Los tribunales y la inflación acorralan a Trump en casa
“El precio de los huevos sigue alto”, aseguran los ciudadanos críticos del presidente Donald Trump al ser preguntados por La Razón sobre el desempeño del mandatario en sus primeros meses de gobierno. “Prometió que bajaría el coste de vida, y hasta el momento habla de todo pero no veo que algo cambié”, cuenta Patricia Vila, una comerciante del barrio latino Columbia Heights en Washington D.C., la capital.
La expectativa de que en dos meses la inflación, que hoy está controlada pero no a los niveles prepandémicos, podría desaparecer fue creada por el mismo presidente Trump. En campaña prometió regresar a Estados Unidos a una “era dorada”, algo que repitió nuevamente en su discurso ante el Congreso esta semana. El problema es que el mandatario omite, como es costumbre, los factores externos que suelen escapar a las gestiones ejecutivas. Por ejemplo, hoy el precio de una caja de huevos puede alcanzar hasta los diez dólares en algunos supermercados, pero se debe principalmente a la escasez provocada por el brote descontrolado de gripe aviar, no a políticas económicas específicas.
Desde antes de las elecciones presidenciales de 2024 en Estados Unidos, la economía del país era considerada la “envidia del mundo” debido a su bajo desempleo, inflación controlada y crecimiento destacado entre las economías avanzadas. Sin embargo, la insatisfacción de la población con aspectos como los precios de productos básicos impulsó la victoria de Donald Trump, quien prometió reducirlos. Ahora los expertos advierten que la economía estadounidense ha perdido su brillo, con mercados financieros en declive y una disminución en la confianza de los consumidores.
Los mercados bursátiles han experimentado fuertes caídas, con indicadores clave como el S&P 500 y el Nasdaq acumulando pérdidas significativas. Además, los bonos del gobierno reflejan preocupación por las políticas económicas de Trump, especialmente en el ámbito comercial.
La incertidumbre en las políticas de Trump en este ámbito es alta. No solamente ha amenazado a China obteniendo la contundente respuesta de “estamos dispuestos a cualquier tipo de guerra”, por parte de Pekín, sino que además se ha enfrascado en una lucha contra México y Canadá, sus principales vecinos comerciales, a quienes ha acusado de permitir la entrada de fentanilo por las respectivas fronteras. El republicano quiere aplicar un 25% de tarifas a pesar de contar un tratado de comercio que regula esas medidas precisamente para que no sean aplicadas.
Este panorama ha complicado el comercio internacional, afectando la logística y la planificación estratégica de las empresas. Las continuas disputas arancelarias han generado caos en la industria del transporte y distribución. Y a pesar de que Wall Street inicialmente recibió con optimismo sus promesas de recortes fiscales y desregulación, la realidad ha demostrado que sus políticas han debilitado la estabilidad financiera del país, sin señales de rectificación por parte del presidente.
De hecho, Stan Veguer del Instituto de Empresas dice que es posible que “sus aranceles e impuestos a las importaciones han generado inflación y frenado el crecimiento, lo que podría obligar a la Reserva Federal a reducir las tasas de interés”. Todo sin contar que la presión por el aumento del gasto militar en Europa también ha afectado los mercados globales.
La propuesta del presidente es que sea el sistema de tarifas lo que haga a “Estados Unidos grande de nuevo”, mermando la confianza de aliados que ven en Trump a un ejecutor de la “diplomacia bully” en la que solo quien sea más fuerte podrá ejercer presión suficiente sobre su adversario.
Mientras tanto, a nivel interno sus seguidores celebran las “victorias” de posicionamiento que muestran a Trump como un líder fuerte en medio de un caos interno por las batallas judiciales que enfrenta el presidente por cuenta de las innumerables órdenes ejecutivas que ha firmado desde que volvió a la Casa Blanca con el objetivo de “reformar a Washington y acabar con la burocracia retornando al sentido común”.
En las últimas horas, un juez federal bloqueó a la administración de Trump de despedir a un miembro de la Junta Nacional de Relaciones Laborales (NLRB, por sus siglas en inglés), tras dos fallos judiciales separados que permitieron al gobierno despedir trabajadores. Esta decisión es la más reciente de una serie de fallos en contra de Trump y su “zar de recortes de costos”, el multimillonario Elon Musk.
La jueza Beryl Howell emitió una orden explicando que "un presidente que se presenta a sí mismo como un 'rey' o un 'dictador'... malinterpreta fundamentalmente el papel [del presidente] bajo el Artículo II de la Constitución de los EE.UU."
Desde la toma de posesión de Trump, los demandantes, incluidos fiscales generales demócratas, empleados federales, sindicatos, organizaciones sin fines de lucro y otros grupos, han presentado decenas de demandas impugnando las acciones de su administración. Con el control republicano de la Casa Blanca y el Congreso, las acciones legales se han convertido en la principal estrategia de los demócratas para desafiar las políticas de Trump.
La oposición demócrata ha sido fuertemente criticada por prácticamente desaparecer del mapa desde que los republicanos lo ganaron todo en noviembre, sin embargo, en las últimas horas el representante Hakeem Jeffries salió al paso de esos señalamientos y dijo que “Trump está perdiendo en los tribunales”. “Quizá no lo veamos por el volumen de acciones que genera, pero el sistema está trabajando”, sentenció.
La mayoría de las demandas aún están en proceso en los tribunales, aunque se han emitido varias decisiones temporales que bloquean ciertas políticas mientras avanza el litigio o permiten que algunas órdenes sigan vigentes hasta que haya un fallo definitivo. Hasta ahora, solo se han emitido fallos permanentes en dos casos relacionados con despidos específicos de empleados federales, pero estos podrían ser revocados por tribunales superiores en apelación y, si llegan a la Corte Suprema de corte conservador, el resultado podría favorecer a Trump.