Messi: cuando la cantidad es calidad

La única versión que nos falta por conocer de Messi es el retiro, el futbol entenderá la verdadera dimensión de este futbolista el día que deje de jugarlo. Será como retirar a varios equipos: al de Guardiola, Xavi e Iniesta; al de Luis Enrique; al del dominio casi paternal sobre el Real Madrid; al de las Champions, las Ligas, las Copas y los Mundiales de Clubes; al llamado mejor equipo del mundo y para algunos, de la historia; al Barça, que sin Messi, tendrá que volverse a fundar.

Pocos deportistas han influido tanto en la historia de un equipo: Brady con los Patriotas, Jordan con los Bulls, Ruth con los Yanquis y alguno más. Los deportes de conjunto alcanzan su máxima expresión cuando un equipo interpreta el juego a partir de una revolución, pero esos equipos que han conseguido mejorarlo, siempre encuentran un jugador que los define.

Messi provoca que veamos al Barça como un equipo extraordinario cuando no juega, y como un equipo inolvidable cuando está en el campo: es una institución dentro de otra. Por fortuna, para ellos, lleva jugando casi todos los partidos y torneos desde el día que debutó.

Su calidad solo es comparable a la constancia con la que alinea: 724 partidos para un jugador de su categoría, es una cifra difícil de encontrar. La única fórmula para entenderlo es dividir trofeos entre partidos: Messi gana un título cada 22 partidos. La estadística, única en su género, explica mejor que ninguna la relación entre cantidad y calidad.

Esta noche en el Bernabéu, Messi jugará su cuadragésimo clásico. La semifinal de la Copa el Rey, encadenada a la Jornada 26 de la Liga española el próximo sábado, en el mismo estadio, representan dos títulos más en su carrera.

Cuando Messi olfatea estas noches se complica detenerlo. Su reloj biológico está sincronizado con la época decisiva de la temporada, mientras la mayoría experimenta en estas fechas una sensible baja de rendimiento, él encuentra la chispa que enciende al Barça: en 72 horas puede dejar a su club a las puertas de otro doblete, casi nada, tomando en cuenta que el rival, es el equipo al que más ha enfrentado en toda su carrera. Esto, para el Bernabéu, lejos de ser una pesadilla, con el tiempo, será un honor.