El Atlético y un mes infernal

La visita del Atlético a Mestalla se solventó con más facilidad de la esperada, pero no con tanta como refleja el resultado. El Atlético hizo un partido serio, ordenado, sin correr riesgos y, sobre todo, contundente. Si en la maratón de enfrentamientos que se avecina ante rivales fuertes tiene un acierto parecido, tendrá mucho ganado.

Marcó dos goles en las dos primeras ocasiones que tuvo. Fue un primer tiempo plácido, sin conceder oportunidades. Julián Álvarez estuvo enchufado y Griezmann se gustó dando asistencias sin verse presionado por el rival. Como suele ocurrir, el delantero argentino falló la más clara justo antes del descanso, que hubiera matado el partido, pero definió tremendamente mal ante Mamardashvili. Esa jugada y el resultado aún abierto dieron alas al Valencia, que salió tras el descanso con un par de marchas más que los de Simeone. Los locales hicieron un segundo tiempo merecedor de, al menos, recortar distancias. El Valencia tuvo varias ocasiones y rondó mucho el área rojiblanca, pero sin llegar a poner en apuros a Oblak. Eso permitió que el Atlético dosificara esfuerzos pensando en los próximos compromisos.

El Cholo debió hacer un tremendo ejercicio mental para propiciar que la mente de los futbolistas estuviera en el partido y no en los miuras que están por venir. Una de las maneras de evitarlo fue repartir los minutos y más aún teniendo en cuenta la amplitud de plantilla con la que cuenta hoy por hoy. De hecho, con los cambios, sufrió menos y llegó el tercer gol que finiquitó el encuentro. El martes toca el Barca, por un puesto en la final de la Copa del Rey. Se recupera a Barrios y le vuelta es en casa. Este Atlético no renuncia a nada y con el partido definitivo en el Metropolitano la prioridad será dejar la eliminatoria abierta. Simeone ha dejado claro que el equipo está preparado y el vestuario está dispuesto a pelear por todo. Los que piensen que el glorioso vaya a renunciar a algo pueden esperar sentados.