Rember Yahuarcani: “A este gobierno y a este Congreso no les interesa la cultura indígena”
Rember Yahuarcani trabaja mucho. Cuando La República va a la reunión pactada en su taller, se encuentra dando los últimos toques a su participación en ARCOmadrid (del miércoles 5 a este domingo 9 de marzo), una de las ferias de arte más importantes del mundo, que en esta edición tiene un foco puesto en la Amazonía, y en la cual nuestro artista confirma, una vez más, su posicionamiento como uno de los más sólidos artistas que tenemos. En dicho evento, presentará, vía Crisis Galería, la serie de dibujos y pinturas Kuere. Origen del conocimiento. Quienes siguen su trayectoria, saben que lo suyo es producto no solo del esfuerzo, sino también de una coherencia discursiva con la que ha protegido su poética de tendencias y modas. Sobre este aspecto fundamental en la obra de cualquier artista y otros tópicos de interés, La República conversa con Rember Yahuarcani.
-¿Sientes que vienes atravesando un buen momento?
-No me fijo mucho en eso. Me fijo en otras cosas, por ejemplo, en la responsabilidad de transmitir. Esa sí es una preocupación latente, diaria, continua. Hay una pregunta que siempre se me aparece: ¿cómo se sentirían mis ancestros o mis abuelos de las cosas que uno está haciendo, si este activismo o esta pintura, que ha tenido una serie de transformaciones en los últimos años, es el reflejo de su pensamiento más genuino? Ese es el cuestionamiento, el fantasma que me sigue en estos momentos porque el tiempo cambia muy rápido. Nos guste o no, los artistas indígenas están influenciados por muchísimas cosas, por el mercado, por la academia, por las tendencias o por la moda. Entonces, mi preocupación es seguir manteniendo ese pensamiento, esa voz genuina de mis ancestros. Y no hablo de mis abuelos consanguíneos, sino de mis ancestros de hace más de 100 años.
-En 2022, en la exposición colectiva NUIO: volver a los orígenes, señalaste lo siguiente en el texto curatorial: la muestra “inaugura una nueva corriente artística en el Perú, que hemos llamado Arte Indígena Contemporáneo… Creemos que es importante, en el momento actual, romper con esos paternalismos coloniales impuestos por las estéticas dominantes respecto al mundo indígena…”.
-El trabajo curatorial que empecé en el año 2020 todavía continúa, o sea, ahorita, el 12 de junio, estamos inaugurando la muestra de Nereida López y Santiago, mis padres, en el Centro de Bellas Artes de Madrid. Es la primera individual o bipersonal de ellos en el extranjero. La curaduría la hago con la curadora brasileña Isabella Lenz. Paralelamente al trabajo de curador, está la posición activista, muchísimo más fuerte que antes, con las ideas muchísimo más claras, por ejemplo, sobre estos nuevos poderes hegemónicos que van apareciendo y que van transformándose, camuflándose en el Perú y, especialmente, en los territorios indígenas.
-Del 2022 a la fecha, ¿qué diferencias hay?
-En este momento, para mí son muchísimo más visibles las diferencias entre lo indígena y lo no indígena, ¿no?, por más que muchos curadores o pensadores o artistas intenten camuflarlo o ponerle un mismo discurso.
-¿Puedes especificar lo de poderes hegemónicos?
-Cuando uno ve la historia indígena, uno ve que nosotros siempre hemos tenido patrones, empezando por lo del caucho, después del caucho vinieron los patrones de las pieles, después los patrones de la madera, después los patrones de la academia, como los científicos sociales, después vinieron los antropólogos, ya no de la academia, sino del arte contemporáneo, como los curadores. Entonces, uno de esos poderes hegemónicos que yo he logrado explicar durante estos últimos dos años, desde esa curaduría del 2022 que citaste, es, por ejemplo, lo siguiente: todos los booms que han aparecido en los territorios indígenas, han generado una migración hacia las ciudades amazónicas, mayormente de europeos o de norteamericanos. Entonces, esta migración que ha habido ahí, de estas personas que han tomado el poder de estos espacios, tanto en el comercio, la educación, las comunicaciones y más, han tenido hijos en estos espacios, en estas ciudades, como Iquitos, Pucallpa, Manaos. Respecto a eso, hago una alerta: tenemos en estos momentos un nuevo estrato social que son los amazónicos, que son los hijos de los extranjeros que se han asentado en la Amazonía y que a lo largo del último siglo han construido una narrativa que se ha convertido en la voz autorizada de todos los que viven en la Amazonía, tengamos en cuenta que la Amazonía es también una diversidad. Ellos han construido una narrativa a partir de los privilegios que tienen, como una educación de calidad e influencia en la política, las artes y la academia. En mi primer lugar, es difícil notar esta narrativa, porque se ha construido en más de un siglo y es difícil deconstruirla porque los matices no están claros para la mayoría de artistas indígenas.
-Para que ello exista, es que debe haber un circuito.
-Tanto en las artes, la academia y el empresariado, se han construido espacios de poder donde tienen una gran influencia.
-¿Te refieres a un sentido “proteccionista” del arte indígena?
-Yo diría mas un sentido de utilización. Hay varios perfiles. Está el paternalista y otro de visibilización combinado con la utilización. Por ejemplo, si hablamos del empresariado amazónico, hace como dos años ellos estaban impulsando una ley para poder declarar los territorios de los PIACI (pueblos indígenas en situación de aislamiento voluntario y contacto inicial) como espacios que deberían ser explotados, no por el empresariado limeño ni peruano, sino por el empresariado amazónico, o sea, por este nuevo grupo de poder nacido y consolidado en las ciudades amazónicas. Así como este empresariado tiene estas ideas de explotación de los territorios indígenas, así también ha ido pasando en la literatura, el arte y la política. Todos se han alimentado de los territorios indígenas. Ha habido procesos más violentos que otros, como lo del caucho, también otros de visibilización o colaboración, pero el gran perdedor en este proceso siempre ha sido el indígena porque sigue estando en el extremo sin tener influencia en la política, la economía, la academia y sin tener un proceso político natural de autorrepresentación.
-Tus detractores dirán que la cultura indígena viene siendo visibilizada desde hace mucho tiempo.
-No es visibilización. La palabra visibilización cae en un círculo vicioso. Es la utilización del arte indígena para seguir manteniendo los espacios de poder que nuestros abuelos les han otorgado a partir del conocimiento de nuestros ancestros.
-Bien puedes estar dedicado exclusivamente a tu trabajo, ¿qué te impulsa a seguir en a labor curatorial, en donde ves las obras de otros colegas?
-A mí, lo que me ha sorprendido en este periodo de trabajo curatorial y de activismo, es que las personas más cercanas al mundo indígena son las que más cuidan sus espacios de poder y las que más ponen trabas a los procesos de autorrepresentación del indígena. El indígena va a ser aceptado en estos grupos vinculados a la Amazonía siempre y cuando su discurso esté alineado con el de ellos y me refiero a científicos sociales, a curadores, pero si no estás alineado con ciertos discursos, te vuelves incómodo porque estas cuestionando sus espacios de poder e influencia.
-Todo esto que dices te ha traído muchos problemas.
-Muchísimos. Se me ha calificado de ser muy dogmático con el mundo indígena, cuando lo cierto es que soy muy celoso con el conocimiento de mis ancestros, en protegerlo y transmitir lo que nosotros como familia consideramos que podemos transmitir. El arte indígena está en peligro. Miremos las leyes que dicta el Congreso en relación a los indígenas, todas tienen la intención de borrar su legado cultural. A este gobierno y a este Congreso no les interesa la cultura indígena.