Van der Poel colecciona arcoíris sobre el barro
Mathieu van der Poel ya es el hombre con más mundiales en la historia del ciclismo. Con su victoria en Lievin ya son siete los maillots arcoíris que ha conseguido en ciclocrós, con los que iguala a Eric de Vlaeminck, que dominó la especialdad a finales de los 60 y comienzos de los 70. Van der Poel, además, suma uno en carretera.
El dominio del neerlandés es abrumador y tiene pinta de que puede seguir coleccionando arcoíris sobre el barro si lo desea. En Lievin sólo necesitó una vuelta para decidir la carrera. Aprovechó que su máximo rival, Wout Van Aert, salía por detrás y tenía que superar el tráfico para llegar hasta él, y forzó el ritmo desde el momento de la salida. En la primera vuelta ya tenía 46 segundos de ventaja sobre Van Aert y esa diferencia es la que mantuvo al final de la carrera, aunque fue superior en algunos momentos. Van Aert no pudo competir contra Van der Poel, que resultó invisible para sus rivales desde el comienzo.
El neerlandés hizo casi toda la carrera en solitario, sin nadie que le incomodara y sin más rival que sí mismo. Tampoco ayudó a la competencia la mala suerte de Van Aert, que desde la segunda vuelta lucía un agujero en el culotte producto de una caída o de un enganchón con una valla.
La rivalidad que mantienen desde que eran pequeños no se pudo trasladar al circuito de Lievin más allá de la posición final. Sabía Mathieu que era una carrera muy dura. Estudió el recorrido y había comprobado en la prueba sub’23 que la ventaja de salida había sido decisiva. Y a eso se aplicó.
La carrera era una competencia entre holandeses y belgas en la que sólo se atrevió a colarse Felipe Orts. Durante las primeras vueltas rodaba en cabeza el español, que se había marcado como objetivo la quinta plaza o algo mejor si pudiera ser. Pero el español, que ya había sido medalla de plata en el Europeo esta temporada, no pudo aguantar el ritmo. Pagó el esfuerzo por mantenerse en el grupo que peleaba por las medallas y acabó siendo duodécimo. El primero que no competía bajo bandera belga o neerlandesa.
No llegó Felipe, después de una temporada exigente y exitosa, a pelear por el podio. Se quedó lejos. Esa pelea, como todo, estaba entre Bélgica y Países Bajos, entre Thibau Nys y Joris Nieuwenhuis. El bronce fue para Thibau Nys, el ganador del ciclocrós de Benidorm hace dos semanas.
El podio demuestra que el ciclocrós es cosa de familia, una disciplina que se transmite de generación en generación. El padre de Thibau, Sven, ganó dos veces el Mundial y tres veces la Copa del Mundo en los primeros años de este siglo. Adri van der Poel, el padre de Mathieu, fue cuatro veces sunbcampeón del mundo, tres de ellas de manera consecutiva. Pero el Van der Poel de ahora mejora la especie. Ya sólo compite contra él y contra la leyenda.
Al cruzar la meta, Van der Poel levantó los brazos y señaló un siete con los dedos de sus manos. El neerlandés colecciona arcoíris y todavía quiere más.