Una brigada de limpieza protege a los ciervos de la basura de los turistas en un parque de Japón
Mientras los ciervos persiguen a los turistas en un parque de Nara, antigua capital medieval de Japón, un sigiloso equipo de activistas patrulla los senderos de piedra para recoger la basura que amenaza la salud de los animales.
Esta antigua ciudad es uno de los principales destinos en Japón que está alcanzando números récord de visitantes. Pero como en la cercana ciudad de Kioto, donde se ha acusado a los turistas de acosar a las geishas, este flujo masivo de personas también está generando algunos problemas.
Los turistas solo pueden alimentar a los ciervos con unas galletas saladas de arroz vendidas en Nara, pero los animales cada vez comen más basura esparcida por este parque repleto de templos.
"Más y más gente se deshace de los restos de su comida o de los envoltorios en el parque", afirma a la AFP Nobuyuki Yamazaki, de la Fundación para la Preservación de los Ciervos de Nara.
"Los productos de plástico se acumulan en los estómagos de los ciervos durante un largo periodo, conduciendo a su muerte por debilidad", advierte este experto.
Algunos activistas han retirado incluso restos de residuos plásticos de los esqueletos de los ciervos de Nara.
Armados con guantes, pinzas y palas recogedoras, la patrulla que recoge la basura del parque lucha contra este fenómeno.
El equipo, bautizado "Hermoso Ciervo", está formado en su mayor parte por personas con discapacidad y lleva años colaborando con Yamazaki.
Media docena de trabajadores patrullan el parque con sus chaquetas verdes fluorescentes, impávidos ante las hordas de turistas que acuden a ver a los animales.
Para muchos de estos activistas, "la idea de que están contribuyendo a la sociedad está en el centro de su motivación", dice el supervisor Masahito Kawanishi.
- Sin basureros -
Unos 1.300 ciervos silvestres rondan el parque que ha sido su hogar desde el siglo VIII y, según cuenta la leyenda, actúan como enviados divinos de un santuario sintoísta.
Atraído en parte por la debilidad del yen, 36,8 millones de visitantes extranjeros llegaron el año pasado a Japón, un récord que el gobierno quiere llevar a 60 millones anuales para 2030.
Pero los residentes y autoridades en zonas turísticas, como Kioto y las localidades vecinas del majestuoso monte Fuji, se quejan cada vez más de las aglomeraciones, las violaciones de tránsito y el mal comportamiento de algunos turistas.
El parque de Nara no es la excepción, en especial en lo que se refiere a la basura.
El parque no tiene basureros, una política adoptada hace unos 40 años para evitar que los ciervos se acerquen en busca de alimento.
En su lugar piden a los visitantes llevar su basura a casa, un hábito común en Japón que no siempre es compartido por los foráneos, según Yamazaki.
"Tal vez sea difícil esperar que el parque permanezca libre de basureros para siempre", comentó.
Pensando en las diferencias culturales, las autoridades de Nara prueban basureros de alta tecnología a batería solar cerca del parque, un proyecto de 20 millones de yenes (129.000 dólares).
Los depósitos de basura pueden comprimir automáticamente la basura y exhiben la leyenda: "Salven a los ciervos de Nara de los desechos plásticos".
Los basureros públicos son escasos en Japón, algunos creen que fueron removidos tras el mortal ataque de 1995 con gas sarín en una estación de metro.
Gawel Golecki, un polaco de 40 años que visita Japón con frecuencia, dijo a la AFP tras afirmar que ahora lleva se lleva su basura.
"Es un poco extraño para nosotros", admitió. En Europa "siempre hay donde tirarla".
El turista francés Arnaud Bielecki, de 56 años, considera que es "una pena que los ciervos se coman el plástico tirado por los visitantes" y que se debe apoyar al escuadrón Hermoso Ciervo.
"Me alegra que exista un programa como este", expresó.
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