Salseo picante
Si nos preguntaran, ¿cómo ha sucedido que las celebrities se sientan ahora mucho más cercanas y accesibles que nunca? Seguramente muchas diríamos que el factor decisivo en esta evolución de la cultura pop actual han sido las redes sociales. Y no estaríamos equivocadas, pero sería una simplificación, pues hay varios fenómenos que, si no han sido la causa principal, por lo menos han contribuido a sazonar nuestras vidas con esta falsa cercanía. ¿El mejor y más entretenido de todos? ¡La salsa picante!
Así como lo han sido el tequila y otros licores, como lo han sido y seguirán siendo los perfumes, la salsa picante se ha convertido en el proyecto de moda de turno para los famosos. Los resultados van desde salsas suaves, con solo un toque de picante –como Tingly Ted, creada por Ed Sheeran– hasta algunas que son solo para valientes, como Poison, del rockero Alice Cooper, que usa chiles Carolina Reaper, reconocidos como los más picantes del mundo.
Varían igualmente los precios: Cloud23, la más reciente propuesta celebrity, creada por Brooklyn Beckham y llamada así por el número de jersey que llevaba su padre en el Real Madrid, cuesta 29 libras (dos botellas) –también de diferentes intensidades– de jalapeño y habanero, respectivamente.
Aunque no se involucren directamente en la creación, los famosos han encontrado la forma de sumarse a la tendencia spicy. Paris Hilton, que ha resurgido como sinónimo de it girl, como tantas otras tendencias dosmileras, intercambió su conocida frase de, “That’s hot”, por “That’s Red Hot” para promocionar la salsa Frank’s Red Hot durante el Super Bowl de este año, e incluso diseñó una botella de la salsa cubierta de brilli brilli (no podía ser de otro modo).
A cualquiera que siga un mínimo la cultura pop del momento, tampoco le sorprenderá mucho esta tendencia, puesto que es casi el resultado natural del enorme éxito del programa de entrevistas Hot Ones, en el que el periodista Sean Evans hace preguntas personales e inesperadas a famosos de la talla de Bad Bunny, Ariana Grande y Paul Mescal, mientras comen alitas de pollo cada vez más picantes.
Este formato ha permitido a Evans romper el hielo de forma mucho más rápida y cómica que en un talk show convencional, y es que pocas cosas humanizan y bajan del pedestal como llorar y tener que beber un litro de leche por comer algo picante. Así, Hot Ones se ha ganado la reputación de ser una entrevista más auténtica pero, ¿cuántas imitaciones puede aguantar la autenticidad?
Como toda tendencia – aún más tratándose de una nacida en el mundo digital– esta parecería tener fecha de caducidad, pero si hay algo que las celebrities no se cansan de vender, es la propia autenticidad, así que puede tener más longevidad de lo que parece, porque nada da nueva vida a lo mismo de siempre que una buena salsa picante.