El «efecto Trump» resucita a los liberales canadienses
El «efecto Donald Trump» llega incluso más lejos de lo que al propio presidente de Estados Unidos le gustaría. Sus amenazas de aranceles fueron la gota que colmó el vaso para que la exministra de Finanzas canadiense, Chrystia Freeland, renunciara a su cargo el pasado diciembre, reprochándole a su jefe, el «premier» Justin Trudeau, que siguiera adelante con costosos programas sociales, mientras Trump amenazaba con imponer nuevos gravámenes a los productos canadienses. Ahora, las decisiones del mandatario norteamericano, a miles de kilómetros, están trastocando la estrategia de la oposición conservadora e impulsando al Partido Liberal en las encuestas como hacía tiempo que no se veía. Mientras la semana pasada el presidente estadounidense anunciaba la imposición de aranceles del 25% a los productos canadienses pospuestos 48 horas después, los expertos del país vecino analizaban los resultados de las últimas encuestas políticas con sorpresa.
El estudio realizado por Ipsos revelaba que «tras casi cuatro años de dominio conservador», el Partido Liberal canadiense había «conseguido una ventaja de dos puntos entre los votantes», y resaltaba que «los conservadores se enfrentan a vientos en contra debido al creciente sentimiento anti- Trump y a la expectación en torno a la nueva dirección del Partido Liberal». El científico y fundador de la empresa canadiense Nanos Reserach, Nik Nanos, describió la situación en una entrevista con la cadena Fox News como un momento de cambio de prioridades y dijo que el mandatario estadounidense «ha cambiado la pregunta de las urnas de ¿es hora de un cambio? –que era una mala noticia para los liberales– a ¿quién puede enfrentarse mejor a Donald Trump, la nueva amenaza existencial para la economía canadiense?». Por eso, el líder de la oposición, Pierre Poilievre, afín al presidente norteamericano, ha ido perdiendo popularidad en pro de un sentimiento patriótico que pasa por acabar con las amenazas del republicano.
Los canadienses están enfadados por la guerra comercial que está comenzando, porque saben que en última instancia impactará de lleno en sus bolsillos. De hecho, ya se han empezado a ver los primeros efectos de malestar general en algunas tiendas de venta de alcohol en la región de Ontario, donde se han retirado de las estanterías productos estadounidenses, reduciendo la oferta. Así que cada vez resulta más prioritario para los ciudadanos elegir a líderes que puedan defenderlos. Alguien que sea capaz de hacer frente a los deseos del mandatario norteamericano de convertir a su país en el Estado número 51, como ya ha amenazado alguna vez.
Por eso, ayer, cuando los liberales elijan al sucesor de Justin Trudeau dentro del partido (aún no se conocía al cierre de esta edición), la amenaza de Trump estará muy presente a la hora de tomar una decisión. Los favoritos se han comprometido a responder a la guerra comercial con los mismos porcentajes de aranceles que se le impongan a Canadá, y ahora mismo todas las encuestas apuestan por un ganador, Mark Carney, que ya en el 2008 ayudó al país a superar la crisis económica como gobernador del Banco de Canadá.
Otra opción es Freeland, quien ya le ha mandado un mensaje al líder del país vecino. «Si soy elegida primera ministra, no dudaré. Tomaré represalias. Si nos atacan, contraatacaremos, pero nuestra represalia será mucho más inteligente que sus estúpidos aranceles», advirtió. Es el nuevo mensaje político en Canadá, atrás han quedado los problemas internos del país. Ahora los votantes se ganan gana a base de mostrar dureza con el enemigo comercial y mostrarse firme con el líder norteamericano. Trump ha empujado a la población de Canadá a empezar a rechazar a sus vecinos, llegando a unas cifras que tampoco se veían desde hacía tiempo. Una nueva encuesta sugiere que más de una cuarta parte de los canadienses, el 27% considera a Estados Unidos como el enemigo, Y ya no mantiene el estatus del más fuerte aliado de Canadá como había sido en los últimos tiempos.