Hotel Serras Barcelona: simplemente perfecto
Navegar en un barco de placer con vistas a las Ramblas barcelonesas sin naufragar jamás solo es posible en un lugar: el magnífico Hotel Serras. Una bañera como una amplia embarcación será el recibimiento a una habitación de lujo extremo e intimidad alucinante, dos variables que pocas veces se juntan de verdad. El resultado está allí esperándonos, bajo exquisitos estándares decorativos, con atención tan personalizada, que el turista que viene de fuera de la Unión Europea tendrá a su disposición hasta un teléfono móvil con conexión a internet para desplazarse sin dificultades en la ciudad que aún no conoce.
Balcones encortinados que los días de luz esconden las sombras de las arboledas cuyas hojas han amarillado ya con el otoño, o han caído con el invierno. No importa, la combinación es igual de sorprendente. No olvidemos que estamos en un barco de placer, no de papel, y que a la tarde en lugares como este el sol se pone siempre. Sobre todo si se tiene la fortuna de disfrutar de su «rooftop» con vistas al mar y la ciudad; un lugar precioso donde relajarse en las hamacas o remojarse en la piscina, donde se puede tomar algo en su bar informal: un refresco, un aperitivo o un cóctel acompañado de unas tapas.
Allí, desde la azotea, se puede comprobar la ubicación ideal del hotel, en el Passeig Colom 9, en el histórico barrio Gótico de Barcelona, a un paso de las Ramblas y del barrio de la Barceloneta, frente al Mediterráneo y el renovado Port Vell, a unas calles de la Catedral, el barrio del Born o el Museo Picasso. Pero es que antes de gozar de todo esto, el huésped ya recibe una atención exquisita y una ayuda impagable, haciendo bueno su lema de que «cada cliente es único». Esto no es una forma de hablar o vender su producto; es exactamente así, como se percibe al interactuar con todos los miembros del equipo, de una atención excelsa, tan discreta y familiar como cuidadosa. Así, el bienestar está garantizado gracias a un genuino servicio de atención personalizado; de hecho, su atención empieza incluso antes de la llegada del visitante, pues uno de los servicios que ofrece el hotel es preparar tu estancia, gestionar tu recogida en el aeropuerto, por ejemplo, e incluso proporcionar un servicio de limusina.
Picasso estuvo aquí
Nada más cruzar la puerta de entrada, el huésped apreciará que está en un lugar concebido con tal calidez arquitectónica que se sentirá en un lugar de ensueño dentro del ámbito hotelero. Le será muy, muy difícil encontrar en adelante un establecimiento donde hospedarse que reúna todas las virtudes de las que hace gala el hotel Serras, que dispone de unas instalaciones absolutamente increíbles, además de tener una historia detrás de máximo interés. Y es que la fachada del edificio fue diseñada en 1846 por Francesc Daniel Molina, el mismo arquitecto que construyó la Plaza Real de Barcelona, muy cerca de Las Ramblas.
Por otra parte, en el primer piso, en un salón abierto con bar, ideal para trabajar o aislarse cómodamente, se hace un homenaje a Pablo Picasso, sobre el cual se exponen grandes libros de arte. No en balde, en 1896, el joven pintor tuvo su primer estudio en uno de los espacios del hotel, donde pintó obras tan extraordinarias para su temprana edad como «Ciencia y caridad». Este rincón delicioso y sorprendente, de gran calado histórico-cultural y tratado con una elegancia fabulosa, se mezcla con otros servicios modernos como el gimnasio con equipamientos para fitness abierto las 24 horas y una serie de habitaciones que te dejarán con la boca abierta.
El lujo y el confort es el resultado del maravilloso trabajo de la diseñadora Eva Martínez, cuyo propósito fue crear un universo que fusionara el estilo neoyorquino moderno con el estilo catalán clásico. Por este motivo, se planteó hacer un guiño al pasado industrial de Barcelona y recurrió al acero, a la madera y a las baldosas hidráulicas tradicionales de la ciudad, convirtiendo además cada metro cuadrado en una bienvenida para la luz natural. El hotel dispone de 28 habitaciones y suites, amplias y luminosas, unas orientadas al mar y otras al Gótico, todas con balcones. Equipadas con colchones hechos a mano y un sistema de sonido envolvente, todas respiran paz y una belleza en su interiorismo formidables. Cada habitación tiene un espacioso cuarto de baño con un gran lavabo, una ducha de pie con efecto lluvia y selectos productos de aseo Diptyque L'Art du Soin.
Restaurante Agreste Mar
Obviamente, en un hotel de tamaña calidad y hermosura, la gastronomía ha de ser de lo mejor, y ciertamente así se verá nada más sentarse en el restaurante Agreste Mar, también enmarcado en un lugar estupendo: a ras de suelo, tras el lobby, con grandes ventanales que dan a la calle y con la posibilidad incluso de ver cómo trabajan los cocineros. La idea de estos es dotar a su oferta culinaria de una reinterpretación de la cocina tradicional catalana desde la tradición italiana. Así, de la mano del chef Fabio Gambirasi, formado en varios restaurantes de estrella Michelin en Francia e Italia, se puede tener el inmenso placer de comer delicias que buscan un equilibrio entre lo clásico y lo vanguardista.
Su menú, en el que destacan los ingredientes ecológicos, de temporada y de proximidad, está pensado para brindar al comensal una experiencia gastronómica excepcional. El sabor y la estética que confiere Gambirasi a cada plato son únicos: erizo de mar y salsa al café, anchoa superior del Cantábrico, gorgonzola y limón, alcachofa a la brasa, yema de huevo, papada ibérica y tartar de atún; carpaccio de chuleta de vaca frisona madurada 90 días, robellons a la carbonara y sepionetas, col asada y escabechada con ciausculo, cebolla tierna, pulpo jalapeño y menta; cappelletti de parmesano 24 meses, mantequilla, salvia y parmesano de 30 meses, ribollita toscana, fundida de queso Montsec; tagliolini de pasta fresca, mantequilla y trufa blanca de alba… Y así podríamos seguir, con elaboraciones que suenan y saben de forma excelsa.
La liebre, el foie y la trufa negra, el bacalao al pil pil, las setas de temporada, el pato, y hasta el listado de postres, con maravillas como el helado de menta, espuma de cardamomo, chocolate blanco y pollen, son la oportunidad de conocer la cocina de uno de los mejores restaurantes de toda Barcelona. Pero así de rico también estará el desayuno, realmente mayúsculo, dentro de un hotel que simplemente se puede calificar, sincera y memorablemente, de perfecto en todos los sentidos.