Los libros peruanos del 2024
Ningún recuento literario tiene el poder de contentar a todos. Un recuento literario, es, en especial, una selección y en esta coordenada se puede acertar, como fallar. En este sentido, lo que se leerá a continuación es una selección de lo que consideramos lo más sólido en novela, cuento, poesía y no ficción en el 2024, que, viéndolo en frío, mediante sumas y restas, nos deja la impresión de que ha sido un buen año literario. No están todos los libros que a uno le gustaría (no he podido leer como se debía las publicaciones de las últimas semanas, la mayoría de ellas valiosas tras una primera revisión (que no es igual a leer), pero a las que les dedicaremos el tiempo y el espacio que merecen). El problema de la literatura peruana no es otro que mala repartición de la torta del reconocimiento.
Poesía
Nuestra tradición poética es una de las más sólidas del mundo y en agosto pasado, partió el gran poeta Carlos Germán Belli a los 96 años. Aún hay tiempo para rendirle el homenaje que realmente merece el autor de Oh hada cibernética (1961). Por otro lado, el tránsito poético arrancó con Víctor Coral, cuyo poemario Aparejos para exhumar la poesía, ganó la decimotercera edición del Concurso Nacional de Poesía de la Asociación Peruano Japonesa. Esta misma institución también publicó Umetsu, bello libro de Juan de la Fuente Umetsu. Miguel Ildefonso hizo lo propio, vía Vagón Azul Editores, con Somnium (Poemas inéditos 1990 – 2009) y Jorge Frisancho con Ese campo minado (AUB). En cuanto a voces más jóvenes, tenemos a Santiago Vera con Constituciones peruanas (1859-2024) con Taller Editorial La Balanza, Paul Forsyth con Melancolía I (SiempreSiembra), Paloma Yerovi y su debut con Punta Negra (Personaje Secundario), Isla del Gallo (TEB) de Juan Ignacio Chávez, Bus de la energía pura (Apogeo) de Pablo Salazar Calderón, Cielo sobre Succhirca (Colmillo Blanco) de Helio Ramos, y Ana Carolina Quiñonez Salpietro con Hija de vecinos (Intermezzo Tropical). Mención especial para Victoria Guerrero y Todas las poetas peruanas tienen cáncer (Máquina Purísima) y José Carlos Yrigoyen con El libro de Zoe (PS).
Pero lo más atractivo de la poesía peruana de este 2024, lo ofrecieron los poetas del 60 y 70: Mirko Lauer y Chifa de Lambayeque (PS), Jorge Pimentel con Jardín de Uñas (Fondo de Cultura Económica) y Enrique Sánchez Hernani y El vértigo de las luces amarillas (Fondo de Cultura Peruana). Dos títulos a subrayar: Lejos de mí decirles. Poesía reunida 1978 – 2018 (PS) de Mario Montalbetti. Esta es una reedición consultada al autor. Y Entonces (Lluvia Editores) de José Cerna. Descubran a Cerna.
Cerramos esta sección dedicada a la poesía con el centenario del nacimiento de Jorge Eduardo Eielson, el artista peruano más influyente desde mediados de los 90. ¿Por qué no hay una nueva edición de su poesía completa? Este es un pendiente que deja este 2024.
Cuento
No ha sido un año generoso en cuento para los más jóvenes. Años atrás teníamos más títulos de interés. Al punto de que el cuentario más flojo del 2024, es de un (no tan) joven autor. No lo mencionaremos. Aunque sí habría que destacar un puñado de títulos que revelan talento, oficio y cosas que decir: desde la ciencia ficción, Bruno Cueva con Penúltima esencia (Speedwagon), el rescate de la oralidad de Carlos Contreras con Una carta sin Paul McCartney y otros relatos (Caja Negra), Patética felicidad (Editorial La Chimba) de Omar Livano y Cuentos con historia (Edición de Autor) de Luis Plasencia Torres. Y claro, Juan Carlos Cortázar con Un festivo ardor (Animal de Invierno). Para quien escribe, un autor al que se le debe prestar más atención. Igualmente, con Irma del Águila, quien publicó Un cocodrilo duerme la siesta y otros relatos animales (Hipocampo Editores). Leonardo Aguirre presentó un desafiante artefacto literario llamado Elogio del asterisco (Peisa). Aguirre es dueño de una propuesta con personalidad.
Voces mayores dieron cátedra en el terreno de las distancias cortas. Karina Pacheco hizo su cambio de casa editorial con Niños del pájaro azul (Alfaguara). Indiquemos también la edición 37 de la revista Martín, dedicada a su obra. La reedición del primer cuentario de Pilar Dughi (1956 – 2006) no podía pasar desapercibida: La premeditación y el azar (Pesopluma). Siguiendo en la línea de reedición de primeros cuentarios, celebremos la vuelta, a razón de su aniversario 40, de Caballos de medianoche (Tusquets) de Guillermo Niño de Guzmán. Celebremos, además, La cabaña sola (Pájaro de fuego) de Óscar Colchado (1947-2003).
Párrafo aparte merece Fernando Ampuero y Tanta vida yo te di (T). Ampuero no solo derrocha, una vez más, oído y actitud risueña que hallan la complicidad del lector, de igual modo un magisterio. Es decir, su cuentística enseña a escribir, a estructurar un relato y a perfilar personajes creíbles y cercanos. La vitalidad de su obra hace de él el autor más joven de la narrativa peruana de las últimas décadas. Ampuero está en una edad venerable, pero escribe con la intensidad del joven que quiere comerse el mundo. Tanta vida yo te di es el cuentario del 2024.
Ribeyro
La publicación de Invitación al viaje y otros cuentos inéditos (Alfaguara) de Julio Ramón Ribeyro a 30 años de su partida, es el acontecimiento literario del 2024. Este es un libro irregular, pero no importa. Puso a Ribeyro en el lugar que merece y el público estuvo con él. Es una figura que conecta por la horizontalidad de sus personajes, por su escritura diáfana pero densa en sustancia. De los libros que se han escrito sobre su obra, prestemos atención a Fila para la gloria. Convertirse en Julio Ramón Ribeyro (La Siniestra) de Paul Baudry y Los cuentos de Julio Ramón Ribeyro. Catorce textos críticos de la Universidad Ricardo Palma y editado por César Ferreira.
Novela
Este 2024 fue generoso en novelas. María José Caro confirmó su buen momento con Vida animal (Alfaguara), Gabriela Wiener sacó roncha con Atusparia (Literatura Random House), Grecia Cáceres dio un firme paso con El jardín en el desierto (Cocodrilo Editores), Andrea Ortiz de Zevallos y la cuestionadora Madre de Dios (Tusquets), Giacomo Roncagliolo y El fantástico sueño de aniquilar esto (LRH), Charlie Becerra y su apuesta por la literatura de entretenimiento con Aullar las sombras (Revuelta Editores), Carlos Arámbulo y Anticipación (Planeta), Jack Martínez la rompió con Te he seguido (Dendro), Augusto Effio y Nuestros venenos (P), la ambición de Ernesto Escobar Ulloa con Horizonte Tardío (Editorial Comba), Santiago Roncagliolo y El accidente (Seix Barral), Papá Huayco (FCE), la novela sobre Chacalón de Alfredo Villar; Rafael Florez-Estrada y El retrato de la muchacha de Flandes (Mediática) y Juan Morillo Ganoza, futuro narrador mayor, con La rueda de la fortuna (Sinco Editores). Este año, se publicó el libro póstumo de Pedro Novoa (1974 - 2021): la novelita El escapista (Quimérica Editorial). Novoa era un autor con talento y hay que leerlo con objetividad. (Novelas por leer: La lealtad de los caníbales (Anagrama) de Diego Trelles y Minimosca (Candaya) de Gustavo Faverón).
La novela del 2024 es Vocación (P) de Luis Hernán Castañeda. Con una prosa ágil, con personajes dispuestos a reírse de sí mismos, Castañeda ha entregado una novela generacional y, por eso mismo, muy incómoda. Metáfora cruda y festiva de la ambición literaria. Enhorabuena.
Un párrafo aparte para la bella reedición de Todas las sangres (FCE) de José María Arguedas, que este 2024 cumplió 60 años. Obra maestra. Y aplaudamos la edición definitiva de La violencia del tiempo (A) de Miguel Gutiérrez.
No ficción
Aunque este rubro puede ser infinito, saludemos dos libros sobre mujeres peruanas en el marco del bicentenario: Valientes. Mujeres del bicentenario (Lumen) de la periodista Teresina Muñoz-Najar, y Libertadoras de la independencia del Perú. Junín y Ayacucho (Mesa Redonda) de Linda Lema. Del mismo modo subrayemos la importancia de la biografía gráfica Tras la puerta (Lunwerg Editores) de Marisa Godínez, la nueva edición de Paco Yunque (Reservoir Books), la historieta del genial Juan Acevedo; y la luz de sensaciones y sentimientos que depara Tu ausencia ha sido causa para todo esto. Cartas de amor y guerra (Debate) de Charles Walker. Eduardo González Viaña y un libro esperado por sus lectores: sus memorias El poder de la ilusión (UCV), el recomendable Villapapeles (Casa de la Literatura Peruana) de Rossella di Paolo y Mis vicios impunes (T), librazo de G. Niño de Guzmán.
Hemos visto la aparición una serie de libros sobre rock peruano: Rock en El Agustino (Borrador Editores) de Mariano Vargas, aunque el libro va más allá del rock; Sube el volumen. Rock y sociedad 1980 – 2019 (Octógono), con textos de Fabiola Bazo, M. Vargas, Gerardo Silva, Kamilo Riveros, Mauricio Flores y Ernesto Bernilla; y Puedes ser tú. El rock peruano en 50 discos (Reservoir Books) de Raúl Cachay y Francisco Melgar. Sin duda, la historia del rock peruano tiene todos los ingredientes para suscitar debates y mientras más textos al respecto aparezcan, mejor.
Lobos de la estepa (Edición de Autor) de Gian Marco Gutiérrez. Este es un apreciable libro de perfiles, en los que se aborda las figuras de Víctor Humareda, Marco Aurelio Denegri y Pablo Macera. Entre el ensayo y la investigación, Pedro Casusol entregó Ya nadie respeta mis decisiones, la historia poética de María Emilia Cornejo. Extrañamente, la publicación no está generando polémica cuando tiene todos los ingredientes para que eso ocurra.
No solo Desde la hondonada 1. Cartas a François Mujica (1965-1999) (P) de Alfredo Bryce es un documento biográfico valioso y es lo mejor que he leído en no ficción peruana. En sus páginas hay mucho corazón y franqueza. No hay mezquindad, menos pequeñeces de alma. Es un librazo en todo el sentido de la palabra. Como los grandes, Alfredo Bryce entra a la fiesta de las letras a la hora que quiere y se impone como protagonista. Desde la hondonada 1 es el libro literario del 2024. El tiempo, que dicen es el mejor juez, pone las cosas en su lugar. Alfredo Bryce, con obra y amor a la vida, superó los cuestionamientos en silencio. Ver a Bryce así, no solo le hace bien a sus lectores, también a la literatura peruana.