Ray Zapata: "Me han puteado bastante en campeonatos de Europa"
Ray Zapata está ya en plena preparación de la temporada, listo para comenzar un nuevo viaje con destino a los Juegos de Los Ángeles 2028. Sería su cuarta participación olímpica. Tuvo el sueño de ir a unos y lo logró en Río 2016, y después lo amplió con la plata en suelo en Tokio 2020. El pasado verano en París terminó séptimo.
A L.A. llegaría con 35 años, pero la edad ya no es un impedimento. «La gimnasia ha cambiado mucho. Antes se hacía con el suelo duro, como el de tu casa pero con una moqueta encima, y ahora las pistas tienen muelles, lo que te ayuda a saltar un poco más y a reabsorber los impactos. Las anillas también tienen un pequeño muelle arriba para que los hombros sufran menos, la plataforma de salto, la barra rebota más... Todos los aparatos, y las colchonetas e incluso la preparación física... Eso hace que la vida del gimnasta sea mucho más larga», explica.
[[QUOTE:PULL|||"En mi casa hay una plata, pero en mi corazón sé que fui primero en los Juegos de Tokio"|||RAY ZAPATA]]
Lo que sí da la edad, junto con la personalidad, es el llamar a las cosas por su nombre. «Tranquilos, que veo que hay revuelo: no me han robado», dijo con calma el pasado verano en la capital de Francia después de su séptimo puesto. La gimnasia es volar, hacer piruetas, tener una fuerza casi sobrehumana, controlar el cuerpo, pero también son normas, que van cambiando, y que durante la carrera de Ray Zapata han tenido un peso decisivo. «En otros casos los jueces no fueron justos conmigo, como en varios campeonatos de Europa, incluso en los Juegos Olímpicos de Tokio, donde para todo el mundo fui oro, incluso para entrenadores internacionales y gimnastas internacionales, pero en mi casa lo que hay es una plata. En mi corazón sé que sí quedé primero, pero se sacaron una norma que nunca han aplicado [empató la puntuación con Artem Dolgopyat, pero contó que el ejercicio del israelí tenía más dificultad de salida] y que no han vuelto a aplicar nunca más. La normativa de París, en cambio, decía que si caías por debajo de los 90 grados una recepción de algún salto, te penalizaban de una forma dura. Y no sólo lo hicieron conmigo, también con el gimnasta inglés, por eso me quedé tranquilo y me pareció justo», afirma.
[[QUOTE:PULL|||"La normativa ha cambiado. Con la de ahora, en los Juegos de París hubiera sido primero, no séptimo"|||RAY ZAPATA]]
Esa norma tampoco existe ya. «Me he enterado el lunes pasado de que la han quitado, ja, ja, ja. Sin ella, no hubiera sido séptimo, hubiera quedado primero. Pero son cosas de la normativa de gimnasia que yo acepto. Al fin y al cabo, es deporte y quiero transmitir que no pasa nada, que si he fallado, he fallado», prosigue.
Para este nuevo ciclo olímpico se ha cambiado la forma de puntuar otra vez y a Ray le gusta. «Mi ejercicio tendrá más dificultad haciendo menos», cuenta un gimnasta que tiene dos movimientos con su nombre, el Zapata 1 y el Zapata 2. Este último sólo lo hace él.
En su cabeza hay muchos más, pero dentro de que, como él mismo ha dicho en alguna ocasión, está «como una cabra», la edad le da coherencia. También se la da la necesidad en un deporte minoritario como el suyo, unida al hecho de ser padre de Olympia y Kayro. «Yo miedo como tal no tengo, por mí seguiría innovando, me encanta hacer acrobacias imposibles, tengo muchas en mente que creo que son posibles, pero tampoco tengo la seguridad, la tranquilidad de decir voy a intentar esto en esta competición, y si me caigo no pasa nada. Si no tienes un buen resultado, las becas se reducen, y no me puedo permitir tener una reducción porque tengo dos niños. Entonces, ahora me limito a realizar todos los movimientos que están dentro de lo normal, que hacen la mayoría de los gimnastas, y aún así me mantengo entre los mejores», describe. «Sí me encantaría marcar diferencia, pero eso conlleva unos riesgos muy altos. Si me dijeran: ''Te damos 100.000 euros al año y tú arriesga, innova y haz historia''; yo me pondría a entrenar como un desgraciado en cuanto a elementos nuevos, para innovar y poner a España en lo más alto», añade.
La influencia de ser padre
Los pequeños también le han hecho cambiar su forma de pensar para cuando se acabe la gimnasia. Antes de ellos, tenía se planteaba intentar ser policía o bombero. Ya no: «No me apetece irme a trabajar por la noche y que haya una reyerta y que me pase algo. O incluso siendo bombero, me da cosa poder encontrarme un accidente con niños pequeños, eso me destrozaría. Te cambia la mentalidad cuando eres padre. Quieres estar ahí y ser parte de su infancia y de su vida», admite.
Año de Europeo y Mundial
Ray, que cogió un par de kilos tras París que ya está perdiendo, competirá en mayo en una Copa del Mundo en Koper (Eslovenia). A finales de ese mes llega el Campeonato de Europa (del 26 al 31 en Leipzig), al que tiene ganas y que es un reto. «Tengo medalla mundial, olímpica... Pero no en Campeonato de Europa. Las más difíciles las he conseguido, y las del Europeo no, pero no porque no haya dado la talla, sino porque a algunos jueces no les ha apetecido que yo esté en esa final, o han aplicado unos criterios de puntuación bastante malos. Pero no quiero decir los jueces, los jueces, los jueces. No me gusta poner excusas», afirma. «Eso de que el deporte es constancia y todo eso, de boquilla a mí no me va. Por mucho que me hayan puteado bastante en campeonatos de Europa, yo voy a insistir y dejaré de ir cuando logre mi objetivo. Vamos al Europeo a demostrar que merezco estar entre los mejores», desafía. En octubre, está el Mundial. Son los primeros pasos. «Hay que ir año a año, y luego los Juegos son la fiesta de esos cuatro años recorridos», finaliza.