¿Tengo que hacer la declaración de la renta si no trabajo?
Se acerca la campaña de la declaración de la renta y con ella muchas peguntas respecto al proceso, pues cada caso tiene su particularidad. La mayoría de las personas asocian esta obligación fiscal con quienes tienen un sueldo fijo o trabajan por cuenta propia, pero la realidad es que Hacienda no solo tiene en cuenta los ingresos laborales. Existen múltiples fuentes de ingresos que pueden hacer que una persona sin trabajo esté obligada a presentar su declaración ante la Agencia Tributaria.Por ejemplo, los desempleados que cobran prestaciones o subsidios, los jubilados que reciben una pensión, quienes tienen ingresos por alquileres o inversiones, o incluso quienes han percibido una indemnización pueden verse en la necesidad de presentar el IRPF. De hecho, existen casos en los que, aunque no sea obligatorio, puede resultar beneficioso hacerlo, ya que la declaración puede salir a devolver y permitir recuperar dinero retenido.
¿Quiénes están obligados a presentar la declaración de la renta?
En muchos casos, quienes están en situación de desempleo siguen recibiendo ingresos a través de prestaciones, ayudas públicas o rentas derivadas de inversiones y alquileres. Dependiendo de la cantidad y el origen de estos ingresos, es posible que la Agencia Tributaria exija presentar la declaración anual del IRPF.
La percepción de rentas del trabajo a través de prestaciones como el subsidio por desempleo o las pensiones son ingresos que, aunque no provengan de un contrato laboral, se consideran rendimientos del trabajo a efectos fiscales. En ese orden de ideas, si el total de estos ingresos supera los 22.000 euros anuales de un solo pagador, la declaración es obligatoria. Sin embargo, si se han recibido pagos de dos o más fuentes, el umbral se reduce a 15.000 euros, siempre que el segundo pagador y los siguientes sumen más de 1.500 euros en total.
Otra situación que puede obligar a presentar la declaración es la obtención de ingresos provenientes del alquiler de una vivienda. Así una persona no tenga un empleo formal, si obtiene ingresos por arrendamientos que superan los 1.000 euros al año, la Agencia Tributaria lo considera una actividad que debe ser declarada. Lo mismo ocurre con quienes realizan trabajos esporádicos o actividades económicas por cuenta propia. Aunque no se esté dado de alta como autónomo, cualquier cantidad obtenida mediante trabajos freelance, venta de productos o prestación de servicios puede generar la obligación de tributar.
Asimismo, hay quienes tienen rendimientos del capital o ganancias patrimoniales que pueden obligarlos a declarar. Por ejemplo, los intereses generados por cuentas bancarias, dividendos de acciones o beneficios obtenidos por la venta de fondos de inversión. Si estos rendimientos superan los 1.600 euros anuales, la declaración es obligatoria. Además, si una persona ha vendido bienes como inmuebles, participaciones en empresas o cualquier otro activo, debe revisar si la ganancia obtenida supera los límites establecidos por Hacienda y, en consecuencia, requiere ser declarada.
Por otro lado, algunas prestaciones públicas, aunque estén exentas de tributación, pueden exigir la presentación del IRPF como parte de sus requisitos administrativos. Ese es el caso del Ingreso Mínimo Vital (IMV), cuyos beneficiarios y los miembros de su unidad familiar deben presentar la declaración anualmente.
¿Cuándo conviene presentar la declaración aunque no sea obligatorio?
En algunos casos, aunque una persona sin trabajo no esté obligada a presentar la declaración, puede beneficiarse de hacerlo:
- Para obtener devoluciones: Si se han aplicado retenciones sobre ingresos pequeños (como intereses de cuentas bancarias o cobros de subsidios con retención), la declaración puede salir a devolver y permitir recuperar ese dinero.
- Para acreditar la situación económica: Algunas becas, ayudas sociales o alquileres de viviendas protegidas exigen presentar la declaración de la renta como justificante de ingresos.
- Para cumplir requisitos de prestaciones: Si una persona recibe el IMV u otros subsidios, debe presentar la declaración para garantizar la continuidad de la ayuda.