Sin ellas no habrá paz
Eso pone en la camiseta favorita de mi hijo. Yo le miro y sonrío y me da por pensar. Cuando yo era pequeña, si además pertenecías a una clase humilde, llegar a la universidad era casi un milagro. Las chicas teníamos un guion vital muy pobre. Con suerte, estudiaríamos el bachillerato y después unos cursos sencillos para trabajar hasta la boda. Con esfuerzo podríamos, incluso, ser la secretaria aquella que cantaba “Mocedades”: celestina de sus citas clandestinas.
Sin embargo, muchas ya habían empezado a salirse del guion. Salirse del guion es peligroso, conlleva una serie de renuncias, de sacrificios, y sobre todo de pasos agotadores. Es decir no, y actuar en consecuencia. La rebelión tiene contrapartidas, ¿una cama vacía?, pero tiene también intensos momentos de gozo, de sentido. Porque tiene sentido nacer y crecer para luchar por algo que crees justo, que hará de este mundo trastornado un mundo mejor. Creer que puedes participar en una transformación es caminar con el deseo vívido. Es no estar muerta. Salirse del guion es enfrentarse a la sociedad, en un camino de conciencia e insurrección; empezando con un voy a estudiar. Voy a buscar mi vocación para ejercerla después, pese a quien pese.
La mujer empezó a estudiar. Muchas no abandonaron sus puestos de trabajo a la hora de casarse y tener hijos. Y sufrieron la doble jornada, la triple pirueta, la desoladora realidad, todavía presente, de al mismo puesto menor salario, la desesperación de ver que ese noviecito tan comprensivo en la época del portal era luego un marido que no compartía labores domésticas ni sueños de igualdad.
A veces tuvimos que ponernos masculinas para que nos escucharan. Después nos dimos cuenta de que nuestras diferencias con los hombres eran imprescindibles y había que conservarlas intactas. Porque nuestra diferencia esencial es que no tenemos un instinto bélico. Estamos hechas para la vida.
Y aquí seguimos, luchando por librarnos de lacras como la violencia machista, la pobreza, la explotación… Convenciendo para que nuestro pensamiento y acción empujen hacia la paz.