Sánchez y la pista de patinaje
La peor pesadilla para un profesional de patinaje artístico sobre hielo es caerse. Se rompe el ritmo de la exhibición y suele entrar en una fase en que la inseguridad le lleva a cometer un error tras otro.
Eso es lo que parece que le está pasando a Pedro Sánchez desde que empezaron los problemas judiciales para él. La caída en la pista de hielo fueron los cinco días de pasión en los que amenazó con dimitir. A partir de ahí, los casos de corrupción dieron protagonismo a Aldama, a Koldo y la investigación sobre su esposa y su hermano fueron el remate. Ya estaba en el suelo y al levantarse no fue capaz de recuperar el equilibrio.
Para rematar, Puigdemont ha sacado la espada de descabello una vez humillado el Gobierno. El error de parapetarse en las pensiones para aprobar, entre otras cosas, cesiones a los nacionalistas vascos, va a obligar a Sánchez a recular y separar la aprobación del pago de la subida a millones de pensionistas de los pagos exigidos por sus socios de investidura. Tampoco le salió bien el intento de liderar la audiencia televisiva de la noche. El martes, David Broncano, la apuesta millonaria de Moncloa en RTVE, tenía como invitado a Alejandro Sanz llevando un mensaje, en forma de carta, de su rival, Pablo Motos. Por su parte, El Hormiguero tenía como invitado especial a Emiliano García-Page. Desde RTVE y desde Moncloa se frotaban las manos, dando por hecho que Broncano se proclamaría claramente campeón en su duelo particular en el «prime time».
Motos hizo algo inusual en el programa, realizó una entrevista al presidente manchego netamente política, más propio de periodistas políticos como Carlos Alsina o Ana Pastor, con poco espacio para el divertimento. Al día siguiente, el equipo de Sánchez esperaba los datos de audiencia para demostrar que la controvertida apuesta del ente público por La Revuelta fue un acierto y, sobre todo, para afirmar que las posiciones críticas de García-Page carecen de respaldo social. Sin embargo, el balance de la noche del lunes fue el contrario. El interés que demostró tener el público por las posiciones críticas de García-Page, incluso en un formato que no es el que busca habitualmente el público en El Hormiguero, fue tan grande que le dio la pole al programa.
Solo cabe una explicación a este fenómeno: Sánchez genera tal cansancio que la sociedad española está deseando un recambio.