Sánchez esquilma la hucha para subir el gasto en Defensa
Pedro Sánchez está dispuesto a acelerar el gasto en Defensa, pero, a la vez, pisa el freno a la hora de establecer cualquier concreción sobre el mismo. El contexto es endiablado, porque, mientras desde Europa se pide agilizar la respuesta, en clave nacional los socios de coalición se revuelven contra el aumento en la inversión militar, comprometiendo su viabilidad parlamentaria. En el Ejecutivo se aferran al momento «incipiente» de las negociaciones europeas para evitar ser transparentes sobre sus planes inmediatos, pero manteniendo su objetivo de alcanzar el 2% del PIB «lo antes posible».
Fuentes gubernamentales aseguran que «no hay respuestas» ante las concreciones que se exigen: cómo, cuándo y cuánto se elevará ese gasto en Defensa. Se justifican en que el «contexto es de máxima incertidumbre» y recuerdan que están peleando a nivel europeo para establecer unas fórmulas de financiación que sean favorables a los intereses españoles. Hasta que no se aterrice la letra pequeña en Bruselas no se podrá trabajar en los ajustes a nivel nacional.
Por ello, Sánchez ha priorizado buscar adhesiones en Europa para lograr que haya transferencias similares a las de la pandemia, además de préstamos; que se flexibilicen las reglas fiscales y se determine qué elementos de este gasto pueden incluirse dentro de la cláusula de escape, de manera que no computen a efectos del incremento de deuda y los países sigan cumpliendo con sus objetivos de déficit.
El objetivo del Gobierno
Todo esto, para que el Gobierno pueda mantener su compromiso de no tener que hacer recortes en servicios sociales y que el aumento del gasto militar no acabe suponiendo, en paralelo, un detrimento de la inversión en el Estado del Bienestar.
En paralelo, el Gobierno también está tratando de endosar a gasto en Defensa partidas de «seguridad» –en lo que denominan una «estrategia 360»– de manera que el cómputo global pueda elevarse respecto al 1,28% del PIB con el que trabaja la OTAN en la actualidad. A la espera de que todas estas gestiones surtan efecto, la hoja de ruta de Moncloa pasa por seguir esquivando al Congreso en su aumento del gasto militar.
Hasta ahora, Sánchez ha utilizado el atajo de los acuerdos en el Consejo de Ministros –que no requieren aval parlamentario– para ir inyectando fondos a las partidas de Defensa. De media, cada ejercicio ha ampliado las cuentas militares entre los 3.000 y los 4.000 millones de euros. Lo ha hecho a través de créditos extraordinarios y del Fondo de Contingencia, una «hucha» para «hacer frente durante el ejercicio presupuestario a necesidades inaplazables», tal y como establece la Ley General Presupuestaria. Y es a este monedero al que también fía ahora el gasto extra que exige la coyuntura global. Sin embargo, ya da síntomas de agotamiento. Más que eso, porque la cantidad con la que contaba para 2025 se acabó el pasado 25 de febrero.
Límite superado
Y es que, aunque los presupuestos prorrogados para este año fijaban en la sección 35 que este fondo estaba dotado con 3.964,4 millones de euros, a día de hoy el Gobierno ya ha sacado de él 4.151,3 millones. Y prácticamente la totalidad de las veces que el Consejo de Ministros ha aprobado que se meta la mano en esta hucha ha sido para atender necesidades de todo tipo derivadas de la DANA que asoló Valencia el pasado 29 de octubre.
Pero, ¿de dónde salen esos 186,9 millones más de los que podía gastar? Básicamente de partidas de las cuentas del año anterior no ejecutadas de diferentes ministerios, las cuales puede trasladar al Fondo de Contingencia, tal y como explican a este periódico fuentes gubernamentales, que destacan que esta posibilidad únicamente es factible con los presupuestos prorrogados, ya que «en cierto modo no son firmes del todo».
En total, en lo que va de año, el Consejo de Ministros ha autorizado en 20 ocasiones sacar dinero del fondo para esas «necesidades inaplazables». La primera, el 21 de enero, cuando se aprobó destinar 306,8 millones al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación para atender medidas en materia agraria para las empresas afectadas por las inundaciones. Y a partir de ese día, en otras seis reuniones se dio luz verde a varios desembolsos para contingencias. La más cuantiosa, el 28 de enero: 1.745,3 millones al Ministerio de Política Territorial y Memoria Democrática para la «concesión de subvenciones a ayuntamientos y diputaciones provinciales afectados por la DANA».
Misiones militares y drogas
Y de esa veintena de ocasiones, únicamente en dos el objetivo de su utilización no ha sido la DANA. En concreto, el pasado 25 de febrero se destinaron 567 millones para «atender los gastos ocasionados por la participación de las Fuerzas Armadas Españolas en operaciones de mantenimiento de la paz» (algo ya habitual durante los últimos años). Y el pasado 4 de marzo, otros 16,7 millones fueron para el Ministerio de Sanidad, en concreto para «atender gastos destinados a la prevención de los delitos relacionados con el tráfico de drogas».
Ahora, esa hucha a la que el Ejecutivo fía gran parte del aumento del gasto militar está en números rojos. Pero anuncian decisiones para las próximas semanas.