Harry Chávez: “Busco valorar lo que sostiene el trabajo artístico”
En la galería John Harriman del Centro Cultural Británico, se presenta, hasta el 15 de diciembre, la exposición Todos los tiempos del artista peruano Harry Chávez. Con la curaduría de Félix Lossio, Todos los tiempos es, en esencia, una antología de la obra de Chávez desde el 2002 y, tras lo visto, se trata de una muestra consagratoria de una poética que ha sabido ser personal y a la vez colectiva. Es decir, coherente en sus coordenadas. Nada mal para estos tiempos en que los cambies de tendencias o perspectivas, están a la orden del día.
Técnica textil, sueños, imaginación y chamanismo, entre otros factores, son los temas que signan los cauces de esta antología dividida en tres ejes temáticos: “Gestión del caos”, “Geometría textil” e “Iconografía de todos los tiempos”.
Consultado al respecto por La República, Chávez señala que en esta muestra que “hay un hilo que enlaza todas las obras en su heterogeneidad: una vocación implícita en el conjunto de obra que va por negar la visualidad y la iconografía local, que nos identifica, pero lo que hay detrás de ella también, como su mística que está contenida y guardada en el arte que hemos ejecutado desde el principio de los tiempos hasta la actualidad. La exposición obedece a una necesidad de mostrar este trabajo, especialmente, a los más jóvenes que no lo conocían”.
Chávez precisa que nunca se sintió identificado con la pintura occidental que enseñaron en la academia. Por eso, “fui explorando otras posibilidades plásticas y encontré que el lenguaje propio no era el que venía de estas enseñanzas, sino que me sentía más identificado con otros referentes que recibo cuando estoy, por ejemplo, en el transporte público, en el centro de Lima, en el mercado, cuando veo las artesanías, el arte popular que puede estar en la casa o en las casas, o que están también en las publicidades, o en las mujeres que venden sus telas por las calles”, subraya el artista sobre las influencias que sostienen sus indagaciones en el imaginario andino y amazónico.
Mientras se recorre Todos los tiempos, el espectador es testigo de las técnicas empleadas por Chávez y la explosión cromática que suscitan. Fijémonos en la textilería lúdica, en las referencias a la ayahuasca y a la religiosidad andina. Hay, pues, una perspectiva de panorama: mirar de lejos para apreciar mejor.
“Quiero saber qué hay detrás de todas esas manifestaciones”, enfatiza Chávez. Y añade: “He querido jugar con el nombre de la exposición, claro, son todos los tiempos por los que ha atravesado mi trabajo, pero también son los tiempos históricos y humanos de nuestra civilización. Busco valorar lo que sostiene el trabajo artístico, como qué hay detrás de esa pieza prehispánica del museo”.
Todos los tiempos, sin caer en demagogias, es una muestra más del buen momento de las artes plásticas en Perú pese al nulo apoyo estatal que reciben sus artistas. Del mismo modo, es un anuncio (más) de un sano relevo generacional que se viene dando y que no se resalta (por falta de crítica que dé cuenta de esa evidencia). Sano, principalmente, porque hay calidad. Las lícitas campañas de posicionamiento tienen una base sólida. Chávez no es ajeno a esa realidad:
“Hay muy buenas exposiciones y grandes artistas, y me siento parte de ellos. Lo que sí me gustaría es que estas exposiciones también puedan llegar al interior del país y viceversa”.