Uganda invade República Democrática del Congo
“Bien, las FDPU (Fuerzas de Defensa Popular de Uganda) van a capturar ahora la totalidad de la frontera entre República Democrática del Congo. ¡Desde Lubero hacia el norte! Esa es nuestra esfera de influencia. Nada ocurrirá allí si nuestro permiso”. Uno puede reconocer que vive en un mundo enloquecido cuando el hijo del presidente de Uganda y actual jefe del Ejército ugandés, Muhoozi Kainerugaba, anunció este viernes en su cuenta personal de Twitter que se dispone a invadir un país vecino. El secretismo no es necesario cuando se trata de atacar a República Democrática del Congo. Primero, porque a nadie importa; segundo, porque ni siquiera podrían los congoleños rechazar un ataque de Uganda, aunque se avise con un mes de antelación. El ejército congoleño vive una situación de crisis permanente desde que comenzó el 2025.
Primero cayeron Goma y Bukavu, capitales de las provincias congoleñas de Kivu Norte y Kivu Sur, en manos del grupo rebelde conocido como M23. El ejército plantó cara durante tres días a los rebeldes en Goma, pero se retiraron (y continúan retirándose cada vez más al sur) de Bukavu sin ofrecer resistencia. Y las primeras informaciones de este sábado confirmaban que el ejército ugandés habría entrado en la localidad fronteriza de Mahagi… sin encontrar resistencia por la parte congoleña. Si el jefe del ejército ugandés ha dicho que invadirá los territorios fronterizos de RDC y se disponen de imágenes de vehículos militares ugandeses cruzando Mahagi, puede decirse con una certeza casi absoluta que Uganda ha invadido República Democrática del Congo. Casi, porque ningún noticiero lo ha comentado, ni ningún político ha elevado la voz de alarma; es como si no hubiera ocurrido.
Cabe a recordar que los ejércitos congoleño y ugandés han colaborado en los últimos años para combatir a varios grupos armados radicados en el lado congoleño de la frontera. Las operaciones conjuntas se han barajado con múltiples roces surgidos entre uno y otro lado, debido a ciertas violaciones ugandesas sobre la soberanía congoleña (traslado de prisioneros fuera del Congo sin consentimiento de Kinshasa, operaciones militares en suelo congoleño sin la autorización pertinente del gobierno del país, etc.), pero nunca hasta ahora se pudo hablar de una invasión de facto. Hasta ahora.
No deben esperarse imágenes de combates y tiroteos entre ambos ejércitos. No ocurrirá. El este de RDC vive asediado por más de cien grupos armados, toda la frontera entre RDC y Ruanda ha caído en un mes en manos del M23, y todavía más al sur. Grupos aislados de militares y milicianos wazalendo, apoyados en ocasiones por fuerzas burundesas, combaten aquí y allá en esquinas perdidas del mundo, sin orden ni objetivos concretos. Los soldados congoleños cobran cien euros mensuales, si llegan a cobrar. Un enfrentamiento contra el ejército de Uganda sería un gesto inútil. En Bukavu, controlado desde hace dos semanas por el M23, cuando los locales escuchan que Uganda ha invadido otra zona de su patria, se encogen de hombros con una diferencia que arranca escalofríos: en Bukavu tienen sus propios problemas. Que se ocupen en Lubero de los suyos. El este de República Democrática del Congo se ha convertido en un sálvese quien pueda en toda regla.
Hay tres motivos fundamentales a considerar a la hora de valorar la invasión ugandesa ocurrida este sábado. La primera, que ya se ha dicho, es la oportunidad disponible por el caos que influye en el ejército congoleño, aplastado por una sucesión de derrotas. La segunda, el interés de los ugandeses por establecer un cordón de seguridad que impida posibles ataques en su territorio de las Fuerzas Aliadas Democráticas (ADF por sus siglas en inglés), la filial del Estado Islámico en la región, cuyas bases se encuentran asentadas en República Democrática del Congo. El objetivo principal de las ADF consiste desde su fundación en 1995 en derrocar al gobierno de Uganda y establecer en su lugar un califato islámico. Un objetivo imposible que no impide que se repitan los ataques en suelo ugandés procedentes del territorio congoleño.
La tercera razón tiene como protagonista el conflicto entre agricultores lendu y pastores hema. En lo que hoy se conoce como la provincia de Ituri (RDC), hace siglos que habita la comunidad lendu. Antes de la colonización belga, llegaron a la zona los hema, de mayoría ganadera, en busca de nuevos pastos. La convivencia entre ambas comunidades no experimentó demasiadas complicaciones y los matrimonios mixtos estaban a la orden del día. Se llegaron a pactos, pagos y tratos que permitieron a los hema disfrutar de su porción de tierra, hasta que la administración belga optó por ofrecer nuevas posiciones de poder a los ganaderos hema, y no a los agricultores lendu. Algo similar a lo sucedido en Ruanda, donde se ofrecieron cargos de responsabilidad a los tutsis (ganaderos) y no a los hutu (agricultores). Cuando la colonización belga tocó a su fin, no pasaron demasiados años hasta que se iniciaron los genocidios en Ruanda, siendo el más conocido aquél acontecido en 1994. En el caso de los hema, estos se encontraron lo suficientemente arraigados en las posiciones de poder como para sacar provecho de ello.
Una realidad que enfureció a los lendu, que consideraban que unos “extranjeros” se estaban enriqueciendo sobre ellos… en su propia tierra. Se sucedieron los enfrentamientos en 1972, 1985, 1998 y 2003. El conflicto ganó fuerza en 2018, de la mano de la Cooperativa para el Desarrollo del Congo (CODECO) una milicia de origen lendu creada para exterminar a los hema y recuperar su posición de prestigio original. Las matanzas contra poblaciones civiles protagonizadas por la CODECO son habituales en su área de influencia y LA RAZÓN ha informado de ellas asiduamente a lo largo de los últimos años.
Uganda entra en la ecuación en el momento en que el presidente del país (y su hijo) pertenecen a la etnia hima, prima hermana de los hema (los hema vinieron de la actual Uganda), por lo que las continuas masacres contra los hema pueden considerarse como un ataque contra los hima. Muhoozi ha denunciado estos ataques en repetidas ocasiones, el ejército ugandés también ha combatido contra la CODECO en suelo congoleño, pero no fue hasta hace escasas semanas que el jefe del Ejército ugandés (y previsible sucesor en la presidencia) comenzó a insinuar que capturaría territorios congoleños para garantizar, no sólo la seguridad de Uganda, sino la de los hema congoleños.
Uganda ha invadido República Democrática del Congo. Su intención es dominar los 950 kilómetros de frontera compartida y establecer un cordón de seguridad. No saldrá en los telediarios. Pero ha sucedido igual.