Moncloa se planta ante Junts: «Hay que pararles los pies»
«En algún momento hay que pararles los pies». El Gobierno da un golpe encima de la mesa en su relación con Carles Puigdemont. Tras semanas de negociación y presiones por parte de Junts para que Pedro Sánchez se someta a una cuestión de confianza, en el Ejecutivo han decidido parar la ficción y tumbar la proposición no de ley (PNL) que, con este propósito, presentaron los posconvergentes el pasado 9 de diciembre. La Mesa del Congreso tiene previsto en su reunión de este jueves debatir su admisión a trámite y la determinación del PSOE, que cuenta con mayoría en este foro uniendo sus votos a los de Sumar, es cortarle el paso definitivamente. Así lo reconocen fuentes gubernamentales a LA RAZÓN que buscan con este movimiento recapitalizarse en la negociación y reequilibrar su posición de fuerza respecto a los independentistas.
Los argumentos que esgrimen desde Moncloa son los mismos que mantuvieron hace un mes cuando, en sentido contrario, el órgano rector de la Cámara optó por dar oxígeno a la negociación y ganar tiempo postergando la deliberación. Fuentes gubernamentales sostienen que la iniciativa es «extemporánea», por tratarse la cuestión de confianza de una «prerrogativa exclusiva del presidente del Gobierno» y recuerdan que los grupos parlamentarios, en este caso sus socios de Junts, tienen «herramientas e instrumentos» propios de la oposición para fiscalizar la labor del Ejecutivo. Concretamente, se empuja a Puigdemont –conscientes de su negativa reiterada a ello– a que apoye una moción de censura liderada por Alberto Núñez Feijóo. Algo que desde la formación independentista han rechazado en numerosas ocasiones. La última, ayer mismo, calificando esta eventualidad de «broma macabra».
Pese a que estrictamente la decisión le corresponde a la Mesa, como se afanan en repetir todas las fuentes socialistas consultadas, lo cierto es que el Gobierno tiene «una posición muy determinada» y es que mañana esta cuestión decaiga definitivamente, evitando que acabe por calificarse la PNL. En todo caso, la cuestión de confianza, de prosperar, no iba a debatirse hasta finales de febrero o principios de marzo, cuando Junts tiene «cupo» para incluir sus iniciativas en el orden del día del pleno, pero en el Ejecutivo quieren exhibir una posición de fuerza en la negociación y proyectar cierta autonomía de sus socios. No van a dar más margen a unas negociaciones que no han avanzado lo suficiente para lograr que Junts retirase la iniciativa motu proprio.
En Moncloa no ocultan que hay «muchos platos en el aire», en alusión a las diferentes negociaciones paralelas que se suceden con Junts y que podrían sufrir interferencias, pero no creen que este portazo vaya a tener afectación directa en la buena marcha de la más importante de todas ellas: la que afecta a los Presupuestos Generales del Estado. No es la única, también hay carpetas abiertas para la senda de estabilidad y para la transferencia de competencias en inmigración u otros compromisos pendientes como el uso del catalán en las instituciones europeas que, para Sánchez, será una «de sus principales prioridades políticas» este curso.
Consideran, por tanto, que la posición de Junts se encuadra dentro del «juego de presiones» que capitaliza toda negociación, pero actúan con la convicción de que a Puigdemont no le interesa dejar caer a Sánchez hasta que no se resuelva la aplicación de la amnistía. «No se encuentra una sola motivación para que Junts provocase nada extraño», resuelven con seguridad fuentes socialistas. Sin embargo, desde la formación posconvergente puntualizan a LA RAZÓN que, tras este posicionamiento: «Colorín, colorado. No estaremos para ninguna votación ni negociar nada». Una «amenaza» que en Moncloa, por su parte, no se toman en serio. «Es hiperbólico, un poco de sentido común», señalan fuentes del Ejecutivo.
En cuanto a las formas, en el Gobierno aseguran que «este no es un procedimiento de la oposición» y que iría contra el «fair play», lo que abriría la puerta a un peligroso precedente: sí se deja pasar esta iniciativa, «el mes que viene un grupo te presenta otra y el mes siguiente, otra». En cuanto al fondo, la portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, se mostró tajante en la rueda de prensa tras el Consejo de Ministros. «¿La cuestión de confianza, por qué? El Gobierno de España cumple con los compromisos que ha establecido con el resto de formaciones políticas», señaló. En privado desde el Gobierno también reconocen que, aunque de manera «lenta» se está avanzando en las negociaciones y la consecución de los compromisos adquiridos con los independentistas.
«Los temas que están encima de la mesa no se solucionan en poco tiempo, son acuerdos profundos que no se puede pedir que se cumplan en tres meses», argumentan. El viernes, se espera la reacción de Puigdemont, pero en Moncloa no creen que tenga incentivos para provocar una ruptura. «No es momento de deadlines», zanjan. Sin embargo, en el Gobierno siguen «desdramatizando» una prórroga de los Presupuestos. Por lo que pueda pasar.