El «café» de Yemen, la nueva droga para los encuentros de «chemsex»
Ocurre igual que con la hoja de coca los países andinos: los nativos la mascan desde tiempos inmemoriales pero los «cocineros» –como llaman popularmente a los químicos– la modifican y convierten en una sustancia química altamente adictiva e ilegal, que es la cocaína. Con el qat o «khat» pasa lo mismo en Yemen. Mucha gente masca la hoja de esta planta o la toma infusionada a modo de café (el 72% de los hombres y el 33% de las mujeres lo mascan en este país) pero también la alteran para extraer las catinonas y convertirla en la llamada clefedrona, una nueva droga sintética cuyo consumo ha aumentado de forma alarmante en nuestro país.
Hace tiempo que el Gobierno de España alertó sobre esta droga sintética, conocida químicamente como 4-CMC. Según el informe de situación del año 2023 (el del año pasado todavía está en proceso de elaboración) se produjeron casi 600 incautaciones de esta sustancia (582 notificadas por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado), una cifra no alarmante en sí misma pero sí preocupante si se compara con el dato del año anterior: solo 75 incautaciones. Pero ¿a qué se debe este incremento tan significativo?
Según el delegado del Gobierno para el Plan Nacional Sobre Drogas, Joan Villalbí, las catinonas siguen siendo una droga minoritaria aunque hayan experimentado este crecimiento en nuestro país. «Llevan tiempo en el mercado ilícito y su consumo se realiza de forma más habitual en el entorno homosexual y los llamados contextos de chemsex», sostiene Villalbí en declaraciones a LA RAZÓN.
Recordemos que el «chemsex» se trata de una práctica que consiste básicamente en quedar en una casa dos o más personas para practicar sexo de forma ininterrumpida y consumir drogas durante varios días para aguantar.
Es habitual en estos contextos el consumo de todo tipo de sustancias pero están muy presentes las drogas sintéticas: todo tipo de metanfetaminas y sus derivadas. Y es que, según el delegado, lo complicado de estas sustancias es que muchas veces los químicos que las «cocinan» modifican una molécula para burlar los controles legales. «Muchas catinonas a veces entran en el mercado y las consume la gente cuando todavía no son ni ilegales: cambian un poco una molécula durante el proceso de elaboración y pasa un tiempo hasta que el sistema la detecta y las hace ilegales pero siempre van por detrás», reconoce Villalbí.
Confirman esta teoría desde Energy Control. La asociación que analiza estupefacientes para reducir los riesgos del consumo, sostiene que la clefedrona apareció por primera vez en el mercado en 2014, junto con su isómero la 3-CMC y no fue fiscalizada a nivel internacional hasta 2020.
Su consumo, según el experto, suele ser en pastillas o inhalado el vapor tras calentar previamente la sustancia. Y sus efectos son principalmente estimulantes acarreando, además, insomnio, ansiedad y alteraciones cardiovasculares como taquicardia y presión sanguínea elevada aunque hay informes que también asocian su consumo con casos de alucinaciones y psicosis.
Un estudio publicado en Neurotoxicity Research en 2020 indica un potencial de neurotoxicidad, es decir, la posibilidad de daño a las células nerviosas. Sin embargo, todavía hay mucho desconocimiento sobre los efectos a largo plazo sobre la clefedrona.
Ocurre, además, que en muchos contextos de «chemsex» suele ser muy frecuente el policonsumo, por lo que no es habitual conocer los efectos aislados de esta sustancia ya que se mezcla con otras que no siempre son «compatibles», lo que provoca que el consumidor tenga que ser atendido por servicios sanitarios. A los hospitales españoles, no obstante, todavía no han llegado muchos casos de sobredosis por haber tomado solo este estupefaciente y sigue siendo un consumo residual, muy por debajo de otras drogas.
Un efecto de euforia que dura entre 2 y cuatro horas
Uno de los problemas del consumo de la clefedrona o 4-CMC es que se enmascara en pastillas y se vende como si fuera otra sustancia (MDMA o anfetaminas, que son más conocidas). Desde Energy Control reconocen que es una sustancia de tan reciente aparición que no disponen de muchos datos pero, siendo una sustancia que libera serotonina, se recomienda no mezclarla con otras sustancias que liberen serotonina o que puedan inhibir su degradación. Sus efectos suelen durar entre 2 y 4 horas y puede tardar unos 20-60 minutos en comenzar a hacer efecto. Los efectos son más cortos si se esnifa y comienzan a los 2-3 minutos.