La operación contra la minería ilegal en Sudáfrica concluye con un saldo de 78 fallecidos
El terror en las profundidades de Sudáfrica mantiene en shock a la nación. Después de más de dos meses encerrados en el pozo minero de Stilfontein, el calvario de los mineros ilegales que se encontraban allí ha llegado a su fin este miércoles. El saldo final de su ejercicio de resistencia contra el gobierno sudafricano, que comenzó en noviembre una operación destinada a terminar con la minería ilegal en su territorio, ha sido dramático: 78 muertos y 240 supervivientes. Y quienes han conseguido salir con vida siguieron dos destinos: la cárcel o el hospital… para luego ir a la cárcel, una vez recuperados.
La tragedia comenzó con el inicio de la operación Vala Umgodi (traducida al español como “cerrar el agujero”) cuyo objetivo de terminar con la minería ilegal en Sudáfrica era coherente. Toneladas de oro extraídas de minas abandonadas por las grandes compañías mineras salen como contrabando del país africano, igual que ocurre en otros, generando millones de dólares en pérdidas y para beneficio de los tres países que más se lucran del contrabando de oro africano: Emiratos Árabes Unidos, Turquía y Suiza. Además, la minería ilegal viene asociada a numerosos actos delictivos en África, entre los que se encuentran la prostitución infantil, la trata de personas e incluso el terrorismo islámico, como puede verse en Mali y en Burkina Faso.
Sigue la lista con la inmigración ilegal que suele proveer de mano de obra a las minas, que en Sudáfrica se compone en su mayoría de mozambiqueños, lesotenses y zimbabuenses. En lo referente al pozo de Stilfontein, las autoridades sudafricanas fueron claras en las opciones que ofrecieron a los mineros: o salían o les forzarían a salir cortando su suministro de comida. Un puñado de mineros salieron. La mayoría optaron por quedarse. Pronto se anunció en la prensa internacional la historia de miles de mineros “atrapados” en Stilfontein, cuando la realidad era menos dramática y menos complicada. Eran miles, como se ha demostrado finalmente, pero no estaban atrapados, dado que el objetivo exclusivo de la operación Vala Umgodi era forzar a que salieran de su encierro voluntario.
La tergiversación de la realidad y la presión ejercida por las familias de los mineros y de diversas oenegés llevaron a que un tribunal sudafricano dictase que era necesario facilitar la entrada de alimentos en el pozo. La muerte de 78 mineros ha llevado a que varias oenegés locales acusen a la policía de no haber cumplido con la sentencia, pero las autoridades sudafricanas y los mineros supervivientes de Stilfontein confirman otra realidad, más apropiada a la hora de considerar las mafias que controlan la minería ilegal en el país. Que “sujetos armados” controlaban el flujo de alimentos dentro del pozo e impedían a los mineros acceder a ellos.
Las oenegés se mantienen en su postura y acusan a la policía sudafricana de haber cometido “una masacre”, mientras que una turba enfurecida escupió toda clase de insultos contra miembros del gobierno que acudieron este martes al lugar de los hechos. Pero su indignación no encaja con el hecho de que 1.500 mineros han salido del pozo en las últimas semanas, mientras que los últimos en salir fueron desalojados durante una confusa operación de rescate realizada por las autoridades sudafricanas con la ayuda de una jaula del departamento de bomberos.
Las penas por dedicarse a la minería ilegal en Sudáfrica pueden ascender a los 25 años de cárcel, mientras que este tipo de operaciones significan aproximadamente un 10% de la producción aurífera del país. El temor a las sentencias de un juzgado sería la razón primigenia que llevó a los mineros a negarse a salir. Con este dramático número de fallecidos concluye la operación Vala Umgodi, que se espera que sirva para erradicar la minería ilegal de Sudáfrica y la batería de delitos que la acompañan.