Santiago Agurto: “La arquitectura, si no te emociona, no te dice nada”
Hace 47 años, Santiago Agurto Mazzini egresó de la Facultad de Arquitectura de a UNI. Su trayectoria como arquitecto está pautada por la eficiencia y el reconocimiento a su labor profesional, pero en el 2020 muchas cosas cambiaron para él.
“La pandemia me llevó a venir a vivir a Punta Hermosa. Mi idea era alejarme del gentío y tener más contacto con la naturaleza. Además, me encanta montar bicicleta y disfrutar del mar. Debido a que mi calidad de tiempo mejoró, me puse a explorar mi veta artística”, declara Agurto para La República.
Pero que lo dicho no suscite posibles confusiones. Si bien empezó a hacer arte a razón de la pandemia, debemos precisar que su contacto con el arte y la culta empezó mucho antes de la emergencia sanitaria.
“Hacía objetos y esculturas a escala humana. Empiezo con unos cubos a los que voy insertándole diferentes figuras. Primero en acrílico, después en fierro, luego en madera. Esto comienza a darse de una manera tan vertiginosa, tan rápida que tenía todas estas formas en el subconsciente y entonces comienzo a soltar la mano”.
Fruto de esta experiencia, nació su primera exposición, Formas dinámicas, en el 2022. Y este 2024, Agurto expone desde hace algunos días su nueva individual, ahora titulada Luz y Formas, en Dédalo, que va hasta el 15 de octubre.
“El arte y la cultura están en mi desde la infancia. Viajaba por todo Perú con mi padre, quien era un fanático del arte precolombino. Cada cerámica es una escultura que involucra formas y color. Estoy empapado de la cultura prehispánica”. Lo que dice Agurto habría que subrayarlo. Que recién se encuentre exponiendo, no quiere decir que sea un novato en el arte. Hay una memoria visual que lo recorre y que signa de madurez a sus dos exposiciones. Una mirada aterrizada de las cosas que en esta ocasión plasma en las ocho lámparas y en las ocho esculturas que conforman Luz y Formas.
“La luz para los arquitectos es importantísima. En Punta Hermosa hay puestas de sol maravillosas. Pensé ponerle luz internamente a mis esculturas, pero opté por hacer lámparas y comencé a buscar materiales, como el ónix y la piedra pizarra, muy presentes en mi carrera de arquitecto”, precisa Agurto, quien añade:
“Estas luminarias, tipo faros, podrían estar en algunos espacios de la ciudad. En lugar de estar haciendo monumentos al café, al ají, a la trucha o a lo que fuera, se debería apostar por formas más armoniosas o subjetivas que le den un aporte cultural a la ciudad. La arquitectura es la madre de todas las artes. Hay una serie de factores que unen a la arquitectura con la luz. La luz es fundamental para un elemento arquitectónico, porque de esa manera no solamente se puede apreciar de día, sino también de noche. Y resaltar detalles que el arquitecto busca que lo miren con más detenimiento para producir emociones. La arquitectura, si no te emociona, pues no te dice nada. El arquitecto es un artista racional. No podemos hacer locuras o lo que nos venga en gana. Siempre hay un espacio, hay un terreno”.
Agurto habla con autoridad.