Montero pierde la "baraka": el desgaste de la "mujer para todo" de Sánchez

María Jesús Montero es un pilar para Pedro Sánchez. Un perfil incontestable para el presidente del Gobierno que ha ido expandiendo su poder e influencia en el Ejecutivo y en el partido. Es la "mujer para todo". Un rol que Sánchez premió tras la salida de Nadia Calviño de Moncloa, reconociendo su labor con el ascenso a vicepresidenta primera. También la confirmó como vicesecretaria general del PSOE en el último Congreso Federal y colocándola como secretaria general del PSOE de Andalucía y candidata a la Junta en las próximas elecciones, con el desafío de devolver el ánimo a los socialistas andaluces y recuperar la pujanza de la federación otrora pulmón electoral.

Además de todo ello, labores que compatibiliza en la actualidad, Montero, en su condición de ministra de Hacienda lidera algunas de las negociaciones más complejas que el Gobierno tiene abiertas. Las relativas a la política fiscal, las que tienen que ver con la financiación autonómica y, a más, las de los Presupuestos Generales del Estado. Ya hay quien considera dentro del partido que la vicepresidenta tiene "demasiados frentes abiertos" y que esto justifica que, en algunos momentos, no se puedan gestionar de la manera correcta.

Muy discutida internamente y entre los socios de la coalición fue la negociación del paquete fiscal. Que Montero iniciara las conversaciones por los socios más a la derecha, PNV y Junts, pensando que serían más permeables a las exigencias de la izquierda provocó una situación insólita, el Gobierno tuvo que retrasar hasta en tres ocasiones la aprobación del paquete fiscal y logró un equilibrio imposible para la cuadratura del círculo. Esta negociación se saldó con la eliminación del impuesto a las energéticas, algo que sus socios a la izquierda ni perdonan ni olvidan.

El desgaste de la figura de la ministra de Hacienda se incrementó ayer a cuenta de la tributación, por primera vez, del salario mínimo. La decisión de gravar esta renta a los trabajadores más vulnerables, anunciada minutos antes de la comparecencia posterior al Consejo de Ministros, forzó un choque inédito y en directo en la coalición, que acabó por eclipsar las bondades de la medida que se aprobaba. La incomprensión por la gestión de los tiempos no solo se percibe en Sumar, que aseguraban tener un pacto para tratar esta cuestión en el futuro, sino también por parte de los propios socialistas, que no entendían muy bien el autoboicot del Gobierno.

Fuentes gubernamentales ya mostraban ayer su preocupación por el impacto que pueda tener esta cuestión entre su electorado y cómo lo puedan interpretar los perceptores del salario mínimo. "No es una medida progresista", critican desde la izquierda. Otras fuentes de la coalición consideran que esta cuestión le puede pasar factura a María Jesús Montero en su carrera por la Junta de Andalucía y presionan desde Sumar para que el PSOE "rectifique". "No se podrá presentar ante los votantes con ese recorte", resuelven.