Alcaraz encuentra el antídoto contra Hurkacz para meterse en la final de Róterdam
Los partidos contra Hubert Hurkacz on siempre muy peligrosos. El polaco es un sacador letal, el servicio es su gran arma, pero además mueve bien sus 197 centímetros. Cuando a ese potente primer golpe añade consistencia desde el fondo, hay momentos en los que no parece tener brechas. Eso sintió Carlos Alcaraz en las semifinales de Róterdam, al menos durante los primeros juegos. Hurkacz hizo un break rápido, sacaba bien, peloteaba igual de bien, atacaba, se defendía, lograba golpes al límite...
El español incluso aplaudió muchos de ellos. ¿Qué más podía hacer? Quizá se preguntaba eso, y él mismo demostró con su actitud la respuesta: no desfallecer. Lo intentó cambiando el ritmo, buscando altura en el bote, pero esta vez el camino era ser un poco más agresivo. Por momentos, se dejó el alma el murciano en cada derecha. Por momentos también, estuvo al límite, especialmente en ese arranque. Perdía 0-3 y salvó una pelota de break con una derecha cruzada a la carrera magnífica. Una doble rotura hubiera supuesto el punto y final a ese parcial. Sobrevivió a ese juego y tampoco le desmoralizó el 1-4 siguiente. Tenía que hacer el partido duro, que Hurkacz es muy bueno, pero a veces tiembla en los momentos clave. El primer turno de servicio en el que el polaco dudó un poco, lo aprovechó Alcaraz. Desde el 1-4, encadenó cinco juegos seguidos para llevarse el primer set.
Otro tiebreak entre Alcaraz y Hurkacz
Amenazó el murciano con seguir apretando en el comienzo del segundo, pero Hurkacz logró hacer frente a tres pelotas de break. Se recompuso el polaco, lo que llevó el duelo a otro escenario: el de la prisa. Los servicios empezaron a imponerse, siempre peleados, hasta llegar al tiebreak. Es un clásico entre estos dos jugadores. De los seis sets que le había ganado Alcaraz antes, cinco fueron en el desempate. No había perdido ninguno... Pero lo hizo en esta ocasión, cuando lo tenía todo de cara, con 5-4 y dos saques. Resistía el polaco, pero no hubo señales de flaqueza en el número tres del mundo, que tiró de todo su repertorio en un duelo en el que no caben todos los «highlights». Alcaraz golpeó duro desde el fondo y conquistó la red con una maestría tremenda. La raqueta a veces parece la extensión de su mano, porque en la volea es capaz de dejar muertas bolas que le llegan como cañonazos. También presumió de piernas el español. Sólo pensar en ir a por algunas pelotas ya es una locura, pero él lo hace y además saca la varita ahí con una contradejada, un globo, un gran Willy... Una buena versión de Hurkacz no es suficiente contra esta versión de Carlos.
Con sólo 21 años, el murciano busca derribar otra puerta. Ya tiene 16 títulos, de prácticamente todas las categorías y en todas las superficies, dura, tierra batida y hierba, pero ninguno de ellos ha sido bajo techo, como se juega en Róterdam. Es un torneo, además, que nunca ha ganado un español, pues Nadal perdió la final de 2009 ante Murray y Juan Carlos Ferrero la de 2004 contra Hewitt. Alcaraz quiere lograr lo que no consiguió su entrenador, que, por cierto, no le está acompañando esta vez. En el banquillo se sienta Samuel López. El último obstáculo para el título es De Miñaur, que derrotó a Bellucci (6-1 y 6-2). El australiano está en el mejor momento de su carrera. El año pasado también alcanzó este partido definitivo, pero no logró superar a Sinner, que unos meses después llegaría al número uno del mundo, y ahí sigue.