Puigdemont cerrará todas las mesas de negociación con el Gobierno tras el «no» a la cuestión de confianza
Si el PSOE da portazo a la iniciativa de Junts para forzar a Pedro Sánchez a presentar una cuestión de confianza, el Gobierno puede estar firmando su condena de muerte. El malestar de los posconvergentes con el Ejecutivo es mayúsculo desde hace meses y rechazar el trámite de la cuestión de confianza es un golpe de magnitudes predecibles ya que, tal y como explicó LA RAZÓN, la cúpula del partido de Carles Puigdemont se reunirá el viernes para anunciar que dejan la legislatura en un «punto de no retorno»: «Nosotros a la nuestra, sin sentirnos ya para nada comprometidos con el PSOE».
De hecho, la propia cuestión de confianza fue presentada por Puigdemont como una vía de presión al Gobierno por los incumplimientos en el traspaso de las competencias de inmigración y el uso del catalán en las instituciones europeas. También servía a los posconvergentes como mecanismo de presión para este inicio de año marcado por la negociación de los Presupuestos.
Sin embargo, con el «no» del PSOE las relaciones con Junts van a entrar en una nueva fase que harán inviable acordar nada: de hecho, lo más previsible es que los de Puigdemont voten contra los tres decretos que se votan en el Congreso el próximo miércoles (22 de enero). En dos de ellos, lo anticipan como seguro.
Ante este escenario, en Junts están dispuestos a hablar con el PP, pese a que el Gobierno, envalentonado, no se lo crea. De hecho, tampoco lo han ocultado nunca en Junts dado que la ponencia política que aprobó el partido en su último congreso, celebrado en octubre, ya daba pie a esa interpretación porque recogía que estaban abiertos a pactar con los dos principales partidos del Estado siempre y cuando obtuvieran beneficios para Cataluña. De momento, Junts ha votado casi tanto con el PSOE como con el PP en esta legislatura ya que muchas leyes impulsadas por los populares en el Congreso y el Senado han recibido la colaboración (vía apoyo o vía abstención) de los posconvergentes, aunque luego siempre quedan paralizadas por la Mesa de la Cámara Baja porque está controlada por los partidos del Gobierno.
Y esa colaboración, que quedó patente con las enmiendas a la reforma fiscal del Gobierno en diciembre y la eliminación del impuesto a la producción eléctrica, puede reproducirse con la proposición de ley de vivienda del PP. En esa iniciativa se condensa una de las grandes batallas políticas que quedan en los próximos meses, ya que tanto populares como Gobierno han detectado que la vivienda es un tema que preocupa a la gente (como queda recogido en las encuestas) y tiene impacto electoral.
En este sentido, con este golpe del PSOE y Sumar a Junts, la carpeta de la vivienda servirá como ensayo en los próximos meses de una eventual alianza entre Junts y PP. Lo cierto es que cada vez quedan menos obstáculos para que los de Alberto Núñez Feijóo tomen la iniciativa para derribar a un Gobierno que está acorralado por la corrupción y debilitado parlamentariamente. Si Vox ya ha despejado el camino para apoyar una moción con Junts, los de Puigdemont van dando señales claras de acercamiento a un PP con el que coinciden en muchos asuntos de carácter ideológico. No obstante, de momento, en público, el discurso oficial de los dirigentes de Junts pasa por cerrar la puerta a un posible apoyo a una moción de censura.