Alemania emprende un cambio de paradigma para superar su crisis
Las negociaciones entre la Unión conservadora y el Partido Socialdemócrata (SPD) para formar el próximo Gobierno alemán han entrado en una fase decisiva y ambas partes quieren reaccionar a la nueva situación mundial con un enorme paquete financiero, incluso antes de que se acuerde una coalición. Sin embargo, las mayorías necesarias para ello no son seguras y existe el riesgo de demandas judiciales. El objetivo de las partes negociadoras es sacar adelante cuanto antes un paquete de miles de millones de euros financiado con deuda para renovar el ejército federal y la anticuada red de infraestructuras alemana. Para ello, tanto la Unión como el SPD quieren comunicar la próxima semana sus planes al antiguo Parlamento para sortear la futura distribución de escaños del nuevo Bundestag que haría muy difícil llegar a una mayoría de dos tercios y así evitar una amenaza de un bloqueo por parte de La Izquierda o de los ultras de Alternativa para Alemania (AfD). Las modificaciones necesarias para la Constitución se presentarán el jueves en un pleno y serán aprobadas por el Bundestag cinco días después. El Consejo Federal todavía tiene que ponerse de acuerdo y tampoco en ese caso es segura una mayoría.
Tanto el fondo especial previsto para infraestructuras, por valor de 500.000 millones de euros, como las excepciones en el freno de la deuda para modernizar el ejército federal deben ser aprobadas en el Parlamento por una mayoría de dos tercios, ya que para ello sería necesario modificar la Constitución. Los conservadores y el SPD suman juntos 403 escaños en el antiguo Bundestag, pero la mayoría necesaria es de 489 votos. Así que depende de Los Verdes, que tienen 117 escaños, o de los liberales del FDP, que tienen 90. El FDP parece dispuesto a hablar sobre Defensa, pero no sobre las deudas especiales. Antes de las elecciones, los liberales habían rechazado cualquier relajación de las normas sobre la deuda. Por su parte, los ecologistas dejan abierto el paso que podrían dar aunque ambos critican a la Unión por sus promesas electorales incumplidas o por el cambio de postura de sus propias posiciones. Antes de las elecciones, Los Verdes destacaron que querían asumir responsabilidades incluso en tiempos difíciles y, en términos de contenido, el paquete está en línea con ellos. Pero en el grupo parlamentario todavía hay mucho descontento: por un lado, el líder ecologista Robert Habeck propuso hace más de un año un fondo especial financiado con deuda, pero su propuesta fracasó y, por otra parte, la Unión llevó a cabo una dura campaña electoral contra Los Verdes y sus ataques continúan ahora.
Mientras, tanto los conservadores como socialdemócratas deben mantener una imagen de unidad. Por lo menos en apariencia. Según algunos informes publicados por la prensa alemana, hay ciertas reticencias dentro del grupo parlamentario de la Unión, ya que el nuevo endeudamiento -especialmente a esta escala– se descartó hace apenas unas semanas y, en las conversaciones exploratorias, el SPD se mostró muy complaciente, por ejemplo en lo que respecta al freno de la deuda. Se desconoce si los socialdemócratas han hecho concesiones a cambio y cuáles serían. Con todo, parece poco probable que el propio grupo parlamentario de Friedrich Merz permita que fracasen sus planes, ya que equivaldría a desmantelarlo antes incluso de que tomara posesión como canciller.
Si el Bundestag aprueba las modificaciones propuestas para la Constitución, el Bundesrat (Cámara Alta) deberá hacerlo el 21 de marzo. También en este caso, alcanzar una mayoría no sería fácil ya que se requiere dos tercios. Un argumento a favor de su consentimiento es el hecho de que los Estados recibirán 100.000 millones de euros del llamado fondo especial y que en el futuro podrán asumir cada año nueva deuda de hasta el 0,35% de su PIB. Matemáticamente podría surgir una situación complicada. El número de votos que tiene un Estado federado depende de su población: un máximo de seis, contra mínimo de tres por «Land». En el Consejo Federal se consiguió una mayoría de dos tercios de 46 votos sobre un total de 69 votos. Si el SPD, los conservadores y Los Verdes llegan a un acuerdo en todos los Estados, solo obtendrán 41 votos.
Pero el tema de las votaciones no sería el único escollo. Tanto «Die Linke» como la AfD han considerado posibles demandas ante el Tribunal Constitucional. Los ultras ya han anunciado que han remitido una carta de su abogado a la presidenta del Bundestag, Bärbel Bas, pidiéndole que cancele las próximas sesiones especiales. La AfD duda fundamentalmente de que Bas pueda convocar al Bundestag con su antigua composición para nuevas sesiones extraordinarias, sobre todo teniendo en cuenta que las resoluciones financieras previstas no constituyen una emergencia. Si Bas no accede a la petición, AfD y los diputados individuales recurrirán al Tribunal Constitucional.