El traspaso de Rodalies, la llegada del AVE a París o la gestión de unos saturados Cercanías, los retos de Heredia como nuevo presidente de Renfe
Cumpliendo el guión previsto y avanzado por Óscar Puente, ministro de Transportes; Álvaro Fernández Heredia es desde ayer el nuevo presidente de Renfe en sustitución de Raül Blanco. Su nombramiento se hizo oficial en el Consejo de Ministros, con lo que el hasta ahora director general de Movilidad Sostenible -cargo en el que le reemplazará Sara Hernández del Olmo- se pone desde hoy a los mandos de una empresa que afronta muchos desafíos en todos sus frentes a pesar de que Heredia llega por su perfil de «gestor de campanillas» de viajeros, como lo definió Puente.
Heredia tendrá que abordar el delicado asunto del traspaso de la gestión integral de las Cercanías de Cataluña (Rodalies), ahora en pausa por el cambio de gobierno autonómico. Esta misma semana, por ejemplo, había prevista una reunión a la que iban a asistir los sindicatos y que ha quedado cancelada. Los representantes de los trabajadores han marcado como línea roja que la operación no suponga el desmembramiento de Renfe y de Adif.
El resto de núcleos de Cercanías vienen también de atravesar un periodo complicado. Las bonificaciones han disparado sus usuarios hasta los 52,2 millones en noviembre, según datos del INE, tensionando un servicio que arrastra un importante déficit inversor tanto en sus infraestructuras como en su material rodante. Para solucionar este último problema, la operadora ha comprado 539 nuevos trenes, cabezas tractoras y locomotoras, con una inversión de 5.500 millones de euros, con los que aspira a tener la flota más moderna de Europa en tres años. Los primeros entrarán en servicio este mismo año.
Los trenes también le están dando importantes dolores de cabeza a Renfe en su servicio de alta velocidad. Los nuevos S106, los conocidos como Avril, han sufrido un rosario de averías desde su estreno comercial en mayo. El último, un fallo informático, dejó fuera de combate a toda la flota el día 1 de enero. La operadora no descarta reclamar a Talgo, su fabricante, indemnizaciones por estos daños que se sumarían a las que estudia por los problemas que tuvo hasta agosto y a los 166 millones que le reclama también por el retraso en la entrega de este material. Un delicado asunto con el que Heredia tendrá que lidiar con la sombra de la posible compra de Talgo por el grupo vasco Sidenor, auspiciada por Óscar Puente y que podría condicionar una reclamación que desde Renfe consideran justificada por contrato y desde el fabricante no ven tan clara.
Internacionalización
Los Avril son también protagonistas de los problemas que está teniendo Renfe para llevar sus AVE hasta París. Se trata del modelo que Renfe ha elegido para este servicio en el futuro, pero se está enfrentando a importantes problemas de homologación que desde España atribuyen a las «pulsiones proteccionistas» de Francia para no liberalizar su alta velocidad, como las ha denominado el ministro de Transportes.
Al exterior, ante la dura competencia que esta misma liberalización ha traído en España a Renfe y el impacto en sus cuentas que está teniendo, es hacia donde mira la operadora para crecer y enjugar precisamente la caída de ingresos que le ha supuesto la llegada de Iryo y Ouigo. Puente ha esbozado su deseo de convertir a Renfe en una «Aena», el gestor aeroportuario controlado a un 51% por el Estado. De momento, la compañía ferroviaria tiene presencia en Francia a través de dos corredores transfronterizos, Arabia Saudí -AVE entre Medina y La Meca-, República Checa e Italia.