Rubén Blades: “La idea de justicia social no es propiedad de ideologías”
“Gracias, Camacho, esto ha sido como escribir un libro”. Desde el invierno de Nueva York, que esta semana regaló temperaturas bajo cero, Rubén Blades termina esta entrevista con una referencia a su oficio de narrador. Muchos lo creen un simple cantante, o una gran estrella de la salsa, o un actor de series y taquillazos de Hollywood, y todo aquello es verdad, pero Blades es también el cronista de Hispania, el universo que creó para darle hogar a todos los personajes que deambulan en sus canciones.
Y eso de escribir es una cosa que lo acompaña permanentemente. Demoró algunos años en terminar el libro de memorias que Amazon anuncia para septiembre. “Life's Little Surprises” (Las pequeñas sorpresas de la vida) es el título con el tratará de resumir su historia, la de un caribeño de Panamá, como se autodefine. En 2021 ya adelantaba la estructura de este libro, tendrá al menos 10 capítulos, y será un viaje que empezará en la isla caribeña de Santa Lucía, donde nació su abuelo; pasará por Colombia, la tierra de su padre; se detendrá en el New York de los 70, para recordar el despegue de su carrera; y aterrizará en Panamá, el país que no lo quiso como presidente.
“No me había dado cuenta de lo mucho que he escrito”, decía hace cuatro años, cuando veía que el borrador de sus memorias tenía casi 700 páginas, que, con el paso del tiempo, quedarían reducidas a 384. En esa época contaba que no podía avanzar porque le faltaba Anoland, su madre, “la historiadora de la casa”, quien podía ayudarlo a cotejar fechas y datos. Con 76 años, Blades ha hecho caso al consejo que le dio Gabriel García Márquez: “Escribe para que no queden las versiones de otros”. Y Rubén escribe, sin detenerse, para su próximo libro, en el blog en el que opina sobre lo que pasa en el continente, en sus colaboraciones con músicos de todo el mundo.
Paralelamente sigue ofreciendo sus canciones a quienes lo siguen desde hace décadas. El 27 de febrero se presentará en el Estadio Nacional junto a otras estrellas de la salsa. El gran intérprete de Decisiones está a punto de caernos.
Leonardo Padura, su amigo y uno de los escritores que más lo conoce, lo describe así: “Cercano, icónico y espectacular en su sobriedad... tan normal como un maestro de escuela, anónimo y satisfecho”. ¿Es justa esa definición?
Pues yo creo que me describe correctamente, sí. No vivo en la fama, ni de la fama. Mi día a día es muy simple y quien llega a compartirlo conmigo, como Padura lo ha hecho, descubre esa realidad.
El debut en Nueva York y el boicot más grande a su carrera
Al Rubén Blades de los 70-80 lo vieron como un escritor de protesta, sobre todo por temas como Tiburón o la historia del guerrillero Juan González, pero usted dice que hubiera sido mejor que lo definieran como un escritor de propuesta, ¿por qué?
Porque la descripción de "cantor de protesta" llevó a la equivocada premisa de que yo apoyo o apoyaba a dictaduras de izquierda, como Cuba. Y la idea de justicia social no es propiedad de ideologías. La fama que he obtenido me ha permitido ofrecer ideas a través de mis escritos y artículos de opinión, donde procuro plantear la discusión desde un punto racional y práctico y no ideológico.
En los Grammy de 2021 definió el éxito de una manera singular. Dijo: “El éxito sabe a dolor, sudor y esperanza, y muchas veces sabe a mierda”. ¿Sigue pensando así?
Sí, es que todo reconocimiento tiene un antecedente de sacrificio, decepción, espera y duda. Es así.
¿Fue con "Tiburón" que sufrió el boicot más grande de su carrera?
Absolutamente, eso es cierto. Tiburón es una canción de 1982, aplicable en el tiempo a un Putin que invade Ucrania, a un régimen chino que invade al Tíbet, o a una invasión norteamericana como la que sufrió Panamá en 1989. En aquel momento fue interpretada como un ataque a la libertad, a la democracia. Me tildaron de comunista y me sacaron de las estaciones de radio en estados como Florida, por más de una década, y fue prohibida en algunos países bajo dictadura militar.
Hablemos de la salsa y de la idea que usted llevó a los Estados Unidos, ¿por qué una ciudad como Nueva York, angloparlante, que no entendía conceptos arraigados en Latinoamérica como toque de queda o dictadura, sirvió para lanzar una propuesta -la suya- que quería contar las historias de los barrios populares del Caribe y de América del Sur?
A ver, primero le tengo que aclarar que nunca tuve "la idea" de ir a Estados Unidos, eso no fue así. Fui a Miami en 1974, inmediatamente después de graduarme de abogado porque mi familia estaba viviendo allí, exiliada, debido a un problema que mi padre Rubén tuvo con el entonces coronel Manuel Antonio Noriega. Si mi familia no se hubiese ido de Panamá, si Panamá no hubiese tenido una dictadura militar, yo me hubiese quedado allá y no hubiese incursionado como músico y mucho menos como actor. Hubiese sido solamente un abogado.
Ahora vamos a su pregunta. La respondo por partes.
A. La Fania tenía el poder y capacidad para distribuir internacionalmente el producto musical que se producía entonces. La capital del género salsa en ese momento era New York. Willie Colón estaba radicado allí y tenía un concepto panamericano más arraigado y claro que el de muchos de sus contemporáneos musicales. Willie consideró que mis letras eran lo suficientemente interesantes como para apoyarlas con su fama e influencia, cosa que me ayudó muchísimo, lo cual siempre reconoceré y agradeceré.
B. Los barrios populares en todas partes son semejantes. El "barrio" del East Side de Harlem compartía muchas de las realidades, dificultades, esperanzas, problemas y felicidades de barrios latinoamericanos, aunque estuviese físicamente en New York.
c. La ciudad de New York contiene más de 4 millones de latinos, no es exclusivamente "anglo-parlante", allí se hablan idiomas de todo el planeta y están representadas todas las etnias, nacionalidades y culturas del mundo. Por eso, Mississippi nunca se hubiera podido convertir en el lugar de lanzamiento de la salsa, solo podía ser New York, por su composición étnica. El poder e influencia de New York permitió, entre otras cosas, la distribución del producto de su música y su diversidad al mundo entero, el género de salsa incluido.
Sé que la inspiración para la salsa vino de Cuba, de Puerto Rico, del Caribe, pero, ¿hubo algo que aportara el sur del continente, los países que están debajo de la Línea Ecuatorial?
Hay lugares como Cali, Colombia, que son hoy los centros de la salsa, que mantienen al género vivo y vigente. Hace décadas que New York dejé de ser considerada como la meca de la salsa. Colombia y Venezuela han tenido músicos como Fruko y sus tesos, Joe Arroyo, y, actualmente, grupos como la Orquesta Niche, que han dejado su huella en la salsa. En Venezuela están Oscar D’ León, Los Dementes, La Billo’s y muchos otros grupos excelentes, como la orquesta Guaco. Yo sé que tienen que haber más y pido disculpas por no mencionarlos. Y en Suramérica no se puede ignorar al Perú, que hoy es otro centro de apoyo para la salsa, como lo demuestra sin duda este concierto que se aproxima en febrero.
El Perú en Buscando América
El año pasado se cumplieron 40 años del lanzamiento de Buscando América, uno de sus álbumes más importantes. El orgullo peruano no olvida que el único tema no compuesto por usted en ese disco es el de un compatriota: don César Miró, ¿tuvieron una amistad?
Sí, conocí al poeta en uno de mis viajes al Perú y le ofrecí mi aprecio personal, a lo cual él respondió con gran gentileza. La musicalización original de su poema fue hecha por el gran sonero cubano, Virgilio Martí, y primero grabada por él y yo en la banda sonora de mi segunda pelicula, Crossover Dreams. La incluí en Buscando América porque me pareció la más adecuada para complementar el resto de los temas que escribí y que componen el álbum. Es una excelente letra, de un excelente poeta.
¿Puede decirme qué es Hispania?
Es el lugar que ideé para ubicar físicamente a mi producción como compositor. Allí se desarrollan todos los episodios que narran mis canciones. Me evita así el problema de que algunos países se ofendan por lo que digo. Esto ocurre en un lugar que, pese a ser ficticio, guarda una fuerte conexión con la realidad latinoamericana.
En el universo de Hispania hay personajes que entran y salen, como el borracho de “Decisiones”, que provoca una desgracia en otro tema: “Un día especial”. ¿Ocurre lo mismo con otros personajes?
Sí, yo estoy tratando de establecer las conexiones entre mis personajes. Creo que podré contestarle esa pregunta con más propiedad en el futuro.
Una de las sorpresas de Buscando América fue GDBD (Gente despertando bajo dictaduras), un cuento musicalizado, escrito por sugerencia de Gabriel García Márquez. Entiendo que tiene lista su contraparte: Gente despertado bajo democracia. ¿Se parecen ambos escenarios? ¿En gente Despertando bajo democracia también hay sujetos que usan toallas de Disneylandia y guardan sus armas bajo el colchón?
Gente despertando bajo democracia describe la realidad de ciudadanos que no entienden que su falta de civismo crea dictaduras, sátrapas y corrupción política, lo que a su vez destruye la esperanza de la población y origina sus éxodos. El fracaso del resultado electoral del sistema democrático por la falta de civismo conduce a la aparición y apoyo de dictaduras y demagogos.
Blades escribe sobre el continente y sobre “el barrio”, que es su manera de decir que lo popular y lo de a pie está presente en sus temas. ¿Pero quién escribe sobre él? Miles de entrevistas se han aproximado a su historia de vida, pero unos cuantos libros han ido más allá. En Amazon, que al fin y al cabo es como el Google de lo publicado en estos tiempos, destacan tres de esos textos. En “Rubén Blades, cantante de salsa y activista”, de Bárbara Cruz, el panameño cuenta cómo escribe sus canciones, que siempre tienen origen en palabras garabateadas en trozos de papel. En “Vínculos”, el caraqueño Edgar Borges convierte el intercambio de correos electrónicos con Blades en una gran reflexión sobre música y literatura. Y todo explota en “Los rostros de la salsa”, del cubano Leonardo Padura, un volumen que contiene dos entrevistas con el cantante, que ayudan a entender todas sus vocaciones, incluida la de actor.
¿Por qué dice que, si pudiera interpretar a uno de sus personajes, ese sería Adán García?
Porque es el personaje más trágico de todos y, para un actor, esa característica y su complejidad lo hace mucho más interesante.
Hay quienes piensan que es el salsero que más ha influido en las figuras del rock latino, ¿está de acuerdo con eso?
Eso habría que preguntárselo a los roqueros. Pero es verdad que me ha interesado el rock desde muy joven y no sé de ningún salsero que como yo haya grabado con Lou Reed y su grupo, con Steve Van Zandt (la icónica guitarra de The E Street Band de Bruce Springsteen), y escrito con Elvis Costello, y con Bob Dylan. Imagino que será por eso.
En todo caso, los roqueros hispanos no han escatimado elogios para usted. Andrés Calamaro decía: “Blades es como un beatle y Siembra es su Sgt Pepper”.
Qué puedo decir. ¡Gracias Andrés!
¿Ya terminó la canción que empezó con Bob Dylan?
Aún no, porque no encuentro el casete que hicimos esa larga tarde que vino a casa. Solo hallé unas notas y me guiaré por eso, si lo decido.
Padre, abuelo y político
Es un gran compositor y escritor, ¿alguna vez sintió dudas sobre su calidad como intérprete?
Gracias por su elogio. Nunca me pareció que no pudiese cantar con propiedad. Quizá me ayudó que Cheo Feliciano, mi ídolo, tenía el tono de voz que tengo y al cantar sobre él, copiándome, asumí que podría también hacerlo bien por mi cuenta, después. Pero, ojo, interpretar equivale a opinar, decidir cómo expresar lo que la letra y el sentimiento indican. Es todo muy personal y por eso siempre he creído que el mejor cantante es el que le gusta a la persona que escucha.
Su abuela Emma es fundamental en su historia, le enseñó a leer, le enseñó sobre valores como justicia o temas inevitables como la muerte. Usted descubrió en 2015 que era padre y también era abuelo, ¿cómo es su relación con Olivia, su nieta?
Tan buena como puede serla con el hecho de que ella viva lejos de New York. Pero nos mantenemos en contacto. Ella es muy dulce e inteligentísima. Con mi hijo Joseph igual, nos vemos cuando podemos y mantenemos la comunicación por teléfono. Mire, hacemos lo que él me sugirió hace nueve años, cuando todo esto pasó: "Miremos hacia el futuro y no hacia el pasado". Yo los quiero mucho.
Hace unos días descubrí que Gabriel García Márquez, su querido amigo, y Cheo Feliciano, uno de los maestros que lo inspiró, su ídolo, como usted lo llama, murieron el mismo día, el aciago 17 de abril de 2014, ¿qué recuerda de esa fecha?
Fue uno de los peores días de mi vida adulta. Primero, Charlie Castro me llamó desde Puerto Rico, a las cinco de la mañana, para darme la mala noticia de Cheo. Empecé a llorar y mi esposa Luba primero creyó que había muerto mi papá. Fue muy duro. Salí a mis diligencias y cuando regresé en la tarde, Daniel Aisemberg me llamó desde Costa Rica para informarme que Gabo también se había mudado al otro barrio. Fue otro golpe tremendo, perder su amistad y acceso. Fue un día horrible. Escribí una columna sobre eso en mi página web, en el espacio titulado La esquina de Rubén.
“Una vez les dije, por separado: están condenados a mi amistad”. Así se despidió Rubén Blades de los dos íconos que le sirvieron de inspiración: el narrador y el cantante. Así escribió en abril de 2014, en el blog en el que suele hablar sobre sus afectos y de lo que ocurre en Panamá. En su apunte destacó una coincidencia entre sus dos maestros. Nadie en Latinoamérica los llamaba por sus nombres completos, solo eran Gabo y Cheo, y aquello fue suficiente para entrar en el inconsciente popular de un continente. “Eso es haberle llegado al pueblo. Qué mejor reconocimiento a su trayectoria que el de ser reconocidos por sus apodos (…) La muerte nos impone su condena, la de sus ausencias físicas, pero no podrá jamás obligarnos a olvidarlos, o a dejar de celebrarlos, y es allí donde la parca pierde”, dijo, con profunda tristeza, el hombre que perdió en un mismo día a sus dos modelos.
¿Es verdad que entró a la política por un reportero impertinente que le preguntaba si quería postular a la presidencia de Panamá?
Se me hizo esa pregunta en una rueda de prensa para promover una presentación musical y el que me interpeló lo hizo burlonamente. El subtexto suyo fue: "¿Un músico, presidente?", como si el arte fuese un impedimento para optar por el servicio público. Por eso respondí: "¿Por qué no"? Y los medios hicieron el resto: "Rubén Blades quiere ser presidente". Mi participación en la política (en 1993 fundó el partido Papa Egoró y postuló a la presidencia de Panamá en 1994) fue un acto de defensa propia, por un lado, y por el otro la necesidad de resolver la contradicción de escribir canciones como Pablo Pueblo y debido a eso recibir beneficios económicos que me hicieron después vivir mejor que ese personaje. La solución a los problemas de América no se va a resolver con teletones, ni canciones. O los enfrentamos democrática y cívicamente, por la vía del sufragio, o por la vía armada. Yo opté por el proceso electoral.
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¿Cuál es el principal problema de Panamá hoy? ¿sus líos internos o las matonerías de Donald Trump?
La falta de civismo que permite la hegemonía y control de partidos y políticos corruptos. Trump es algo temporal, y no podemos culparlo por la apatía ciudadana en Latinoamérica. Culpar a otros y no vernos en el espejo de nuestra irresponsabilidad nos impide avanzar en la dirección adecuada. Por otro lado, el triunfo de 20 diputados independientes en nuestra elección del pasado mayo, en Panamá, es significativo y esperanzador. Sigo siendo optimista porque sé que la irresponsabilidad es algo reversible, si nos lo proponemos. Eso me indica que el cambio es posible, por imposible que parezca.
¿Volverá a Panamá? ¿Terminará por crear ese club en el que espera concretar su retiro?
Precisamente estamos en el proceso inicial, mi esposa y yo, para residir permanentemente una parte del año en Panamá. Ella desea a crear una escuela de artes y yo quisiera tener un lugar que sirva como club de música, teatro y lugar de presentaciones, conversaciones y conferencias. ¡Ya lo veremos!