Dinamarca confirma su hegemonía en el balonmano mundial
Dinamarca se proclamó campeona del mundo de balonmano por cuarta ocasión consecutiva después de imponerse en la final a Croacia (32-26), este domingo en Oslo, seis meses después de haber conquistado el oro olímpico en París.
Los daneses, que conquistaron su primer título mundial en 2019, ganaron los nueve partidos que disputaron en esta edición.
Dinamarca había logrado ya un tercer título mundial consecutivo inédito hace dos años en Estocolomo. Este domingo situó la barra un poco más alta para confirmar su dominación mundial, similar a la de Francia a mediados de la década de 2000 y en el decenio siguiente.
Las estrellas Mikkel Hansen y Niklas Landin se retiraron después del oro en París-2024, pero el equipo dirigido desde 2017 por Nikolaj Jacobsen voló en el Mundial, ganando todos sus partidos por una media increíble de 11,4 goles.
Croacia, que ganó a Francia (31-28) en semifinales, estuvo lejos de lograr su segundo título mundial, tras el que consiguió en 2003. Perdía por cuatro goles al descanso, seis en el minuto 35.
A pesar de su resistencia en la segunda mitad, no pudo hacer mucho más que Alemania (40-30 en la segunda vuelta), Brasil (33-21 en cuartos) y Portugal (40-27 en semifinales).
Todos estos equipos fueron arrollados por el colectivo danés, intratable en defensa, perfecto en ataque, gracias a su director de juego, Simon Pytlick, con tres goles y tres pases decisivos este domingo.
Otras de sus claves, el portero del Barcelona Emil Nielsen, 13 paradas el domingo y un 38% de acierto, 43% en el total del torneo, y sobre todo Mathias Gidsel, lateral derecho con un brazo izquierdo poderososo y piernas de fuego, que mantiene su estatus de mejor jugador del mundo, premio que logró en 2023. Consiguió 10 goles -en 11 tiros- y 4 pases decisivos.
En el torneo Gidsel logró 74 goles, 8,2 de media por partido y sin tirar los penales para finalizar como mejor jugador.
Demasiados argumentos para el resto de selecciones.
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