45 años del atentado de ETA que dio lugar al despliegue de los GAR en el País Vasco y Navarra
Hoy se cumplen 45 años El atentado de Ispáster en el que fueron asesinados seis guardias civiles y murieron, por la explosión de una granada con la que iban a rematar a los agentes, dos de los terroristas de ETA del “comando” que perpetró el atentado. Se trató de una auténtica acción de guerra que dio lugar a la creación de los Grupos Antiterroristas Rurales (GAR), que tan excelentes resultados dio en la lucha contra la banda criminal. Fue un ataque con armas de fuego y granadas. El objetivo era un convoy de transporte de armas escoltado por agentes de la Benemérita.
ETA tenía un informador infiltrado en la fábrica Esperanza y Cia, que comunicaba los movimientos de material y personal. Ante la proximidad de unas pruebas de homologación de morteros de 81 y 60 mm, comunicó la fecha y hora del transporte de material. Miembros de la banda vigilaron la salida del convoy de la fábrica y avisaron a sus compinches.
El convoy se componía de cuatro vehículos, en el primero viajaban los técnicos de transporte, los dispositivos de mortero producidos por la fábrica iban en el tercero, y los vehículos segundo y cuarto eran dos Land Rover, sin blindaje, que llevaban a tres guardias civiles cada uno.
Salió de la fábrica a las 07:30 horas, y aproximadamente a las 08:15, tuvo que reducir la velocidad en un tramo de la carretera, que presentaba numerosas curvas. Los miembros de ETA habían elegido un lugar cerca de una pequeña colina, donde estaban ocultos a la vista por una densa vegetación.
Después de permitir que el vehículo que transportaba a los obreros pasara, ETA lanzó una granada contra el segundo vehículo, provocando que se pegase a la orilla de la carretera y luego atacaron los vehículos de la Guardia Civil con rifles de asalto, ametralladoras y granadas, realizando más de 100 disparos. Con el fin de garantizar que no sobreviviese ningún agente, los etarras se acercaron a los vehículos y lanzaron una granada de mano en el primer vehículo oficial y, al intentarlo con el segundo, dos de los etarras fueron alcanzados por la metralla al no poder alejarse antes de que las granadas explotaran.
Los agentes asesinados fueron: Alfredo Díez Marcos (24 años), natural de Fermoseelle (Zamora); José Gómez Martiñán (24 años), nacido en Algeciras; José Gómez Trillo (30 años), de Chirivella (Valencia); Antonio Marín Gamero (27 años), natural de Oliva de la Frontera(Badajoz); José Martínez Pérez-Castillo (26 años), nacido en Oria (Almería); y Victorino Villamor González (41 años), de Quecedo (Burgos).
Los terroristas de ETA muertos:Gregorio Olabarria Bengoa,y Javier Gorrochategui Agote.
Los otros miembros del "comando" terrorista recogieron a los heridos y los trasladaron en busca de ayuda. Gregorio Olabarria fue conducido hasta la plaza Elejalde, de la localidad de Natxitua. Los etarras pidieron al dueño de un bar que avisara a un médico, pero antes de que este llegara Olabarria falleció. Su compañero, Javier Gorrochategui, falleció también a causa de las heridas y fue abandonado por los etarras, envuelto en una ikurriña, en la puerta del cementerio municipal de
Ermua.
El asesinato de los seis guardias civiles y las características del atentado provocaron la repulsa general de la opinión pública. Había que reaccionar. El mismo día de la acción criminal, el presidente del Gobierno, Adolfo Suárez, ordenó la creación de una Delegación Especial de Seguridad para el País Vasco y Navarra, y puso al frente al general José Antonio Sáenz de Santamaría, que en aquel momento era el jefe de la Policía Nacional. Además, para reforzar el despliegue policial, fueron enviados los primeros agentes del GAR divididos en cuatro compañías para las trres provincias vascas y Navarra.