Nueve rostros de la violencia
Este miércoles a las 7:00 pm será presentado Rostros de la agresión. Aproximaciones a la diversidad de la violencia, libro colectivo publicado a finales de 2018 por la Ibero Torreón. Los comentarios correrán a cargo de la maestra Eiko Gavaldón, la doctora Laura Orellana y quien esto escribe, y la sede será la Galería de Arte Moderno del Teatro Martínez, Galeana esquina con Matamoros, en Torreón. La entrada será libre.
En su presentación señala que reflexionar sobre la violencia es tan importante como acotarla y mitigarla, y acaso aspirar al ideal inalcanzable de desterrarla por completo al menos en aquellos ámbitos en los que se manifiesta con mayor brutalidad, como ocurre en los cinturones azotados por la pobreza extrema o en el inframundo del narcotráfico. Pero insistamos: la violencia asume infinitas caras y se cuela por cualquier resquicio de la vida, de suerte que no debemos pasar por alto el permanente análisis de sus motivaciones, sus estragos y su posible erradicación.
En Rostros de la agresión se han conjuntado nueve calas a este fenómeno desde el mismo número de ángulos. Roberto Giacomán Gidi, Claudia Guerrero Sepúlveda, María del Socorro Hernández Manzano, Jaime Muñoz Vargas, Laura Elena Parra López, María Guadalupe Puente Muruato, Claudia Rivera Marín, Andrés Rosales Valdés y Zaide Seáñez Martínez, cada uno desde el espacio de su saber, emprenden ensayos cuyo propósito conjunto es enfatizar la certeza de que la violencia está, con mayor o menor visibilidad, según sea el caso, enraizada en todos los pliegues de la realidad, incluso allí donde menos se le supone actuante y lesiva.
Así entonces, los abordajes discurren por el acoso en el espacio universitario, la subvaloración del trabajo comúnmente llamado doméstico, la violencia sutil contra la mujer en el campo laboral, la evolución de la crueldad en las microhistorias del corrido mexicano, el suicidio como falsa y terrible escapatoria, la agresión implícita en la falta de oportunidades para los jóvenes, el dolor propiciado por ambientes laborales tóxicos, la responsabilidad social de las empresas en términos de justicia social y las posibilidades del trabajo como garante de mejoría para los jóvenes en desventaja.