El himno más antiguo y otros sonidos de la patria
El año 2011, buscando información sobre las primeras grabaciones de música peruana, el investigador musical y coleccionista Darío Mejía descubrió un dato muy importante: en la obra Ethnic Music on Records, de Richard Spottswood: figuraba que el tenor Arthur Adamini había grabado el ‘Himno nacional del Perú’ para el sello Berliner en la ciudad de Nueva York, entre 1896 y 1898. Ese fue el comienzo de una búsqueda de la grabación por todo el mundo, a lo largo de diez años, hasta que por fin encontró el 2021 que la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos guardaba el disco original. Había dado con la versión grabada más antigua del himno en el año de nuestro bicentenario.
“Gracias a la orientación y sugerencias brindadas por personal de la Library of Congress, pude enterarme de que podía solicitar una copia digitalizada del audio de la grabación en mención, así que a través del correo electrónico llevé a cabo los trámites administrativos [...] Después de una espera de dos semanas me fue enviado el audio conteniendo esa grabación histórica del himno peruano, la cual representa mucho para mí, como peruano, ya que me ha permitido recuperar, y compartir, la que se conoce como la primera grabación de nuestro himno patrio, especialmente en un año tan significativo”, contó en un texto Darío Mejía, quien falleció este año.
Sobre esta primera grabación se sabe que la grabó el tenor italiano Arthur Adamini en 1897 y lo más notorio es el hecho de que no se grabó con la primera estrofa de nuestro himno (la que dice “largo tiempo el peruano oprimido...” y que se dice que es apócrifa), sino que se grabó iniciando la canción con la segunda estrofa. Después se entona el coro. La grabación suena un poco metálica y se nota el dejo italiano del cantante. Los primeros discos del sello Berliner, del siglo XIX, no eran de 78 RPM, sino que la velocidad variaba en un rango de 65 a 70 RPM. En el caso del ‘Himno nacional del Perú’, la información brindada por la Biblioteca del Congreso de EEUU señala que la grabación fue hecha a una velocidad entre 66 a 72 RPM.
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La Fonoteca Bicentenario guarda también otras versiones antiguas de nuestro himno nacional grabadas entre 1904 y 1926. Entre ellas se puede destacar la de la Banda del Primer Regimiento de Artillería de Montaña en 1911, la primera versión grabada del himno por una banda peruana. “Se grabó en Lima en 1911 y el disco se imprimió en Nueva York. Se presume, por información recogida por el investigador Gino Curioso, que la versión se grabó en Lima, es la primera grabación hecha en Lima por músicos peruanos, y allá se hizo el disco. Antes de eso todas las grabaciones que existen son de bandas o músicos extranjeros”, explica Johuseline Porcel, gestora de la fonoteca.
Quien ingrese a la página web de la Fonoteca Bicentenario (https://bicentenario.gob.pe/fonoteca/) podrá encontrar también versiones del himno grabadas por la Guardia Republicana de París (1906), la del Coro de la Sociedad Giuseppe Verdi (1913), la del Coro de Hombres de Nueva York (1926), entre otras. Algunas son solo piezas musicales, otras son corales y alguna es interpretada por un solista. Todas tienen su propia característica: alguna es más clásica, otras son más marciales. En todo caso, siempre es interesante conocer cómo sonaba nuestro himno hace más de 100 años.
“El objetivo de la fonoteca es poner a disposición de las personas los archivos que son parte de nuestro patrimonio sonoro y la gente debería conocer para valorarlo. Porque ese patrimonio es parte de nuestra historia, parte de nuestra identidad. Y también representa nuestra diversidad”, explica Johuseline la importancia de este repositorio que actualmente guarda 1.071 fonogramas divididos en cuatro categorías: música, paisaje sonoro, radio y pódcast. La mayoría de fonogramas del himno nacional fueron cedidos por los investigadores Darío Mejía y Gino Curioso. El acceso a la web es libre y ahí se guardan otras joyas en audio que son parte de nuestra historia.
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El Tayta en audio
La Fonoteca Bicentenario fue lanzada en mayo de este año en Andahuaylas, a propósito de que lograron obtener las grabaciones más antiguas que hay de la voz de José María Arguedas y de música del interior del país recopilada por él. Son del año 1949, cuando él tenía 39 años. Allí se le escucha cantando temas tradicionales andinos, entre ellos el Carnaval de Circa, distrito de Apurímac. La colección de audios JMA está dividida en tres: registros 1949, registros 60-63 y registros 60-70.
“Recuperamos las grabaciones más antiguas también de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos. Tenían copias digitales y las tuvimos en enero de este año. Ya se conocía que Arguedas había hecho grabaciones cuando fue gestor del Ministerio de Educación Pública de entonces. A él se le encargó hacer grabaciones de música folclórica que estaban repartidas en algunas instituciones. La Escuela Nacional de Folklore José María Arguedas nos cedió algunas grabaciones más recientes. Por todo eso nos pareció importante que la fonoteca se lanzara en Andahuaylas”, cuenta Johuseline.
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Aunque la fonoteca existe como tal desde este año, se vino gestando desde el 2021 cuando adquirieron los derechos de los primeros 48 fonogramas. Eran cantos amazónicos en lenguas originarias. Eso dio lugar a la necesidad de crear un archivo que almacenara ese material sonoro, es decir una fonoteca.
Y así como Arguedas recopiló mucha de la música de los Andes, así también, en el norte del país, el lingüista y etnólogo Hans Bruning recopiló música tradicional de los pueblos de Lambayeque y Cajamarca en las dos primeras décadas del siglo pasado. Son las grabaciones más antiguas, hechas en cilindros de cera, realizadas en esas regiones.
“Hay canciones de 1911 a 1920. A veces grababa en la calle a músicos que iban tocando. Hay, por ejemplo, una grabación de ‘La concheperla’ (marinera norteña), que es la versión más antigua conocida hasta ahora, pero suena distinto, no como la conocemos. Por eso también es importante tener un registro histórico como este: puedes ver cómo las versiones de las canciones varían cantadas o tocadas por otros músicos, otros instrumentos, otra cultura. Esto es un testimonio de eso”, dice la responsable de la fonoteca.
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Esta plataforma virtual guarda los sonidos de la patria. Esos audios almacenados ahí hablan de nuestra identidad, nuestra cultura, nuestra diversidad y de lo que somos. En esos audios suena y palpita el Perú.❖