Los ultras alemanes se moderan antes de ser la segunda fuerza
El partido de ultraderecha, antiinmigración y antiislam Alternativa para Alemania (AfD) aparece en todas las encuestas como la segunda fuerza en intención de voto por detrás de los cristianodemócratas de la coalición La Unión. A pesar de que el partido de la ex-canciller Angela Merkel, la CDU, y su formación hermana en Baviera, la CSU, no tienen intención de pactar con la AfD, dicha formación parece querer moderarse ante los buenos resultados que le pronostican las encuestas.
El congreso de la AfD en el que se decidió el texto final del programa electoral tuvo lugar este fin de semana en la ciudad sajona de Riesa, desarrollándose el sábado y el domingo a pesar de las numerosas protestas en su contra, que llegaron a bloquear varios accesos al recinto. Uno de los aspectos en este sentido que se ha concretado ha sido el distanciamiento de la que hasta ahora era su organización juvenil, la Junge Alternative (JU).
Esta organización juvenil es considerada por el servicio de protección a la Constitución como una organización de extrema derecha consolidada. La nueva organización tendría el nombre de «Patriotische Jugend» (Juventud Patriótica) y, a diferencia de la otra organización, sus miembros deberán ser miembros de la AfD para, en caso necesario, poder ser expulsados del partido si no se atienen a las líneas del mismo. En el pasado, varios miembros de la JU destacaron por declaraciones neonazis. Las actividades de la nueva organización juvenil no podrán «contradecir el orden ni los principios del partido».
La AfD aboga por salir del euro y del Acuerdo Climático de París. La candidata, Alice Weidel, provocó un gran escándalo en su discurso al asegurar que «arrancará todos los molinos de viento» del país, ya que dicha energía supone en algunos días un cuarto de la producción nacional.
En caso de alcanzar el poder la AfD reconocería como una familia ( la «célula madre de la sociedad», dicen en el programa) a una estructura compuesta únicamente por padre, madre e hijos. Paradójicamente, la propia líder del partido, Alice Weidel, quien está casada con una mujer con la que ha adoptado dos hijos, no cumpliría con esta definición de familia. El partido se escuda en que es supuestamente tolerante, aunque su visión ideal de la familia sea otra.
Asimismo, el partido discutió sobre la interrupción voluntaria del embarazo. Aunque acordaron no abogar por prohibir el aborto, plantearon la controvertida medida de obligar a las mujeres que deseen realizarlo a observar imágenes de fetos «para que comprendan el estado de desarrollo del niño» antes de tomar una decisión definitiva. Según la legislación actual, los abortos son en Alemania ilegales, aunque las doce primeras semanas no se penalizan si la mujer ha sido asesorada por psicólogos antes de llevarlo a cabo.
Por otra parte, el partido cree que se debería mostrar la cara positiva del Imperio Alemán y de Prusia: «El furor ideológico que ahora se dirige contra Prusia y el Imperio Alemán no solo ataca a ese Estado pasado, sino a la nación alemana en su conjunto», escriben en el programa. La reimplantación del servicio militar obligatorio es otra de las propuestas. También aboga por una nueva confederación de Estados europeos, aunque evitando la exigencia explícita de una salida de Alemania de la UE (Dexit).
El sábado, Alice Weidel fue nombrada candidata a canciller de su partido entre vítores y, en un discurso posterior, inspiró a su partido para la campaña electoral. La AfD pretende llevar a cabo repatriaciones a gran escala. «Si eso se llama remigración, pues que se llame remigración», dijo Weidel, quien había evitado el término hasta ese momento. En su discurso, atacó principalmente a la CDU, acusándola de copiar las propuestas del AfD y llamándola un «partido de estafadores». A seis semanas de las elecciones federales, la Unión con su candidato a canciller Friedrich Merz (CDU) se encuentra en primer lugar con un 31% en el «DeutschlandTrend» de enero, mientras que el AfD ha aumentado a un 20%.
En torno al lugar de la convención en Riesa, la situación se mantuvo tranquila el domingo. La presencia policial fue reducida. El día anterior, sin embargo, los manifestantes bloquearon las rutas de acceso, lo que retrasó el inicio del congreso, ya que muchos delegados del partido no pudieron llegar a tiempo. La atmósfera estuvo algo tensa. Alrededor de 10.000 personas se habían manifestado en contra del congreso, y en muchos lugares se enfrentaron manifestantes y policías.