan con las clases hasta las 19:00. Tras la cena, además de tiempo para el ocio, todos los días hay un concierto de la Unidad de Música. Sobre las 22:30 se hará el silencio para dormir, salvo para los que tengan guardia. Y a la Princesa le tocará más de una.

Una «completa experiencia en la mar y una intensa inmersión docente de incalculable valor», resume el comandante del «Elcano».

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Parón de un mes para formarse en un buque de guerra

Una vez el «Elcano» llegue a Nueva York, Doña Leonor volará a España para, durante un mes, completar su formación en otro barco de la Armada, en este caso una de las fragatas F-100, las más modernas en servicio. Tal y como explican desde la Flota, durante el tiempo que se embarque en este buque de guerra, podrá conocer de primera mano «la organización interna de un buque de la Flota, su régimen de vida a bordo en la mar durante un periodo prolongado y poner en práctica la formación recibida en la Escuela Naval a través de un programa de adiestramiento avanzado». En concreto, «realizará los cometidos propios de un oficial de la Armada: oficial de maniobra y navegación, oficial de guardia en puente de gobierno, oficial de Seguridad Interior del buque y oficial de armas y Sistema de Combate». Así, «participará activamente en todas actividades y ejercicios del buque».