4+1 razones que explicarían la última arremetida de Donald Trump contra el gobierno sudafricano
Donald Trump anunció este domingo que procedería a interrumpir “toda la financiación futura [de Estados Unidos] a Sudáfrica”. El presidente estadounidense justificó esta acción en que “en Sudáfrica se está confiscando tierra y tratando muy mal a ciertas personas”, acusando que los medios de comunicación de “la izquierda radical” no quieren informar sobre esta “violación masiva de derechos humanos”. Sudáfrica se convierte así en el primer país africano en experimentar el radical cambio de la política estadounidense a manos de Donald Trump.
El anuncio fue recibido con cierto enfado por parte del presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, que dijo en un acto público tras conocerse esta medida que “no sé qué tiene que ver Donald Trump con la tierra sudafricana. Sudáfrica no pertenece a Donald Trump […]. Debe dejarnos en paz y mantenerse alejado de nuestros asuntos”. Añadió que “estamos viviendo como una nación, y blancos y negros vamos a encontrar soluciones para nuestras cuestiones”. La polémica nace de una nueva ley firmada el pasado mes de enero por Ramaphosa, en la que el gobierno sudafricano podría expropiar tierras a sus propietarios sin la necesidad de pagar una compensación económica. Esta ley sustituye a la Ley de Expropiación de 1975, en la que el Estado tenía la obligación de pagar a los propietarios de las tierras expropiadas. La ley de 1975 se regía por el principio “vendedor dispuesto, comprador dispuesto”, mientras que la actual ley transita hacia la idea de “lo justo y equitativo para el bien común”.
Expropiaciones sin compensación
Esta drástica medida se debe a la desigualdad expuesta en lo relativo al reparto de tierras en propiedad entre negros y blancos sudafricanos. Una auditoría reciente realizada por el gobierno sudafricano mostraba que el 72% de las tierras en manos de propietarios individuales correspondían a sudafricanos blancos, mientras que apenas el 15% pertenecían a sudafricanos negros. Esta abismal diferencia, que se atribuye a una “continuación” del apartheid, ha despertado un profundo malestar entre los votantes del Congreso Nacional Africano (el partido de Ramaphosa). La Alianza Democrática, segunda fuerza política del país, ya ha anunciado que se opone firmemente a esta nueva medida.
Sin embargo, desgranando el mensaje de Trump y las circunstancias en las que se dijo, puede encontrarse una batería de razones que se sumarían a su último guantazo a Sudáfrica. No sería sólo ese escueto “cierto”, escrito por Elon Musk mientras compartía el mensaje de Trump en la red social X, recordando de paso que el millonario es blanco y sudafricano. Considerando que la acción de Trump corre en socorro de los blancos sudafricanos que la fortuna de Musk (436.000 millones de dólares) es casi la misma que el PIB de todo Sudáfrica (377.000 millones).
Una zancadilla a la Internacional Socialista
También debería subrayarse en su mensaje el señalamiento realizado contra “los medios de comunicación de la izquierda radical”, considerando a la vez que la ideología del Congreso Nacional Africano se enmarca dentro del socialismo. Si la proyección política del presidente estadounidense busca liderar los movimientos de la derecha global, un sablazo ejecutado en el momento preciso contra uno de los gobiernos socialistas más poderosos de África (no debe olvidarse que el CNA ha gobernado desde 1994 de forma ininterrumpida) contribuye a su cruzada paralela en contra de la izquierda global. Por el momento, mediante un simple movimiento, Donald Trump ha conseguido contentar a su mayor patrocinador, Elon Musk, a la vez que ha reforzado su imagen como azote de la Internacional Socialista.
Los BRICS
No habría que olvidar tampoco que una de las principales metas de Trump consiste en mantener a flote la hegemonía estadounidense frente al bloque de naciones conocido como BRICS. La "S" corresponde a Sudáfrica. En múltiples comparecencias ha expresado sus distancias con este grupo de naciones cuyos movimientos atentan directamente contra la hegemonía del dólar, y dinamitar la economía de uno de los cinco países que dan nombre al grupo parece una jugada adecuada para el presidente norteamericano.
Sudáfrica vs. Ruanda
En las redes sociales hubo incluso quien interpretó el gesto como un guiño a Ruanda en el contexto que enmarca a la región desde la toma de Goma el pasado domingo. Cabe a recordar que Ruanda y Sudáfrica se encuentran actualmente enzarzados en un conflicto diplomático que tuvo sus comienzos en un rifirrafe protagonizado por Cyril Ramaphosa y Paul Kagame en la red social X. Entonces, Rampahosa calificó al ejército ruandés como “milicia” y Kagame respondió diciendo al presidente sudafricano que se metiera en sus asuntos. Trump ya afirmó ante Kagame durante su anterior mandato que consideraba “un honor tener como amigo” al mandatario de Ruanda, y recientemente se negó a hacer comentarios a la prensa sobre lo sucedido la pasada semana en Goma. Cuando un periodista le preguntó en la Casa Blanca sobre su opinión acerca de la crisis de los Grandes Lagos, Trump simplemente dijo que “no es el momento de hablar de eso”.
Perjudicar a la economía sudafricana puede interpretarse de múltiples maneras. Si la nación de Mandela se encuentra hoy enfrentada a uno de los principales socios militares de Estados Unidos en África Oriental, es de lectura obligada considerar la estocada que supone en este contexto para los sudafricanos. Cabe a recordar que actualmente hay tropas sudafricanas combatiendo al M23 en suelo congoleño, y que múltiples informes de Naciones Unidas señalan a Ruanda como principal patrocinador del grupo rebelde.
Apoyo incondicional a Israel
Pero hay más. El anuncio de Trump en lo referente a Sudáfrica tuvo lugar apenas unas horas antes de la primera reunión sostenida entre el estadounidense y Benjamin Netanyahu, primer ministro israelí. Este dato, en apariencia baladí, debe leerse en comunión con el hecho de que fue Sudáfrica el país que interpuso una demanda de genocidio contra Israel en la Corte Internacional de Justicia.
Estados Unidos concedió ayudas a Sudáfrica por valor de 440 millones de dólares en 2023. Ayudas que se presupone que no llegarán en 2025. El mensaje de Trump es claro: la expropiación de tierras en Sudáfrica es el timón que mueve su castigo. Aunque eso no quitaría que The Donald haya podido matar a cinco pájaros de un tiro con la velocidad que le es habitual a la hora de “disparar” a sus contrincantes.