Merkel critica a su sucesor en la CDU por cooperar con la ultraderecha
La aprobación en el Parlamento alemán de una moción contra la migración con los votos de la derecha y de los ultras de Alternativa para Alemania (AfD) no solo suscitó las críticas de los socialdemócratas o del partido de Los Verdes. La mismísima excanciller y presidenta de la Unión Cristianademócrata (CDU) Angela Merkel expresó ayer en un comunicado su preocupación por las acciones del líder de la CDU, Friedrich Merz. En una acción inusual para la exlíder, que desde que abandonó la Cancillería optó por adoptar un perfil bajo, Merkel subrayó que consideraba correcta la posición que tomó Marz en noviembre de 2024, cuando aseguró que las mayorías solo deberían buscarse en los partidos centristas. «Esta propuesta y la actitud asociada a ella fueron una expresión de una gran responsabilidad política estatal, que apoyo plenamente», explica Merkel en un mensaje en el que añade que «sería un error dejar de sentirse vinculado a esta propuesta y permitir así por primera vez una mayoría con los votos del AfD en una votación del Bundestag».
Merkel, en una insólita crítica hacia el candidato conservador de su partido, advirtió que «todos los partidos democráticos deben trabajar juntos por encima de las fronteras partidistas, no como maniobras tácticas, sino de forma honesta, moderada y sobre la base del Derecho europeo aplicable, para hacer todo lo posible por evitar en el futuro atentados tan terribles como los de Magdeburgo, poco antes de Navidad, y el de hace unos días en Aschaffenburg».
Merz asumió el liderazgo de la formación conservadora después de que Merkel dejara el cargo en 2021. Desde entonces, adoptó una postura más restrictiva sobre la migración e incluso la semana pasada, apuntó que Alemania ha tenido una «política de asilo e inmigración equivocada» desde que Merkel abriera las fronteras alemanas a un gran número de refugiados. A pesar de que la CDU encabeza las encuestas de estimación de votos de cara a las elecciones federales del 23 de febrero, el comunicado de Merkel podría perjudicar ahora la credibilidad del candidato conservador.
La moción aprobada pide el rechazo total de los solicitantes de asilo en las fronteras alemanas y, para muchos, es el culmen de una escalada política que, zozobrada por la campaña electoral, desató el ataque con cuchillo en la ciudad de Aschaffenburg, en el sur del país, que se saldó con dos muertos –uno de ellos un niño de dos años– y por el que se detuvo a un solicitante de asilo afgano al que se había ordenado abandonar el país. Un suceso que ha hecho tambalear el «cordón sanitario» erigido contra los populistas de la AfD y que ha llevado la controversia sobre la inmigración en Alemania al centro del debate político.
De hecho, las críticas de Merkel no fueron las únicas. El primer ministro de Schleswig-Holstein, el cristianodemócrata Daniel Günther, calificó los acontecimientos en el Bundestag como una «hora amarga» y de cara hoy –día en el que la Unión quiere someter a votación en el Bundestag su proyecto de ley–, aseguró que todos los partidos que son buenos con la democracia deben unirse y llegar a un acuerdo conjunto para votar. A la contra, el primer ministro de Renania-Palatinado, Alexander Schweitzer –del Partido Socialdemócrata (SPD)–, pidió a la CDU que retirase su proyecto de ley. Su colega del grupo parlamentario, Rolf Mützenich, acusó por su parte a la Unión de haber dañado gravemente la democracia. «Aquí no solo se ha dañado el sustento de la democracia». Asimismo, Mützenich pidió a Merz que detenga la aprobación de su proyecto para el que también requiere de la ayuda de los ultras de la AfD.
El ministro federal de Economía, Robert Habeck, acusó a la Unión de dañar la economía alemana. «Esta decisión dejará una mala huella económica en Alemania», afirmó el candidato de Los Verdes. «Las personas que no se llamen Mayer, Müller o Habeck» se plantearán abandonar ahora el país. De hecho, en el Bundestag, el ministro de Economía informó que después de la votación había recibido noticias de empresas que estaban preocupadas por la fuga de cerebros. Las empresas de los Estados del este de Alemania, donde el AfD «ya tiene influencia en la política», están teniendo grandes dificultades para contratar empleados de otros países. «Más allá de las cuestiones democráticas y los incumplimientos de la palabra», una mayor cooperación entre la Unión y AfD sería «el clavo en el ataúd de la economía alemana».