Alemania vota bajo la sombra del auge de la ultraderecha y Trump

Los alemanes acudieron a las urnas el domingo en una elección crucial, con los conservadores como fuertes favoritos después de una campaña sacudida por un aumento de la extrema derecha y el dramático regreso del presidente estadounidense Donald Trump.

Los colegios electorales abrieron a las ocho de la mañana con más de 59 millones de alemanes habilitados para votar y las primeras estimaciones basadas en encuestas a la salida de las urnas se esperan después del cierre a las seis de la tarde.

La participación ascendió al 52% a las dos de la tarde, a cuatro horas del cierre de los colegios electorales, anunció este domingo la presidenta de la Comisión Electoral Central, Ruth Brand, quien también aseguró que no ha habido incidentes destacables. En las elecciones generales de 2021 a esta misma hora la participación fue del 36,5%. En una breve declaración ante los medios de comunicación, Brand explicó que este porcentaje excluye el voto por correo.

Tras emitir su voto en Berlín, Daniel Hofmann afirmó que era su "deber cívico" votar y añadió que "en estos momentos estamos atravesando momentos muy inciertos". "Tiene que haber un cambio, una transformación", afirmó el urbanista de 62 años, enumerando entre sus preocupaciones "la seguridad europea" en medio de la guerra en Ucrania y la economía.

El favorito, Friedrich Merz, ha prometido un duro giro hacia la derecha si es elegido para recuperar votantes del partido ultraderechista antiinmigración Alternativa para Alemania (AfD), que aspira a un resultado récord después de una serie de ataques mortales atribuidos a solicitantes de asilo.

Si reemplaza al canciller socialdemócrata Olaf Scholz, como se predice ampliamente dada la enorme brecha en las encuestas, el líder de la CDU ha prometido una "voz fuerte" en Europa en un momento de caos y disrupción.

La votación de alto riesgo en la mayor economía de la Unión Europea se produce en medio de una convulsión tectónica en las relaciones entre Estados Unidos y Europa provocada por el acercamiento directo de Trump al presidente ruso, Vladimir Putin, por encima de sus cabezas, para poner fin a la guerra en Ucrania.

En toda Europa, los aliados de la OTAN se preocupan por el futuro de la alianza, y en ningún lugar más que en Alemania, que creció prósperamente bajo el paraguas de seguridad liderado por Estados Unidos. Sin embargo, es posible que a Merz le lleve muchas semanas negociar un Gobierno de coalición, lo que significaría aún más parálisis política en Berlín en tiempos tan difíciles.

En un extraño giro en la polarizada campaña, la AfD ha disfrutado del entusiasta apoyo que le ha prodigado el entorno de Trump, con el multimillonario Elon Musk promocionándolo como el único partido capaz de "salvar a Alemania".

Trump, preguntado por las elecciones en Alemania, a la que ha criticado por sus políticas comerciales, migratorias y de defensa, dijo con desdén: "Les deseo suerte, nosotros tenemos nuestros propios problemas".

Merz, en su último acto de campaña de la CDU/CSU en Munich el sábado, dijo que Europa necesitaba caminar erguida para poder "sentarse en la mesa principal" de las potencias mundiales.

Expresando una fuerte confianza, el exabogado de inversiones de 69 años dijo a sus partidarios que "ganaremos las elecciones y entonces la pesadilla de este gobierno terminará".

"En Alemania ya no hay una mayoría de izquierda ni una política de izquierda", dijo Merz en una ruidosa cervecería, prometiendo reforzar los controles fronterizos y reactivar la debilitada Alemania Inc.

Para el próximo líder alemán, se avecinan más amenazas de parte de Estados Unidos, durante mucho tiempo su aliado fundamental, si Trump desencadena una guerra comercial que podría golpear la economía alemana, golpeada por la recesión.

Scholz permanecerá en el cargo como interino hasta que se forme un nuevo gobierno multipartidista, una tarea que Merz ya ha dicho que espera lograr antes de Pascua, dentro de dos meses.

Mientras votaba en Frankfurt, el técnico Mario Stallman, sosteniendo en sus brazos a un bebé de dos semanas, dijo que quería que el próximo gobierno "invirtiera más en educación". El joven de 28 años también dijo que deseaba que hubiera "menos radicalismo de derechas en Alemania. Pero no sólo en Alemania, ya que toda Europa está experimentando un fuerte giro hacia la derecha".

"Tengo miedo de que la AfD se haga fuerte", dijo Janine Wirmer, una votante de Frankfurt de 32 años y directora de proyectos, que llevaba en brazos a un niño pequeño en la cabina de votación.

Para ella, los temas clave "siguen siendo la protección del clima y, por supuesto, Ucrania, especialmente ahora con respecto a Trump y el repentino comportamiento de EE.UU."

En un mitin de la AfD en Berlín antes del día de las elecciones, un ingeniero de 49 años, que sólo se identificó como cristiano, elogió a la líder del partido, Alice Weidel, como una "mujer dura, que pisa los talones de los otros partidos". "Estos, dijo, están adoptando ahora los programas de la AfD y haciéndolos pasar como propios. Así que algo está haciendo bien", añadió.

En medio del ascenso de la AfD, Merz ha argumentado que el próximo Gobierno debe abordar con valentía sus preocupaciones, advirtiendo que de lo contrario la extrema derecha podría ganar la próxima vez.

"Lo que está en juego no podría ser más alto", dijo el analista político y autor Michael Broening, quien forma parte de la comisión de Valores Básicos del SPD. "Los principales partidos alemanes han fracasado sistemáticamente en su intento de convencer a los votantes de que rechacen a la extrema derecha, y estas elecciones podrían ser su última oportunidad de cambiar el rumbo".

Las fuerzas democráticas deben encontrar soluciones al estancamiento económico, a los desafíos de la inmigración y al descontento de los votantes, dijo, y agregó que "si los partidos del 'establishment' de Alemania no logran resultados esta vez, es posible que no sean el 'establishment' por mucho más tiempo".

La crisis política de Alemania se desató cuando la descontenta coalición de Scholz se derrumbó el 6 de noviembre, el día en que Trump fue reelegido.

El SPD de Scholz, los Verdes y el partido liberal FDP llevaban mucho tiempo discutiendo por la escasez de recursos. Los índices de popularidad históricamente bajos del SPD, de alrededor del 15 por ciento, sugieren que Scholz pagó el precio del estancamiento político y del lamentable desempeño económico de Alemania en un momento en que la guerra de Ucrania hizo que los precios de la energía se dispararan.

La frustración con el liderazgo impulsó el ascenso del AfD, que en las encuestas obtiene un 20 por ciento pero parece destinado a permanecer en la oposición ya que todos los demás partidos han prometido mantenerlo fuera del poder.

La AfD, más fuerte en el este ex comunista, va camino de lograr su mejor resultado histórico después de que Alemania se viera conmocionada por una serie de ataques de alto perfil en los que los sospechosos eran solicitantes de asilo.

En diciembre, un coche atropelló a una multitud en un mercado navideño y mató a seis personas y dejó a cientos heridos; un hombre saudí fue arrestado en el lugar.

Siguieron más ataques mortales, ambos atribuidos a solicitantes de asilo afganos: una ola de apuñalamientos contra niños de un jardín de infantes y otro ataque con atropellos en Múnich.

El viernes, un hombre sirio que según la policía quería "matar judíos" fue arrestado después de que un turista español fuera apuñalado en el cuello en el monumento al Holocausto de Berlín.

Mientras Merz ha prometido cerrar las fronteras alemanas y encerrar a quienes esperan la deportación, la AfD ha argumentado que los alemanes "votarán por el original".