Apoyo a Trump y cuestionamientos a Harris en zonas gasíferas de Pensilvania
Para el granjero de Pensilvania George Wherry, de 85 años, extraer gas natural mediante la controvertida técnica del "fracking" es una forma de tener "libertad" económica, una de las muchas razones para votar a Donald Trump en noviembre en este estado clave para las elecciones.
La fracturación hidráulica o "fracking" es una técnica que extrae hidrocarburos de la roca a gran profundidad.
En el estado de Pensilvania, rico en gas natural y vital para las presidenciales de noviembre, Trump y su rival demócrata, la vicepresidenta Kamala Harris, se disputan el apoyo de los votantes con el trasfondo de su postura sobre este mecanismo cuestionado por los ambientalistas.
Desafortunadamente para Harris, quien respaldó una prohibición de este método en el pasado, cuando buscó la candidatura presidencial en 2019, muchos votantes en una zona crucial de explotación por "fracking" señalan que Trump sería un mejor presidente para respaldar esta industria.
Harris asegura que cambió de opinión. Pero para los granjeros no es suficiente.
Wherry y su hija de 56 años, Diana Petrie, quien recientemente volvió a las tierras familiares luego de 30 años en Colorado, apoyarán al republicano.
"Espero definitivamente que sea Trump" el ganador, dijo Petrie a la AFP, al lado de su padre. Con Trump "sabes lo qué tendrás", añade.
Las ovejas y algunas vacas de George Wherry pastan alrededor de tres pozos gasíferos de gran profundidad.
Su rancho se encuentra en el condado de Washington, al suroeste de Pensilvania, un rincón rural en donde Trump obtuvo más del 60% de los votos en 2016 y cuando buscó la reelección en 2020.
Tienen una majada de 500 ovinos y algo de ganado para consumo propio. Y claro, el "fracking" como fuente de ingresos.
El dinero que recibe del gas permite a Wherry invertir en nueva tecnología que hace "más fácil" la producción pecuaria y le ayuda con sus costos. "Me dio un poquito más de libertad", afirma el hombre.
Apoyo creciente en Pensilvania
Antiguo bastión demócrata con sindicatos fuertes, el condado de Washington ha votado por los republicanos en cada elección desde 2008.
El fuerte apoyo de Trump al "fracking" le ayuda en esta zona y en toda la región de los Apalaches, donde el boom del gas de esquisto, como se le conoce, generó millonarios y trabajos bien pagados en los últimos 15 años, en una zona de fuerte desindustrialización.
El cambio de posición de Harris sembró el escepticismo en este condado agrícola.
"Creo que tu palabra es tu garantía", dijo a la AFP el ex gerente de una mina de carbón Jason White, y añadió que el viraje de 180 grados de Harris no le convence.
Votante republicano registrado, este hombre de 37 años dirige Wild Acres Farms, un sitio de pequeños pozos de fracturación hidráulica, que además recibe excursiones de cacería y pesca. Piensa votar por Donald Trump el 5 de noviembre.
Ambientalistas, científicos y expertos en salud advierten reiteradamente sobre las consecuencias de esta técnica de extracción de hidrocraburos sobre la salud y el clima, ya que supone utilizar ingentes cantidades de agua, arena y una mezcla de químicos para romper la matriz rocosa y liberar el gas atrapado.
En algunos países europeos, como Francia y Alemania, el "fracking" está prohibido.
Según una encuesta de 2022 del instituto de opinión pública del Muhlenberg College, en Pensilvania 48% está a favor de esta técnica -9 puntos porcentuales más que hace una década- y 44% en contra.
Cuando se le pregunta a los pobladores si piensan que el gas natural es importante para la economía del estado, no tienen dudas: 85% responde que sí lo es.
"Todo dicho"
El "fracking ha sido positivo en general", estima August Michel, un votante republicano que tiene un negocio de limonada en mercados agrícolas en la zona.
"¿Ser un anti-fracking es como ser un anti-granjero, no?", se preguntó este hombre de 53 años en diálogo con la AFP en su puesto del mercado Monongahela.
Michel votó por Trump en 2016, en 2020 y lo hará de nuevo en noviembre.
En otro stand, no lejos de allí, Laura Jean Kahl, de 40 años, quien vende frutas y verduras frescas cultivadas en su granja familiar, votará a Kamala Harris por una razón simple: "No es Donald Trump".
"Es una mujer negra, joven, decidida", explicó. "Es un poco más inspirador".
Kahl considera que el beneficio económico de la fracturación hidráulica no compensa el impacto ambiental a largo plazo. Pero no tiene demasiada esperanza de que Harris, si es electa, ponga coto al avance de este método.
"Hay demasiado dinero y entusiasmo detrás de la industria del fracking. Está todo dicho", concluyó.