Gabriel Rufián: «ERC pone pie en pared: el PSOE solo entiende perder votaciones»
Nueva semana que vuelve a estar señalada en el calendario como «decisiva» en las relaciones del PSOE con Junts. La otra «pata» independentista, Esquerra Republicana, a través de su portavoz en el Congreso de los Diputados, anticipa en esta entrevista cómo valora los órdagos de Carles Puigdemont y de qué forma manejará su poder en este nuevo ciclo político.
¿Cómo ven en ERC el pulso entre el PSOE y Junts por la cuestión de confianza que presentaron estos últimos contra el presidente Pedro Sánchez?
Junts presentó una propuesta que es absurda, y a nadie se le escapa que aquello fue una forma de llamar la atención y de meter presión sobre el PSOE. Pero que no lleva a ningún sitio porque la competencia para impulsar esa cuestión de confianza es del presidente del Gobierno. Estamos escuchando muchas cosas, estamos viendo que se habla de ruptura, pero mi vaticinio es que en realidad no va a pasar nada. Seguramente, mire lo que le digo, que está hasta hablado. Y lo que no se puede discutir es que el PSOE ha hecho lo que haría cualquier gobierno ante una situación como esta.
La justificación de Junts a la cuestión de confianza es que el PSOE no cumple lo que promete. Ustedes también se quejan de lo mismo. Seguir dejando pasar el tiempo, y haciendo como que no ocurre nada o que se engañan entre todos, ¿no puede perjudicar la credibilidad de sus siglas? Como también las de Junts.
Los dos partidos mayoritarios, PSOE y Partido Popular, los que han gobernado este país en los últimos cuarenta y pico años, no han cumplido nunca lo acordado. Esto es una realidad.
Sin pactos de investidura de por medio, que hacen todavía más dolorosos todos esos incumplimientos, ¿no?
Yo creo que la cuestión de confianza por la que antes me preocupaba no servía para nada, pero sí que hay otras formas de hacerles cumplir sus acuerdos. El PSOE cree que puede hacer lo que quiera, y que los demás no tenemos más alternativa que tragar, pero, ojo, que llega un momento en que la gente pierde el miedo a la derecha y a la ultraderecha, e incluso les vota. A los socialistas se les está acabando el crédito, aunque ellos no lo vean, y pueden terminar encontrándose con más de una sorpresa
Habla del crédito del presidente Sánchez. Pero, ¿y del de su partido? Con el problema que añade estar fuera de la Generalitat y sosteniendo a un PSOE que crece a su costa, como se vio en las últimas elecciones catalanas.
Es verdad que en Cataluña la derecha instauró el marco político de que votábamos a cambio de nada y aquello caló porque mucha de nuestra gente lo compró. También es verdad que el PSOE considera que tanto Bildu como Esquerra están descontados en las votaciones que son de izquierdas. Y sí, es verdad, que somos de izquierdas, que somos antifascistas y que no tenemos ningunas ganas de que en este país gobiernen el PP y Vox. Pero hay cosas que no vamos a tolerar y Esquerra Republicana tiene que poner pie en pared porque parece que el único lenguaje que entienden es que les tumbemos votaciones, aunque sean lesivas para nosotros.
¿Qué quiere decir con eso de que las votaciones sean «lesivas» para ustedes?
Que acabemos votando en contra de planteamientos, con apariencia de izquierdas, pero que no llegan hasta donde deben llegar en nuestras exigencias. El PSOE siempre se queda corto con todo, salvo alguna cuestión concreta, o hace planteamientos que son totalmente inadmisibles.
Antes decía, sobre la cuestión de confianza, que hasta en las señales de ruptura las cosas entre Junts y PSOE están habladas... Entonces, ¿moción de censura, nada de nada?
Una cosa no es incompatible con la otra. Creo que Feijóo y Junts llevan tiempo pisando el terreno para hacer presidente a Feijóo. Y no es que sea una especie de gurú, sino que simplemente tengo memoria, y, además, es fácil leer a sus opinadores en Cataluña. Además, a todos aquellos que van diciendo que Junts nunca votaría junto a Vox yo les recordaría tres premisas básicas. La moción es posible porque Junts venderá que el PP y el PSOE son lo mismo, y, en algunos casos, es cierto; que ellos son Cataluña; y, además, la premisa que más impacto puede tener es que el PP y Vox al menos controlan a los jueces. Dicho de otra manera, que con Feijóo sería más fácil culminar la amnistía. Y le añadiría un último apunte, que puede parecer anecdótico, pero que es relevante: estúdiense cómo en los perfiles de redes de Junts sus peones están retuiteando de manera continua a los principales opinadores del partido de Abascal. Por tanto, yo sí que creo que hay una operación en marcha.
Entonces la legislatura no aguanta hasta 2027, diga lo que diga el presidente.
Seguramente que no, aunque sí es cierto que Sánchez siempre tiene esa séptima vida porque nadie encuentra la bala de plata para «matarle» políticamente. Hay que ser prudentes, pero también hay que ser muy conscientes de que hay una mayoría de derechas en el hemiciclo que se va a ir materializando día a día. Y la única manera de evitarlo es que el PSOE coloque a Junts en su lugar, deje de intentar seducirles y que incluso se diga que Nogueras es aplaudida por Abascal.
Por cierto, ¿qué harán con los tres decretos económicos que la próxima semana llegan al Pleno del Congreso?
Nunca adelantamos las votaciones antes de intentar mejorar la agenda legislativa del Gobierno.
¿Pero no interferirá el «engaño» con el gravamen a las energéticas?
Aquella negociación fue un desastre porque el Gobierno, evidentemente, pretendió y pretende seguir sumando con un ente que ya no existe. Y para agravar aún más el problema el PSOE no tiene un fontanero o fontanera que hable con los grupos, antes de las votaciones, para intentar mejorar lo que ellos plantean o negociar sus propuestas. Al final, todo son lentejas, y eso llega un momento que es imposible de digerir. El Gobierno tiene que entender que está manejando a una mayoría de partidos enfrentados entre sí –Esquerra con Junts; PNV y Bildu; Podemos con Sumar. Y si este escenario es complicado de gestionar en sí mismo, se hace imposible si vas a lo de las lentejas porque seguramente que, entre comer y dejarlas, las dejaremos.
¿Qué le parece la propuesta de Moncloa para limitar la acusación particular?
No lo digo yo, lo dicen los expertos, que el modelo vigente es una anomalía. No existe casi ningún país en Europa donde haya un partido o una asociación determinada que se pueda erigir en acusación particular. Y me sorprende que Junts plantee una enmienda a la totalidad, más que nada porque, si saliera adelante esta reforma, seguramente que también caería la acusación particular de Vox contra Puigdemont, que es lo que de facto no le permite volver. En cualquier caso, esta propuesta hay que estudiarla, pero, evidentemente, se queda corta, como tantas otras cuestiones.
¿Qué puede salir de la batalla que libran Yolanda Díaz y el ministro Cuerpo?
Nada bueno. Yolanda Díaz presume de negociar muy bien, y la realidad es que ni negocia. Siempre plantea un marco político en el que te vienen a decir algo así como que «si no aceptas, te voy a enviar toda mi maquinaria mediática y social»... Y eso lo podía hacer en la pasada legislatura, pero hoy ya no tiene esa fuerza. ERC participará en la negociación de la reducción de la jornada laboral, como ya hicimos en la del siglo XIX, pero Yolanda Díaz se está equivocando, y mucho, en las formas.
Normalización institucional en Cataluña: cuanto más tiempo gane Illa, peor para ustedes.
Bueno, siempre que me plantean la premisa de que el independentismo está muy mal, o que está peor que nunca, siempre digo lo mismo: «Pues, oye, entonces es el momento de hacer un referéndum porque lo vamos a perder». Es verdad que Illa es muy hábil, yo le tengo mucho respeto porque le conozco desde la investidura del año 19, y el PSC, como partido grande y serio, ha sabido aprovecharse de los errores del independentismo, que son muchos. Pero el que crea que el independentismo está muerto, de capa caída, ignora que hay mucha gente en sus casas esperando que esto se active. Y Esquerra Republicana no deja de trabajar en ese objetivo.
Pero fuera del poder, ¿cómo se reactiva?
Con una política valiente y siendo mucho más ambiciosos. Bildu es un ejemplo para seguir, si bien nosotros tenemos el problema de enfrentarnos a un ecosistema mucho más incómodo. Pero creo que nuestras intervenciones en el Congreso de los Diputados son el modelo de referencia: somos los más antifascistas, los más feministas, los más sociales. Estamos en las cosas del comer, como en la vivienda, en las condiciones materiales de vida de la gente, en la situación de la escuela, en las familias, y también nos sigue ocupando plantear una solución política para el conflicto que vive Cataluña en cuanto a su estatus político, que es el referéndum.
No cree que volverían a ser más eficaces si recuperasen la unidad de acción con el partido de Puigdemont.
Aquello ya se probó. Y hoy tenemos diferencias importantes en la manera de ofrecer soluciones a los catalanes.