¿Por qué son tan importantes los aranceles? El impuesto del “ojo por ojo” de Trump
Aranceles estadounidenses, dos de las palabras más repetidas de los últimos meses. Desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca se han sucedido las noticias acerca de los aranceles que el recién estrenado presidente estadounidense ha ido imponiendo a distintos productos y países, como Alemania, a cuyos automóviles y farmacéuticas ha implantado un arancel del 25% en reciprocidad por los aranceles que ellos les cobran a los artículos norteamericanos, según defiende Trump. Pero, ¿qué son realmente los aranceles?
En este caso nos centraremos en los que nos atañen, los aduaneros, aunque hay otros tipos como notarios o procuradores. Así, los aranceles aduaneros son tarifas que determinan los derechos que deben pagarse por las importaciones de mercancías, es decir, son impuestos que se aplican a bienes fabricados en el extranjero, por lo que, cuando un producto cruza una frontera, está obligado a pagar los aranceles aduaneros que ha establecido el país al que entra, según el blog de CaixaBank.
Así, podría decirse que este tributo tiene doble razonamiento. El primero, proteger la producción local encareciendo la mercancía que llega del exterior, y el segundo, aumentar la recaudación de impuestos al ser un pago obligatorio. Teniendo en cuenta ambas motivaciones, cada territorio fija sus aranceles según sus necesidades de importación y situación económica, llegándose a establecer acuerdos bilaterales o entre varios estados para favorecer el comercio entre ellos, algo que ocurre en la Unión Europea (UE), donde todos los países tienen una política común de aranceles aduaneros de la que también forma parte España.
Del mismo modo, también es posible fijar aranceles específicos para ciertos países a fin de reducir el comercio con ellos como herramienta de presión geopolítica, siendo un buen ejemplo de ello el paquete de aranceles que EE UU pretende imponer a ciertos países.
Aún así, también existe otro supuesto: que el producto esté de paso. Un ejemplo que ponen desde CaixaBank es cuando un barco llega a Tenerife desde Barranquilla (Colombia) y descarga contenedores de café que luego otro carguero llevará hasta San Petersburgo, un caso en el que no se deberían pagar aranceles.
La situación arancelaria actual
Llevábamos mucho sin experimentar una guerra comercial de tal calibre, impulsada en gran parte por las amenazas de Trump a decenas de productos, como el acero o el aluminio, a los que ya, durante su primer mandato, implantó un impuesto del 25% y el 10%, respectivamente. La lógica detrás de este comportamiento es sencilla: si tú me subes el impuesto a este producto, yo te incremento el de este otro, razonamiento que acabará por afectar a más artículos de los que en un primer momento podríamos imaginar.
Además, debido a los aranceles que pretende imponer Trump para nivelar las tarifas aduaneras, ciertos países verán su economía especialmente afectada, sobre todo algunos emergentes como Brasil o Tailandia, que imponen aranceles altos para proteger sus respectivas economías.
Podría llegar el momento en el que el “ojo por ojo, diente por diente” del presidente norteamericano podría serle contraproducente. Muchos analistas prevén una subida precios para los estadounidenses, además de que "es posible que al final veamos a países intentando desligarse del mercado estadounidense", afirma el economista Maurice Obstfeld.