Entomofagia o consumo humano de insectos, ¿si o no?
Actualmente, existe un gran interés por parte de la población acerca de incluir los insectos en la dieta humana por su producción de bajo impacto medioambiental y su alto valor nutritivo, tratándose así de una muy buena proteína alternativa frente a las habituales.
En estos momentos, en lo que se refiere a la comercialización de esos insectos en España, el Reglamento (UE) 2015/2283 relativo a los nuevos alimentos establece que cualquier operador que quiera comercializar insectos para alimentación humana en la Unión Europea deberá presentar: una solicitud de autorización de nuevos alimentos o una notificación para alimentos tradicionales de terceros países, que se basará en el historial de uso alimentario seguro en un tercer país, de manera que tales alimentos deben haber sido consumidos en al menos un tercer país durante por lo menos 25 años como parte de la dieta habitual de un número significativo de personas.
Los insectos que actualmente pueden estar en el mercado europeo por estar acogidos a las medidas transitorias establecidas en el Reglamento (UE) 2015/2283, relativo a los Nuevos Alimentos, en tanto se llega a una decisión sobre su inclusión o no en la lista de la Unión (Reglamento de Ejecución (UE) 2017/2470) son: grillo doméstico, gusano de la harina, Locusta migratoria, grillo tropical, langosta del desierto, escarabajo de la cama y abeja de la miel europea. La cría de insectos (y otros invertebrados) con otros fines no alimentarios no está prohibida, por lo que puede haber explotaciones que se dediquen a criar estos animales para múltiples destinos, como pueden ser, por ejemplo, el cebo para pesca, polinización, fertilizantes, control de plagas, etc…
Jose Sánchez, presidente de Aproinsecta, la Asociación Profesional de insecticultura de España, que representa los intereses de criadores de insectos para consumo humano, animal y otros usos derivados, responde que la clave del desarrollo de esta industria está en el grado de aprovechaniento de los subproductos vegetales. «No tiene sentido alimentar a los insectos de pienso cuando se pueden aprovechar los excedentes agroalimentarios y los residuos generados tras el proceso de industrialización».