En España ya hay más personas nacidas en Marruecos que en Asturias
Desde finales de los años noventa del siglo XX y con el auge migratorio de inicios del siglo XXI, la población extranjera en España ha experimentado un rápido crecimiento. En aquel entonces, España era un país con una baja proporción de residentes foráneos, cuando ya predominaban los ciudadanos marroquíes, así como europeos occidentales.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), entre los 15 países con mayor número de personas nacidas fuera de España, se encuentran nueve de América Latina (Colombia, Venezuela, Ecuador, Argentina, Perú, Cuba, Honduras, República Dominicana y Bolivia), cuatro de Europa (Rumanía, Reino Unido, Francia y Ucrania), uno de África (Marruecos) y uno de Asia (China).
Las personas nacidas en América representan ya el 49% de la población extranjera en España, superando ampliamente a los europeos (27,2%), africanos (17,3%) y asiáticos (6,4%). Hasta hace menos de una década, los europeos constituían la mayoría (38%), pero la reducción en la población rumana, en particular, contribuyó a su disminución. Desde 2012, cuando los rumanos alcanzaron su punto máximo con más de 800.000 registrados, su número ha ido cayendo hasta situarse actualmente en poco más de 530.000. En 2022, los colombianos los superaron, y el año pasado los venezolanos también lo hicieron.
Marruecos, el país con mayor número de extranjeros en España
Marruecos sigue siendo la comunidad extranjera más numerosa en España, con más de un millón de personas registradas, cerca de 1.100.000. Una cuarta parte de esta población reside en Cataluña y, en concreto, siete de cada diez africanos que viven en España son originarios de Marruecos.
Después del país africano, le siguen Colombia, con más de 850.000 residentes en España; Venezuela, con 600.000; Rumanía, con más de 500.000; Ecuador, con 450.000; Argentina, con 415.000, y Perú, con 380.000.
En España viven más personas nacidas en Colombia que habitantes de provincias como Badajoz, Pontevedra o Zaragoza. Los colombianos son el grupo extranjero más numeroso en once provincias, entre ellas Valencia, y figuran entre las cinco comunidades más importantes en todas las provincias del país.
Por su parte, hay más venezolanos residiendo en España que personas nacidas en Navarra o Cantabria, y más rumanos que oriundos de Huelva o Valladolid. Además, el número de ecuatorianos, argentinos y peruanos supera al de habitantes de provincias como Lugo, Burgos o La Rioja.
En Madrid capital, los venezolanos conforman la mayor comunidad extranjera en una única ciudad española, con más de 115.000 residentes, un número que supera incluso a la población total de ciudades como Cádiz o León. En los últimos siete años, la población venezolana en España se ha triplicado, alcanzando las 600.000 personas en todo el país y convirtiéndose en el tercer grupo extranjero más numeroso, detrás de los marroquíes y los colombianos.
En un principio, los venezolanos que llegaron a Madrid se asentaron en zonas de alto nivel socioeconómico, convirtiéndose en el grupo extranjero más numeroso en los exclusivos distritos de Salamanca, Retiro y Chamartín. Sin embargo, su presencia se ha extendido a barrios de todas las clases sociales, hasta llegar a ser la comunidad más numerosa en 14 de los 21 distritos de la capital.
De las veinte ciudades más pobladas de España, en catorce el colectivo extranjero predominante es de origen americano. Por ejemplo, los argentinos lideran en Barcelona, mientras que los colombianos son mayoría en Valencia y Sevilla. En Madrid, los siete principales países de origen son exclusivamente americanos, una característica única entre las grandes ciudades españolas.
Una dinámica transformadora
El notable aumento de la población extranjera en España durante las últimas décadas ha redefinido su panorama demográfico, con un protagonismo destacado de las comunidades provenientes de América Latina, encabezadas por colombianos y venezolanos. Sin embargo, al igual que hace unas décadas el país extranjero con un mayor de residentes en España sigue siendo Marruecos.
Este fenómeno refleja no solo un cambio en las dinámicas migratorias, sino también una creciente diversidad cultural y social que ha impactado tanto en grandes ciudades como en localidades más pequeñas, consolidando a España como un importante punto de destino para la movilidad internacional.